Ya le queda muy claro a la manada que si no están en manada se los puede comer el tigre o el oso y el rebaño social humano ha puesto de manifiesto lo importante que es para él vivir en sociedad y disfrutar de la compañía de otros humanos en reuniones donde se siente protegido y donde los nexos que alimenta pueden alivianarle una plétora de dolores socioclínicos y que de paso le resuelve un montón de problemas psiquiátricos porque encuentra a quien contarle de sus problemas y de sus añoranzas sin necesidad de contar con psicólogos o analistas de turno. ─caso para el cual los solitarios o los apáticos con problemas mentales buscan hoy día a los matasanos del cerebro─. Yo recuerdo cuando era niño cómo me encantaba ir a la "fiesta de navidad" que programaba la empresa donde laboraba mi padre y el niño tiene derecho a fascinarse y a esperar con ansias y hasta tener esperanzas porque en su cerebro aún no hay estructura para enfrentarse a ellos; veo con resquemor los adultos que aún hoy, se emocionan porque viene alguna festividad religiosa o patria, e incluso cuando se avecina la fecha otorgada por el gobierno para celebrar el "día del X" que para todos hay alguno. No me desalienta tener que repetir que no quiero ser invitado ni obligado por modelos disciplinarios o penales a participar en tales acrobacias sociales. En alguna parte expresé mi deseo de no ser convocado a entierros o fiestas de cumpleaños que se extiende a sepelios y homenajes a terceros y propios y si hay que agregarle a eso las fiestas patrias y religiosas por no entenderse que la generalización es para todos los marranos. Pues, queden agregadas. En las empresas, y yo soy un obrero más, proponen asaditos y reuniones de cumpleaños para cada cierto tiempo, encuentros de colegas, bebetas de calle y hasta jornadas pedagógicas. Todo eso se enmarca en una convivencia pacífica y en la supuesta sana convivencia y demostración de bienestar social. Cabe el caso que las personas que no se divierten entre pares padezcan algún tipo de trastorno de la personalidad o tiendan a ser sociópatas o psicópatas funcionales pero a punto de estallar, e incluso se habla de la relajación del stress y de las necesidades del ser humano de compartir en manada. Pare de contar ¿cómo les explico que esas fiestecitas tan dediparadas y tan esbozadas nunca me han llamado la atención? Yo, en serio, no encuentro que hablar con un tipo que lleva dos horas soplando un fogón para ganarse el almuerzo y las jugaditas a las monedas, al arroyuelo o al cara y sello como las pierde y paga o "chocolatinazos" de los profesores me parecen terriblemente deprimentes. Sea jugada a botellas de cerveza ─que les recuerdo son para niñas─ o al caramelo en sí. Seamos precisos que no encuentro que hablar con la mayoría de los profesores que no sea de sus problemas personales o de sus "grandes logros" como docentes o de las últimas novelas que se están poniendo en el ojo, porque de libros no habla ninguno, ni de ciencia o de reparación de víctimas. Como aparte poético me interesa un pito y tres adarmes contarles los míos. Para acabar de ajustar la "banda sonora" de los profesores está lejos de la mía y es probable que la mía esté muy abajo, pero rancheras, guascas, corridos, vallenatos, pop, dance, house, trans, pasillos, valses y hasta reggaeton me dan mareos. Sí, es mi música de fondo o no es ninguna, tal cual los sociópatas, pero el espacio donde impongo mi selección es mi casa y allí no permito que Abel se exprese. Tan claro como tenerles que aguantar la cantaleta de su paupérrimo dios que hace tanto por la comunidad, pero que les tiene a prueba o que terminan agradeciéndole hasta lo que no hace por ellos. Misa de entrada, agradecimientos al dios de los judíos, al dios de los ateos y al dios de los caníbales... yo no tengo deudas con los dioses, nada les agradezco, ni creo merecer tener que escuchar los lamentos de los demás y no es que me considere superior a los otros humanos, hasta una hormiga o un virus es mejor que yo, pero no por eso los nombro, en nombre de mi humildad, dioses. Es de humanos sentirse inferiores, pero los tales experimentos donde un ser abandonado a su suerte termina por adorar o buscar un ser superior no están claros de ninguna manera. Es sabido que todo ignorante necesita de un dios para explicarse lo que no entiende de otra forma. Gracias por invitarme al homenaje, gracias por invitarme a la reunión, al asado, al agasajo, a la presentación y hasta al bar de la esquina pero, con afecto, con muchísimo afecto, declino la invitación.
PS: Fui puesto en el banquillo y se me acusó de apatía con mis compañeros de trabajo. Expuse que nada tengo que decir a religiosos, fans de fútbol, apostadores de patio, chismosos de pasillo o creyentes del terraplanismo y la numerología. Un balde de agua fría.