domingo, 27 de mayo de 2018

Fe en la coyunda

Se me vinieron las elecciones encima y no alcance a echar una despotricada contra tanto energúmeno -dice acá del que vota y del que es votado- capaz de pegarse un viaje al lugar de votación para entregar por unos pesos, un tamal, o un almuerzo y una camiseta, la promesa del voto para alguno de los candidatos y capaces de mentirle descaradamente -los otros- a un pueblo amnésico que olvida las terribles decepciones que se lleva cada cuatro años y por demás, lleno de problemas y con un dejo de esperanza que aún lo impulsa a creer. ¿puedo preguntar cual de los partidos no compra votos? Todos y a ojos vistos lo hacen. Una mirada a los centros de votaciones y se podrán dar cuenta de las personas encargadas de pagar y seguro podrán entrevistarse con ellos y hasta recibir su parte. A mí me preguntan si ya sé quien puede ganar y lo más probable es que gane la desigualdad, la injusticia, el robo, la ambición, el nepotismo, el escándalo, la concesión, las ruletas de contratación, el soborno, la barbarie,  el cohecho, la intemperancia, el desasosiego, los elefantes blancos, el 4 por mil, la ley 100, el IVA de 21%, la impunidad, el aumento de edad de jubilación, el cierre de EPS's, la creación de nuevos vertederos económicos como lo han sido SOAT's, revisiones técnico mecánicas, cascos, chalecos con letras, cámaras de foto multas, días sin carro, pico y placas y demás. Ganará el mínimo minimizado y la salud extraviada, ganará el apoyo a las familias dueñas del país -y ellos $erán grandes sustentadores de la democracia- y a la protección de sus empresas en detrimento de sus trabajadores sin festivos, sin dominicales y sin horas nocturnas ni extras. Los Ardila Lülle, los Restrepo Santamaría, los Santo Domingo, el sindicato antioqueño, el grupo EPM, los Santos, los Uribes, los Pastranas serán hoy y por siempre los detentores de la victoria, gane quien gane. A decir verdad si se comparan las propuestas de los candidatos, ninguno es demasiado cruel al hacerlas y siempre se habla del beneficio a la población, se habla de salir adelante, de "mejorar" de evitar la corrupción, de renovar el país, de educarlo, de darle salud de "ya es hora", de halagar algún grupo poderoso de la economía del país. Así, si se halaga a los profesores, FECODE no ordena, sino que "propone" un candidato que nos hará bien y desvirtúa a todos los otros. Si es al grupo obrero, el primero que prometa reajustes salariales y prebendas, las centrales obreras entraran en "gestión" y "recomendarán" el voto por tal o cual y aquello de pensar, nada. Si se quiere que las mujeres voten, bástese citar uno o dos puntos defendiendo la independencia femenina, la calidad de "macho del hogar" y su papel preponderante en los destinos de la nación como incubadora de la nueva juventud, así ésta esté sin padre visible y con las miserables condiciones, de prestaciones de salud y educación, sin contar con los terribles cánones de arrendamiento, el alza inmoderada en los transportes y la pésima distribución de los recursos. Los medios -del poder- se encargarán de ensalzar al candidato correcto y desvirtuar cualquier opositor. La Geheime staatspolizei estará lista para responder a las necesidades del partido, en donde pueda ocurrir una catástrofe contra la democracia de los señores, que ya son dueños del país. Hay cinco candidatos, pero si me preguntan a mí y sin ánimo de llamar a las cosas por su nombre, lejos están de la presidencia el que se cree matemático y el que se debió ganar el Nobel de la paz, e incluso el sabio militante de la izquierda. Si existe una segunda vuelta -este país y sus dueños esincapaz de ahorrarse esos dineritos- llegarán allí los dos restantes y como con la visión de la espada del augurio, puedo ver al más joven en el solio de Bolívar y además traicionando a su amigo del bosito, porque ese ya está demasiado untado. Lo que podemos ver es muy sencillo y depende de la cantidad de corruptos que el paisa célebre ha protegido bajo su capa. Nuestro actual presidente estuvo bajo esa capa de inmunidad y ese halo de impenitencia y nuestro pueblo, bajo en grasa por asuntos económicos, libre de gluten por necesidades celiacas y contaminado completamente por falsos días de gloria, aún recuerda las pírricas victorias de aquel prócer idealista y allí le ensalza y es en eso que me baso para dar tal pronóstico. Funesto será de todas maneras aquel que se arrebuje en el pabellón nacional para dirigir las riendas del país. Algunos hablan de votar por "el menos malo" y así pintan al negociador de la paz como el mejor camino. Yo no puedo hablar muy bien de ninguno de ellos, no es mi sino ese de ensalzar, yo disparo, yo acuso, yo pecador y por lo mismo sólo puedo terminar diciendo que hoy, el pueblo, se encamina, como reses al embudo, para escoger a su próximo verdugo.

PS: Para soliviar el dolor anal que puedan tener luego de estas contiendas hípicas, para no darles más que el título de caballos -tanto votantes como votados- y no de onagros, no se apuren que el mundial tapa cualquier síntoma y es un anestésico poderoso "arriba Rusia 2018".

PS 2: Sé que unos se pintaron canas para verse más adultos y responsables -ya se sabe lo loca que es la juventud- pero eso es una irresponsabilidad en sí misma.

PS 3: No dudo que las redes sociales se encargaron de ser gran difusora de miedos contra unos y falacias contra otros, eso explica muy bien el caso Cambridge Analytica o por lo menos nos da luces de lo ocurrido.

PS 4: En términos generales y repitiendo un sabio eslogan de hace unos años, me importa un partido conservador colombiano, un partido de la u, un partido liberal colombiano y un partido verde. Les queda de tarea.

lunes, 14 de mayo de 2018

A las cosas por su nombre

Esta defensa ante una palabrota se le ocurre a una persona sensata: "hay que llamar a las cosas por su nombre" y con ello defiende la populista línea de pensamiento que le dice culo al trasero y chimba al órgano sexual femenino; gonorrea a la persona que le cayó mal y pirobo al marica o al de gustos sexuales diferentes. Otros se defienden diciendo que "así lo dice todo el mundo" y "el paisa lo dice de esa manera". Permítanme diferir de sus eminencias lingüísticas y plantearles lo siguiente: La vulgaridad, como dice Amy Tang, es una de las circunvoluciones cerebrales del cerebro masculino y en general, los hombres creen -dudo que piensen- que tales palabrotas les hace más machos. Bueno, lo que ella decía era: "La afición por los términos malsonantes forma parte de la base cromosómica del cerebro masculino" y para rematar la defensa, la tradición no es excusa sino del más solemne retrasado mental. Yo no tengo problemas, digan todas las palabrotas que quieran y si quieren le enseño más: culo, chimba, malparido, gonorrea, hijueputa, pirobo, carechimba, güevón, güevas, careculo, cagón, comemierda y todas las combinaciones posibles; pero no me vengan con el cuento de que  a las cosas por su nombre. Espere que se levante una niña y le diga: "Profesor tengo que ir al baño a cagar y a limpiarme un chorrero de sangre podrida que me está saliendo de la chimba" o Así: " vea hermano tengo una cagada atrancada desde hace tres días, he hecho tanta fuerza que el culo se me salió y no me aguanto el hijueputa dolor" o Tengo una cagada así como agua de arroz y me sale tanta y tantas veces que ya tengo el culo pelao y la ropa toda empegotada con mierda" . Más sencillo, el doctor diciéndole a las cosas por su nombre: "No señor eso es un supositorio para que se lo meta por el culo" o "tranquila señora, ocurre en todo embarazo, usted abre sus piernas hasta que la chimba se le dilate como para que pase la cabeza de ese guevoncito que se dejó meter", vaya dígale a la conquista "venga yo le meto el chimbo por el culo", "dame esa chimba" o "mamame la verga". Creo que a las cosas se les puede decir por su nombre, adelante: llamemos ladrones a los políticos y esclavistas a los imperios, a los profesores babysitters, a los negros abortos de simio y a los blancos, pocaluces, paliduchos y leucémicos. A nuestros jefes, policías y lameculos del poder; al tendero hijueputa atracador y usurero malparido y ni que decir al policía, al guarda de tránsito y al vigilante... De seguro así son y así podemos dirigirnos a ellos y no se enojarán por principios similares a los esgrimidos en el título, "por su nombre" y a la mejor no incurriremos en conflicto y maltrato, pero, ¿les cuento el problema? casi ninguno o ninguno. Todos nos acostumbramos a hablar y a entender las cosas por su nombre y santo remedio. Lástima que se pierdan todos esos bellos insultos y palabras tan hermosas del español por reducir un lenguaje ya precario en los adolescentes a otro aún más pobre y viciado. Hágame la cuenta de las palabras que usan los jóvenes educandos de hoy en día y le garantizo que se sorprenderán de ver, aparte de lo mal que escriben -válido escribir mal por gusto, no por ignorancia- que su vocabulario se inscribe en las palabras arriba mencionadas y le pueden sumar "melo" "que chimba" "nito" "que gonorrea" e "hijueputa" o "jueputa", lástima que tengamos que olvidar: Alcornoque, alfeñique, atarbán, bellaco, belitre cafre, cenutrio, donnadie, energúmeno, escolimoso, estulto, fantoche, faquín, ganapán, gandúl, gañán, gaznápiro, gorrumino, lechuguino, mangurrían, mequetrefe, palurdo, patán, pazguato, pelmazo, pelele, petimetre, piltrafa, zángano, zarrapastroso y zascandil porque no son los nombres de nada que ustedes conozcan y lástima que un profesor de español se disculpe con esas líneas. ¿Qué puede pedirle un profesor a sus alumnos, si ya les dijo que a las cosas se les dice por su nombre el día que, sin querer, se le escapó el madrazo? Yo puedo decirles que el uso del lenguaje no puede resumirse a los insultos y que buscando en un diccionario de sinónimos encontraremos bellezas inconmensurables para el uso cotidiano y que a mayor cantidad de palabras usadas y aprendidas, mayor facilidad del cerebro en funcionar en tareas cotidianas. Que, en general, la gente no requiere tanta información por su nombre, por lo menos yo no: "voy al baño" "haré del dos" o "voy a descomer" son más que suficientes; que la alusión continua a palabras de grueso calibre -malsonantes- se llama coprolalia y se considera un problema psicológico y social como parte del síndrome de Tourette y que el uso descontrolado de tales palabrotas deriva en un ingsoc, apabullante por lo nimio, decretado por el partido para mantener a un pueblo en la más sumisa ignorancia. Es falso -como también cierto- que gritar un insulto ayude a sanar más rápido un martillazo, que la liberación de tensión se logre por el grito, no incluye la palabra en sí "la ciencia del hijueputazo" es un tema ya tratado en estos insermus y me aburre la enconada repetición, búsquenla si les interesa. No puedo más que cerrar estas líneas con el dolor en el alma por saber que los que son incapaces de moldearse a sí mismos, emplean las disculpas más sosas y vanas como lo son la lengua y la tradición para escudar su incapacidad de cambiar su manera de pensar y actuar. Creo, finalmente, que cada cuál aprende y reproduce las palabras que el entorno le enseña. Nuestros padres, hermanos y amigos contribuyen a nuestro uso del lenguaje y eso revela el entorno en que crecimos. Yo me crié entre viciosos y sicarios, mis padres no fueron modelo de lenguaje, ni de lectura, pero el rebelarme contra lo que se me quiere imponer y dominar mi lenguaje no es síntoma de reducción, por el contrario, es síntoma de aprendizaje y grandeza -"tout à fait au contraire mon ami"- tratar de reducirlo a "por su nombre" es, de por sí incorrecto, ya que al culo se  le puede llamar trasero, ano, recto, nalga, final de espalda, anca, calipigia, posadera, asentadera, cola, ilíaco, glúteo. Pero le tengo una más bella y refinada, que no podrá aprender si sigue llamando a las cosas "por su nombre": tafanario.

PS: Es probable que se me acuse de gazmoñería por no emplear términos de ese tipo en mi lenguaje, pero no se trata de si se usan o no, si no de como se usan o de si son muletilla en algunos. Me consta que es una dificultad de muchos no controlar su lenguaje o no conocer términos diferentes para expresarlos. Durante una clase pregunté: ¿"dónde podemos golpear a una persona para sacarla de combate de un sólo golpe?" "En la güevas" fue la respuesta. "Hombre no -le dije yo- en las gonadas, en los testiculos, en las partes íntimas, en la masculinidad, en el monte de venus, en el amor venerís vel dulcedo peleteur, en el mons pubis -habrá quien me discuta que esa parte no se corresponde anatomicamente con la misma parte de un hombre- en la sínfisis púbica si quiere o en las joyas de la familia, en el escroto..." Me interrumpió "yo no sé usted profesor yo lo golpeo en las guevas".

PS 2: No sólo las palabras malsonantes vienen en "las cosas por su nombre" y toca aceptar haiga, aya, boñuelo, boje, habemos, apreta, acobijarse, accido, exena, dentrar, sigasen, tualla, picsa, fuertísimo guevon y gueso que también son el nombre que el vulgo le da a las cosas.

PS3: No sé si puedo hablar de un lenguaje vulgar y uno especial o refinado. El lenguaje vulgar de ninguna manera es culto, justamente porque no se lo ha propuesto o porque no se le ha exigido o porque "las cosas se llaman por su nombre" o porque "así decía mi apa". Lo que si es claro, es que un lenguaje culto, no requiere la malsonancia, como la hemos tratado acá porque posee el poder de la sinonimia y la facilidad de aplicación, que da, justamente, la cultura, en la parte que se refiere a leer y a estudiar.

PS 4: No existen las palabras prohibidas, pero si las infamantes y las insensatas. Las palabras vulgares son infamantes y desagradables, puede que no en la reunión de cerdos o en la convención de rock, pero si en la enseñanza y en la charla culta o pseudoculta de la que soy partidario.