sábado, 23 de abril de 2016

Filosofía de tocador y Los de arriba

“FILOSOFÍA DE TOCADOR”

Sería difícil empezar a criticar el mundo sin hacer una presentación de la crítica. Hemos venido acá a diatribar y a abrirles los ojos, a la fuerza si es necesario, a los que miran. Deberá constar en nuestro estudio que la advertencia es clara, como los anarquistas españoles no hemos venido a construir, hemos venido a destruir, que construyan los que queden en pie, pero les garantizamos que si la construcción no es sólida o se basa en el engaño, aquí seguiremos. Eso quiere decir que aquí vamos a seguir, puesto que nadie que esté en los círculos estrechos del poder, querrá basar su mandato en la paz o en la verdad… éstas no dan ganancias; pero los que estén en esos círculos estrechos del poder también saben que no se escaparán de los pensadores, de los filósofos y de los rebeldes.

“LOS DE ARRIBA”

Ahora si, la pegamos con el gran genio urbanista, llamado el mejor alcalde de Medellín, se regó a hacer cosas por el pueblo, por la paz y por el papá, removió la ciudad hasta sus cimientos, cerró todas las vías en el mismo momento para que sus contratistas mostraran de nuevo lo que ya se demostró con el Transmilenio y el Megabus. Si construimos un sistema de transporte que ayude a atravesar la ciudad con poco dinero y sin tanta contaminación, pero para ello cerramos una calle y dejamos vía peatonal y de ciclismo, hemos reducido las vías de tal modo que la solución se convierte en problema. Ahí tienen a Bogotá y a Pereira de ejemplos. Se habló de no contaminar tanto, pero las calles quedaron tan absurdas como el trabajo. Piense como salir de la universidad de Antioquia sin infringir las normas de tránsito, le toca darle la vuelta a la ciudad por dentro para luego dársela por fuera y así no ofuscar a los guardas de tránsito. Eso sí, con su correspondiente gasto de combustible y consecuencias ambientales de esas que hablan ahora, dizque que empeoran –qué digo, mejoran- el calentamiento global. Ahora si quieren ver la calidad del trabajo diríjanse a la esquina sur este del jardín botánico para que vean la belleza de terminación, digna de un ingeniero civil y los sistemas romboidales en perfecto desnivel desde sus cimientos. O vayan a mirar las obras ya terminadas un día que esté lloviendo o luego de un aguacero para que vean como los niveles de estos contratistas son de burbuja fija. Todos los charcos en las esquinas junto con la basura y las rejillas de desagüe… al otro lado de la duna.
Sigamos, vaya pues al jardín Botánico, un parqueadero para cuatro parques y si se le pasa la entrada tiene que dar la “vuelta a la manzana” y señora “manzana” pero no venga usted de la autopista norte y trate de llegar a Aranjuez o Santa cruz o comuna cuatro para que vea las peripecias que tiene que atravesar en pro del urbanismo. Fíjese en el megapuente de la plaza minorista, una belleza, ¿y será que por allá cabe el transmilenio paisa? Si es un peatonal lo van a desquitar cobrando a los peatones que no lo usen, tenga cuidado pues.

Ahora si usted está contento con el cambio porque ya pueden venir los reyes de España y ver todo tan bien puestecito, péguese una subidita cuadra arriba de cualquiera de las vías urbanizadas y piense si ahí están invertidos sus impuestos, ¡qué verracos tan mal invertidos!

Como viandante pienso que con una sola acera tenemos, aunque ahora no nos cuidaremos de los carros sino solamente de las bicicletas, aunque ya no podamos arrimarnos al centro sino en los medios impuestos por los de arriba, estamos orgullosos de tener una calle tan linda aunque no haya suficiente para educación, ni para salud, y aunque no haya trabajo para poder pagar las idas al parque norte y al explora ni comida de puertas para adentro ¡arriba los paisas!

Ah y me faltaba de los de arriba, que resultan ser los de abajo, que les colocaron una súper biblioteca donada por los reyes y que costó un infierno de plata. La empotraron allí, en medio de la pobreza, a manera de escarnio: "Miren, pobres lo que nunca se podrán gastar ustedes, ni usar. España les devuelve un poco de lo que les robó, aunque no les sirva sino para recordarlo" Bonito así. No falta el imbécil que dice de la ingeniería que usaron para ponerla allí y del platal que se gastaron y lo bella que queda en esa loma.