Qué se muera alguien no suma ni resta un ápice al estertor del mundo, es más, puede que los muertos imputados al gobierno argentino en los 70's y 80's valgan una completa mierda. Las 300.000 personas desaparecidas que dejó el tsunami de 2005 y los qué ¿50 millones de muertos de la segunda guerra mundial? Seguro que la muerte es un proceso de equilibrio absoluto como le aprendí a Ira Levine o el anonimato cósmico del que hablaba el marqués de Sade. Cualquier otra explicación de la vida después de la muerte, de cielos engorrosos imposibles y de eternidades fingidas me suena a puro miedo a desaparecer por completo o resignaciones tontas para morirse sin mucho complejo. La verdad es que a mí no se me ha muerto un hijo o alguien muy cercano. Seguramente sufriré por ellos o a la mejor ni no y les respondo como Xenofontes cuando le anunciaron la muerte de su hijo: "ya sabía yo que le había engendrado mortal". Sí, el dolor por la muerte de un otro no es más que una empatía por la muerte de un ser cercano o un uno mismo que se sabe mortal. Miedo a desaparecer por completo y sentirse vulnerable por saberse cerca de esa que ya tiene un nombre y hasta una imagen que guardar. Reconozco que no es lo mismo que se muera el papá de fulanito que el mío, la mamá de peranito que la mía y así por el estilo, aunque yo a los muertos no les guardo ningún respeto. Sí, que se acabe cualquier banda, al final se forman y desaparecen unos cuantos cientos de bandas y agrupaciones al mes, pero ¿Qué se acabe la mía? obvio no. ¿Qué me saquen de una banda que formé yo? No seas pendejo. El asunto es que ambas cosas pasan y toca es generar el duelo por lo que sea. La muerte de la mujer con la que he compartido mi vida o la hija de mis amores, sangre de mi sangre o la desaparición de la mujer que me alimentó y me educó. Hasta ahí llego yo. ¿Mi madre me educó con esmero y prolijidad? Lo dudo, éramos seis vástagos para decir que mi madre tenía tiempo para alguno en especial o que desarrollé un lazo muy profundo con ella o con mi padre. Decir todas esas cosas bellas de los parientes es puro romanticismo y falta de datos que al final sólo hemos tenido un padre y una madre y desconocemos la experiencia pura de los otros. Ha de ser por eso que ese otro venal que hay por enfrente mío dice: mi familia es única, mi padre es único, mi madre es maravillosa. En fin, la gente es tan estúpida que prefiero dispararme en la cabeza que hablar con ellos. Hasta un profesor que resuelve ecuaciones diferenciales y ejercicios de geometría avanzada busca envolverme en sus cuestiones y jurar que los extraterrestres nos dieron todos los inventos que tenemos hoy. Yo le fui categórico para que supiera que conmigo no cuenta: No existen pruebas de alienígenas u ovnis aceptadas por la ciencia actual ¿En que basa usted sus apuntes? y su respuesta fue tan estúpida y tan de creyente, un simple comentario como el que jura que los perros son tan especiales que se mueren porque su amo se va de casa o se muere y ellos se mueren con ellos. Casos habrá donde el perro, menos inteligente que el delfín, muera de tristeza cuando ni siquiera hay seres humanos en cuyas actas de defunción rece tal motivo. ¿Se puede morir de tristeza? ¿De aburrimiento? ¿De pena moral? Tráigame un certificado de defunción donde rece eso y el que se muere soy yo pero de la rabia de escuchar tanta estupidez sumada a un decir hipócrita de un otro que no entiende su yo. ¿Los peces nadan felices? ¿La familia de atunes asiste al sepelio de sus hermanas que se subieron al barco o lloran por ellas? ¿La vaca sufre de melancolía por que el ordeñador habitual no vino a masajearle las tetas? Pobrecitos los que piensan que el cocodrilo llora por que está triste, ignorantes todos que le dan a los animales atributos que se quisieran para ellos. Esos son los que creen en extraterrestres y en teorías de conspiración, los que no necesitan una prueba de nada y solamente es porque lo dijo un otro que no tiene idea de lo que dice. "Un perro murió de tristeza". "Un elefante rinde homenaje a su antepasado oliscando los huesos". "Una señora murió de amor"... Las momias de extraterrestres están de moda y, tranquilos, la imbecilidad nunca pasa de moda. No existen pruebas de extraterrestres válidas, como no hay una mísera prueba de la existencia del alma o de algún dios benefactor o de un demonio maligno y por eso todo aquel que llega con la balada de la muerte, con el plañiderismo de turno y con el comentario infundado por que salió en Forbes o en Times y a veces hasta en las crónicas de El Espacio no tiene más que un chisme sin fundamento. No se dejen llevar de cosas que no pueden ser demostradas y si alguien las impone que las demuestre, que las compruebe: A ver: Deme las referencias de las revistas científicas donde salió eso. Muéstreme las pruebas alternas de pares realizando la misma comprobación. Fotografías, documentos audiovisuales constatados por expertos. Si me va a decir que los dinosaurios existen porque los vio en Jurassic Park y esa película la grabó gente sería, usted no ha pasado de ser un neonato infeliz que desperdiga infamias que le contaron otros a los que se las contaron otros. Vi un fantasma no es prueba de fantasma y dios está en la naturaleza no es prueba de dios. Y si alguno existe, es deber de quien lo sustenta el probarlo. Es mi problema si creo o no sin pruebas fehacientes. El alma no ha sido comprobada y no quiere decir que no contemos con la instrumentación adecuada para hacerlo. Simplemente no existe. El deber de los hijos para con los padres, nuestro deber con los amigos o cercanos es una situación de moral, no hay ley que me obligue con ello. A los muertos no les debo nada.
domingo, 14 de abril de 2024
domingo, 7 de abril de 2024
Amén Satanás
Lo que es la vida de la semana santa en Medellín yo la he vivido y hasta he participado en ella. Nunca se me ha ocurrido viajar al país del nacimiento o a la sede principal del cristianismo en Italia para vivir tan magno evento que hace el recuento de lo ocurrido al Jesús de Nazareth durante los días que sucedieron a su arresto, muerte y supuesta resurrección. Vamos que acá nos enteramos que eso dice la biblia y los evangelios. No he ido a ver a al señor caído de Girardota, ni al milagroso de Buga Colombia, ni la catedral de sal de Chiquinquirá, ni siquiera he tenido ganas de ir, pero sé de muchos que sufrirían de mambos místicos si visitaran tales monumentos y hasta jurarían que se sintieron espiritualmente tranquilos y hasta que se curaron de quien sabe cuantas cosas de las que nunca sufrieron. Un hombre, considerado un revolucionario, es apresado por ir contra la ley hebrea, a según cuentas por trabajar en Sabbath y hacer milagros de cuarta y quinta, como lavar roñosos y jurar que eran leprosos, quitarle las legañas a dormidos y jurar que les había devuelto la vista, levantar catalépticos de sus tumbas y repartir panes y peces como asalariado en Colombia que le alcanzó para una multitud apreciable. Puede ser que alguna compañía cervecera estuviera involucrada en aquello, que un tipo haciendo vino a la zoca colodra les daba no sólo mala espina sino competencia desleal. El caso es que cuenta la leyenda que el hombre fue apresado, castigado, latigueado, coronado con espinas y crucificado. Alanceado, vapuleado, escupido y apedreado. Luego de tres días, sale de su tumba y asciende a encontrarse con su padre que es un enredo incestuoso de los mil carajos y que no viene al caso hoy en nuestra historia. Fíjate, fíjate, fíjate. Pruebas lo que es pruebas no hay, sólo chismorreo y supuestos manuscritos que avalan estas historias místicas. Mil setecientos años después estoy yo viendo en la televisión nacional la transmisión desde la basílica de San Pedro de un viaje de pelados con gorro en cúspide cantando en italiano y rezando y alabando vasijas de plata y bendiciendo aceites de diferentes manufacturas que uno era para los catecúmenos ─para mí siempre ha sido un insulto esta palabreja─ para los pobres y para no sé que otra sarta de pendejos. Hombres maduros ─apuesto que un viaje de pederastas, ladrones, avaros y asesinos intelectuales─ cifran sus esperanzas en ritos ridículos de trazado de cruces en el aire y gestos que asumen les devolverán la paz que ellos tienen pero que la comunidad no. El pobre pueblo creyente se santigua, va a las iglesias, paga sus diezmos y lo que obtiene ─nada─ lo asume como un gran regalo divino. ¿Obtienen paz? Sea. No soy creyente para juzgarles sus conciencias. Pero eso de que paran guerras, huracanes, tempestades, sanan gente o salvan almas está en entredicho y en contra posición con la experimentación simple y llana. Resumo. Vi una transmisión por televisión nacional, sin querer, donde hombres adultos ruegan a sus dioses con ritos extravagantes donde el oro y la plata y las vestimentas juegan un papel importante y recordé ritos chibchas de adoración, la danza de la lluvia, la danza de las cosechas, el quemado de incienso, la ofrenda de alimentos, la muerte de corderos o palomas, el sacrificio humano para aplacar dioses o llamar su atención. No fue más. Humanos que aún ven dioses donde sólo hay naturaleza presente y pretenden con riegos y oraciones sanar lo que tiene remedio claro. Hay una especie de sensación de impotencia, una risita sarcástica que puede ser de dolor y un golpe de pecho por tanto pobre imbécil alienado que hay en el mundo.
PS: Recuerdo un querido amigo que cada que lo invitaban a visitar al señor caído de Girardota decía "No se ha podido parar ese HP."
PS 2: Por favor no me malentiendan. Intelectuales no por sus conocimientos y lecturas que no pasan de la biblia y el listado de los libros prohibidos por ellos mismos. No, cuando digo asesinos intelectuales me refiero a que ellos han elucubrado los planes para acabar con millones de seres humanos, bástese Santa Inquisición y lo que hoy sea, como la congregación para la doctrina de la fe y el index librorum prohibitorum.
PS 3: Claro que yo participé en los ritos cristianos, siendo joven casi era llevado a ellos y sobre ellos reflexioné e hice experimentos que me llevaron a la conclusión vaga de que no hay dioses omnipotentes, omnisapientes, omnipresentes y todobondadosos. Muy temprano en mi vida abracé la religión del maligno, más por ofender a tanto católico que por una fe verdadera que me llevó a la misma conclusión: ni dioses ni demonios. Los pobres niños humanos son sometidos a las creencias de los adultos y deben ser fuertes para negarlas todas. El día de hoy todo rito sólo me causa lástima, asombro y molestias.