miércoles, 7 de agosto de 2024

Juegos olímpicos de París 2024

 Ay de mí. Voy a hablar de lo que no sé, como siempre. De las cosas que no me enteré este año, es de los juegos Olímpicos de París. Ya he hablado en múltiples oportunidades del origen de tales juegos, la pequeña guerra, el afán de demostrar poderío en épocas de paz, los gladiadores de la arena. Sabemos también que aquellos que morían en nombre del César ─ave cesar morituri te salutant─ también eran las estrellas del momento, caso de sobrevivir, y, los símbolos sexuales de la sociedad. Ahora ¿Me interesan los juegos olímpicos? No. He perdido el tiempo con infinidad de cosas, pero ver cómo se pasan la pelota, cómo pedalean, cómo se golpean las narices, las caras de felicidad y las derrotas en el podio, la medallería de cada país que demuestra, al parecer, algo de supremacía mundial me tienen sin cuidado. Colombia podría ganar 100 medallas y eso no lo hace un país libre, ni a la vanguardia, ni justo, ni democrático, ni belicista, ni adelantado. Eso sí, no dudo que cada cercanía a la victoria le de pie a los publicistas para embadurnar la excelencia colombiana, el apego, la fuerza y la convicción de quienes no obtuvieron ayuda del estado, pero que el estado les reclama poner en alto el tricolor. Las cadenas nacionales harán eco de sus familias y del esfuerzo para llegar al primer mundo y competir, los gobernantes sacarán el pecho y las familias dueñas del país usarán al muñeco para que salga a decir que Colombia es la putería y que ave maría hermano pues compra claro y luce Tigo. Allá en los podios como en aquel lejano y aciago 1936 no se lucirá el orgullo de ser el mejor en una disciplina sino el orgullo de una bandera y la mejor o peor calidad de una forma de gobierno. Me dicen que Rusia no fue y que Israel estaba allí descaradamente o que el comité olímpico internacional los vetó, no me vale, no me interesan sus pleitos ni sus prioridades, aunque podría decir unas cuantas verdades al respecto, me guardo de ser políticamente correcto para ser aún más incorrecto. Asesinos todo: rusos y ucranianos, árabes, israelíes y palestinos. No me veo agitando la bandera por... ¿Qué se yo? Mariana o Leonel o Teresa para que venzan y demuestren que Colombia es mejor porque esa no es ninguna demostración. El gordo marrano que nunca pudo seguir una dieta es el que habla de estrategia o de lo malo que han hecho y lo que podrían mejorar, La bestia analfabeta propone ser el director técnico que hace falta para que el país sobresalga. El indio le grita al televisor y dice que nada podemos hacer por ganar y se excita con cada medalla que gana la gran potencia que demuestra ser por la medallería adquirida. Aquí cabe el refrán de que aquel que es incapaz se convierte en crítico. Alguna vez dije que Juan Pablo Montoya no podría vencer a ningún conductor de colectivos del Popular y que la selección Argentina no podría contra el equipo de reserva de la cancha "Las Esmeraldas" incluso que el mejor tirador Árabe no vencería al pillo promedio de Aranjuez en puntería, pero la diferencia de oportunidades hacen la diferencia. Allá no están los mejores, allá están los que pudieron, los que se arrodillaron, los que accedieron a los entrenamientos, los elegidos, los que tienen el acceso a la tecnología porque una bicicleta más liviana, un traje que se pega a la piel o unos patines de composites hacen otra diferencia importante con la que no cuentan países en desarrollo ¿Qué me va a proponer a mí, de nuevo, unos juegos olímpicos que no sea recordarme que las guerras civilizadas se llevan al campo de juego y que ganar allí vale diferente en cada país? En Hong Kong tres cuartos de millón de dólares, en Colombia una casa de inversión popular de 32 metros cuadrados en un barrio de invasión y un contrato para publicitar desodorantes, leches o empresas de servicios telefónicos. Tranquilos, en algunos países no pagan nada y en otros les cobran hasta el pasaje de ida y regreso aunque ganen. ¿De dónde saqué los datos? Seguro me los inventé porque a mí lo que me da es un desconsuelo y una rabia de ver tanto bobito pegado del televisor y de los partidos, que saco una cuerda de nylon que llevo en el bolsillo para entretenerme haciendo nudos y sólo me salen dogales de verdugo.

PS: Léase juegos en honor al dios Zeus olímpico, que igual pueden ser las panateneas o las dionisias, las cristiadas o los juegos alámpicos. No me atraen las manifestaciones de agradecimiento a la virgen del Carmen o la semana santa que serían más o menos lo mismo, menos me interesan los juegos olímpicos y sus símbolos de la cadena LGBTI o su antorcha. Poner en alto el tricolor. Lucir los colores de Colombia o pensar que soy algo más porque Lucía Onofre ganó medalla de plata es tan ridículo como pensar que una andanada de pólvora le será agradable a un santo o que correr con un auto de lado a lado es un homenaje. Y, clarito está que ese "ganamos" es una estupidez. Yo me levanto pobre todos los días pero no ridículo.

PS 2: A todo esto ¿Ya pensaron cómo se elige el lugar en que han de realizarse los juegos olímpicos? ¿Por qué no aparecen en la lista  Mogadiscio, Mozambique, Eritrea o Burkina Faso. Paramaribo, Antananarivo, Burundi, Sierra Leona O Colombia? Acertaron, el mínimo de requisitos que pide la COI en estadios y en mordidas y claro, el dinero que se lava por debajo por qué una sede de Juegos olímpicos o de mundial, es golazo en la economía.

PS 3: Olé, Olé, Olé... Arriba las manos... las banderas, las banderas... Al final cada uno hace lo que quiera y se emociona con lo que quiera, yo apenas me respondía una pregunta que les comparto pero vayan tranquilos a gritar que el que no brinque es tombo... yo prefiero hacerme el intelectual con un libro de Harari o una novela de Pasternak y dejar la cajita boba apagada que para oír comentarios me sobran los que alcanzan a llegar a mi monasterio.

PS 4: Sencillito para los más lerdos, los dichosos juegos olímpicos no difieren mucho de "Gol en el campo y paz en la tierra".

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