domingo, 11 de agosto de 2024

Democracia

 Hace un viaje de días que no le pongo atención a las noticias porque estoy harto de exactamente lo mismo. Ese rato va como para tres años. Queden en apuros que me enteré que el presidente Petro declaró día cívico el lunes que jugaba la selección, supongo la de Colombia; Tal día cívico tenía la condición de que ganase o perdiese la copa que se estaba jugando, habría tal, que ni siquiera sabía que había una copa en juego, aunque los vestiditos de colores y los mares amarillos ya me advertían que se avecinaba un huracán. A poco también me enteré que el otro emperador, el de Antioquia, decretó que por el bien de los estudiantes y del orden social no aceptaba tal día y que de malas, todos al trabajo. ¿Cual democracia? puras peleas de gallos demostrando cual manda más como le da la gana, que seguro ha de ser porque "tenemos bandos políticos diferentes" y no por qué la gente lo necesite o se haga algo productivo. Las estadísticas vencieron en el juego y el que debía ganar ganó y los demás que venían desde hace días con la cantaleta de una victoria se fueron con las patas lavadas o se quedaron porque no sé dónde fue la contienda futbolística que lavó los pecados del mundo. El domingo pasado sin querer me enteré que había elecciones en Venezuela, el hermano país según muchos, pero que esas comparativas estúpidas de hermandad le cuadran bien al que viste el perro con el traje de la selección colombia o el de su gusto sin preguntarle si el perro le va al real purina o al atlético carnevaca y a mí eso de hermanos no me cuadra, ni de vecino. El país que está al nororiente de la capital de Colombia. Si me hubiera enterado de tan magno evento seguro este insermo llevaba unos meses de haber sido escrito porque sabíamos cómo habrían de terminar las elecciones en "el país hermano" con la victoria rotunda y celebrada del chavismo, del bolivarianismo y del madurismo que tantas cosas ha hecho por el país y el continente. Qué importa que la consulta popular a ojos vistos esté descontenta, las urnas prueban lo contrario, que importa que la gente aulle en las calles por la desfachatez del gobierno que ahora implica a la oposición en cuanta ola de destrucción se presente; que importa que el pueblo grite que no quieren al presidente y que desean un cambio. La democracia ha hablado y ésta se impone a la fuerza y por la fuerza habla el reelegido presidente desde su palacio de flores donde llueve maná, contra los yankis, contra el apoderado de Space, contra el dueño de X, contra los presidentes que han osado hablar de dictadura o de engaño en la CNE, como si en sus países no existiera tal cosa. ¿Fue evidente el robo en Venezuela? Desde hace 50 años la corrupción y la falta de previsión, la concentración en un solo tipo de riqueza y la confianza en las explotaciones, junto con la nacionalización de empresas y la desigualdad social son evidentes en el país de al lado. La farsa electoral llevada a cabo, legitima la democracia y lo increíble es la desfachatez, el descaro de quienes representan tal democracia para inculpar a la oposición y para demostrarle al pueblo con plomo y metralla que ellos, sin quererlo, han votado de nuevo por el madurismo oscuro, analfabeto y torpe representado en la perita en dulce que es su líder carismático. Un líder que fue elegido por Hugo Chávez con un mensaje de pájaros como la señal que Rómulo vio en el Palatino que le dió el derecho a matar a su hermano Remo, igual Nicolás mata a su pueblo por derecho ornitológico. ¿Democracias latinoamericanas? permítanme la mueca porque ni siquiera es risa. Yo dudo que el cambio de poder sea una mejora, dudo que la corrupción cese e incluso dudo que la desigualdad ceda pero es demente pensar que un mandato más del mismo truhan signifique cambio. ¿Acompaño a esos hermanos venezolanos? Ya dije que no son mis hermanos pero habría de expresarles que para que  exista una mínima posibilidad de cambio, como Jefferson dijera, hay que regar el muñón del árbol de la libertad con sangre de ese tirano. Que digo el muñón, el desierto donde alguna vez estuvo y le podaron, talaron y cercenaron sus raíces, a ver si de pronto resurge un brote de algo que se le parezca a la igualdad y a la libertad.

miércoles, 7 de agosto de 2024

Juegos olímpicos de París 2024

 Ay de mí. Voy a hablar de lo que no sé, como siempre. De las cosas que no me enteré este año, es de los juegos Olímpicos de París. Ya he hablado en múltiples oportunidades del origen de tales juegos, la pequeña guerra, el afán de demostrar poderío en épocas de paz, los gladiadores de la arena. Sabemos también que aquellos que morían en nombre del César ─ave cesar morituri te salutant─ también eran las estrellas del momento, caso de sobrevivir, y, los símbolos sexuales de la sociedad. Ahora ¿Me interesan los juegos olímpicos? No. He perdido el tiempo con infinidad de cosas, pero ver cómo se pasan la pelota, cómo pedalean, cómo se golpean las narices, las caras de felicidad y las derrotas en el podio, la medallería de cada país que demuestra, al parecer, algo de supremacía mundial me tienen sin cuidado. Colombia podría ganar 100 medallas y eso no lo hace un país libre, ni a la vanguardia, ni justo, ni democrático, ni belicista, ni adelantado. Eso sí, no dudo que cada cercanía a la victoria le de pie a los publicistas para embadurnar la excelencia colombiana, el apego, la fuerza y la convicción de quienes no obtuvieron ayuda del estado, pero que el estado les reclama poner en alto el tricolor. Las cadenas nacionales harán eco de sus familias y del esfuerzo para llegar al primer mundo y competir, los gobernantes sacarán el pecho y las familias dueñas del país usarán al muñeco para que salga a decir que Colombia es la putería y que ave maría hermano pues compra claro y luce Tigo. Allá en los podios como en aquel lejano y aciago 1936 no se lucirá el orgullo de ser el mejor en una disciplina sino el orgullo de una bandera y la mejor o peor calidad de una forma de gobierno. Me dicen que Rusia no fue y que Israel estaba allí descaradamente o que el comité olímpico internacional los vetó, no me vale, no me interesan sus pleitos ni sus prioridades, aunque podría decir unas cuantas verdades al respecto, me guardo de ser políticamente correcto para ser aún más incorrecto. Asesinos todo: rusos y ucranianos, árabes, israelíes y palestinos. No me veo agitando la bandera por... ¿Qué se yo? Mariana o Leonel o Teresa para que venzan y demuestren que Colombia es mejor porque esa no es ninguna demostración. El gordo marrano que nunca pudo seguir una dieta es el que habla de estrategia o de lo malo que han hecho y lo que podrían mejorar, La bestia analfabeta propone ser el director técnico que hace falta para que el país sobresalga. El indio le grita al televisor y dice que nada podemos hacer por ganar y se excita con cada medalla que gana la gran potencia que demuestra ser por la medallería adquirida. Aquí cabe el refrán de que aquel que es incapaz se convierte en crítico. Alguna vez dije que Juan Pablo Montoya no podría vencer a ningún conductor de colectivos del Popular y que la selección Argentina no podría contra el equipo de reserva de la cancha "Las Esmeraldas" incluso que el mejor tirador Árabe no vencería al pillo promedio de Aranjuez en puntería, pero la diferencia de oportunidades hacen la diferencia. Allá no están los mejores, allá están los que pudieron, los que se arrodillaron, los que accedieron a los entrenamientos, los elegidos, los que tienen el acceso a la tecnología porque una bicicleta más liviana, un traje que se pega a la piel o unos patines de composites hacen otra diferencia importante con la que no cuentan países en desarrollo ¿Qué me va a proponer a mí, de nuevo, unos juegos olímpicos que no sea recordarme que las guerras civilizadas se llevan al campo de juego y que ganar allí vale diferente en cada país? En Hong Kong tres cuartos de millón de dólares, en Colombia una casa de inversión popular de 32 metros cuadrados en un barrio de invasión y un contrato para publicitar desodorantes, leches o empresas de servicios telefónicos. Tranquilos, en algunos países no pagan nada y en otros les cobran hasta el pasaje de ida y regreso aunque ganen. ¿De dónde saqué los datos? Seguro me los inventé porque a mí lo que me da es un desconsuelo y una rabia de ver tanto bobito pegado del televisor y de los partidos, que saco una cuerda de nylon que llevo en el bolsillo para entretenerme haciendo nudos y sólo me salen dogales de verdugo.

PS: Léase juegos en honor al dios Zeus olímpico, que igual pueden ser las panateneas o las dionisias, las cristiadas o los juegos alámpicos. No me atraen las manifestaciones de agradecimiento a la virgen del Carmen o la semana santa que serían más o menos lo mismo, menos me interesan los juegos olímpicos y sus símbolos de la cadena LGBTI o su antorcha. Poner en alto el tricolor. Lucir los colores de Colombia o pensar que soy algo más porque Lucía Onofre ganó medalla de plata es tan ridículo como pensar que una andanada de pólvora le será agradable a un santo o que correr con un auto de lado a lado es un homenaje. Y, clarito está que ese "ganamos" es una estupidez. Yo me levanto pobre todos los días pero no ridículo.

PS 2: A todo esto ¿Ya pensaron cómo se elige el lugar en que han de realizarse los juegos olímpicos? ¿Por qué no aparecen en la lista  Mogadiscio, Mozambique, Eritrea o Burkina Faso. Paramaribo, Antananarivo, Burundi, Sierra Leona O Colombia? Acertaron, el mínimo de requisitos que pide la COI en estadios y en mordidas y claro, el dinero que se lava por debajo por qué una sede de Juegos olímpicos o de mundial, es golazo en la economía.

PS 3: Olé, Olé, Olé... Arriba las manos... las banderas, las banderas... Al final cada uno hace lo que quiera y se emociona con lo que quiera, yo apenas me respondía una pregunta que les comparto pero vayan tranquilos a gritar que el que no brinque es tombo... yo prefiero hacerme el intelectual con un libro de Harari o una novela de Pasternak y dejar la cajita boba apagada que para oír comentarios me sobran los que alcanzan a llegar a mi monasterio.

PS 4: Sencillito para los más lerdos, los dichosos juegos olímpicos no difieren mucho de "Gol en el campo y paz en la tierra".

sábado, 3 de agosto de 2024

Bobitos creyentes

 Opiniones, opiniones, opiniones... Yo dudo que por lo que he escrito, los tolerantes dioses de los cristianos, de los hinduistas y de los judíos, no me acepten en su cielo. Igual, no quiero su maldito cielo de arrodillados y niños cantores, ángeles de la guarda y santos de barrio. Se es ingenuo al aceptar que lo que un anémico especialista en clickbaits sugiere en un video, una noticia o un comentario es verdad a pies juntillos. Ahora mismo leo "Increíble descubrimiento del JWST", "Lo que captó pone en peligro la humanidad", "Descubierto secreto en el continente helado... lo que vimos fue aterrador"... Suficiente ilustración. Hay que estar desconectado del mundo para creer que las vacas son aerodinámicas y que a 1000 kilómetros por hora planean como un F-35 Lightning. Se necesita desconocer los límites de la ciencia para aceptar las mil máquinas de movimiento perpetuo que aparecen en redes y es necesario ser muy crédulo para creer que la vida eterna y los dioses eternos, padres castigadores y premiadores existen. Un adolescente de 50 años se toma una droga, visita varios científicos y paga una millonada inmensa haciendo los esfuerzos impresionantes para no comer la basura que nosotros comemos si no cosas "especiales" y científicas y llegan los bobitos creyentes a hablar de rejuvenecimiento, de la fórmula científica, de las universidades y las prestigiosas empresas involucradas en tal milagro. Lo que sabe la ciencia sobre la juventud es que no vuelve, pero no faltaron los conquistadores que se tragaron el cuento y la buscaron hasta caer muertos. ¿Cuánto pobre imbécil ha perdido la vida por buscar dicha fuente? Quédeles el cuento del emperador Amarillo que murió de la pócima que le daban para hacerlo inmortal. Volvamos. ¿Es posible hacer mover una máquina perpetuamente? Sí, los sistemas en desequilibrio lo prueban, pero eventualmente se detendrán por innúmeras razones por lo que no, no son máquinas de movimiento perpetuas, además, no es posible extraer aprovechamiento de ella y las leyes de la termodinámica, aunque no lo parezcan, son claras y no es posible tomar energía solar para encender una bombilla y luego retroalimentar ese panel solar con la luz de la bombilla en un ciclo infinito. Tampoco se puede extraer electricidad de una casa para alimentar otra casa y luego enchufarlas en un bucle eterno y no se puede alimentar un generador con la energía de otro generador y que se sostengan solos en el tiempo. Carnot no estaba equivocado. Es claro que lockheed Martin desconoce el principio de la vaca aerodinámica y por eso no ha diseñado un súper bombardero con tal forma. Seguramente los millones de ricos exagerados que pueden levantarse a comprar una Tesla Cybertruck o una Paramount Marauder de 500.000 dólares, no se han enterado que le pueden insuflar juventud a sus millones y pelo a sus calvas. ¿Por qué creemos en tales cosas? Fácil, el deseo de inmortalidad no es nuevo, las ganas de que exista la cura contra la calvicie, y el placer de poseer una lámpara maravillosa no ha dejado de impactar en las mentes del rebaño humano que a duras penas sueña con encontrarse un anillo que le sirva en todos los dedos.

PS: Si a eso le sumamos la ingente cantidad de personas arrastradas al fanatismo de tierra plana, religiones y ovnis, no es tan raro tener otros creyentes de otras tantas "verdades" que se repiten en redes, en plataformas o boca a boca, cuyas pruebas son sólo eso, lo que un avivato publicó cómo MAF, Clickbait o de gancho para convertirse en influencer.