martes, 15 de abril de 2025

El mal generalizado

 Ya a raíz de un artículo de mi amigo David sobre aquella frase de "no es nada personal, son sólo negocios" y de un análisis alrededor de la maldad pura, quise divagar sobre aquellos capaces de hacer daño a sus congéneres y allegados. Creer en la humanidad es un aliciente. Seguro por sí misma habrá de levantarse y de hundirse de nuevo, pero los pobres genéricos, los seres del común, los que pagan impuestos y van al fútbol y la iglesia dominical como un rito, trancados de cerebro por dentro y con la llave perdida les da por creer que la gente es buena per se. La verdad es que mientras un ser humano sea más inteligente es más de temer en cuanto a engaño, aunque engañabobos y mercachifles los hay en toda la gama de la inteligencia. Vaya mire a los curas que supuestamente estudiaron para ser curas, teólogos cuya versión de la ciencia es un libro escrito 300 años después de la muerte de un mago que curaba con pases mágicos y que juraba que era parte de un trío dinámico compuesto por una paloma y un dios. No existen pruebas de ese Jesús histórico y la maraña de mentiras no puede ser corroborada sino por hombres de la misma calaña. Flaco favor nos hizo Constantino erigiendo la religión cristiana en oficial del imperio romano. Igual, esos pederastas estudiosos de San Agustín y de la biblia son, sino malos por naturaleza, ávaros, pedigüeños y ladrones que se ocultan tras iconos y reliquias para enriquecerse y engañarte. En política no hay en quien confiar El senado hunde una reforma que mejoraba para el pueblo y las industrias el impuesto y la adquisición pero aquellos se cansaron de gritar que no era buena, porque no era buena para ellos, que no servía y que disminuía la capacidad de empleo. Los únicos que salían perdiendo allí eran los medianos ricos y ellos la hundieron. Así va la reforma a la salud que pretende mejorar la calidad y disminuir el despilfarro, pero los encargados de la docencia gritan que no es buena porque desprivatiza la salud y médicos, especialistas, instrumentistas y toda la gama de profesionales relacionados, dan un brinco en el suelo porque les quita ganancias. El asesino promedio parece criarse en comunas al igual que el ladronzuelo pero ¿han visto los magnates de las empresas como roban a diestra y siniestra? ¿Sabe cuánto le roban los bancos? Asaltantes de corbata con licencia para endeudar al pueblo y cobrarle 10 veces lo prestado en cómodas cuotas mensuales retiradas por nómina, embargarle y dejarle en la calle. Todo legalizado por el estado. Ahh, el estado que se inventó los impuestos, el quinto del rey por gracia divina y el derecho de pernada por vasallaje. El profesor con pregrado que embauca a sus alumnos con siete mentiras de a peso, que ensalza las virtudes de la patria y el significado de los colores de la bandera, nuestros próceres, el descubrimiento ―divina comedia― la patria boba, la religión, el himno nacional y la riqueza de un estado que está en manos de tres o cuatro familias y hasta la podredumbre de que patria solo hay una y que la belleza de nuestros paisajes es única. Yo no tengo la verdad y es usted libre de ejercer su verdad, el problema es que todos los que están a mi alrededor profesan la misma verdad de dioses castigadores y partidos políticos descoloridos. La misma pasión por la patria y el mismo gusto por mentirillas conspiranoicas que son incapaces de rechazar. Yo no ofrezco una verdad, ofrezco una opción: no creer, analizar, pensar y tratar de ir a contramano de todos estos intelectualoides que propagan la mentira y la perpetúan. Soy apenas un incendiario y encuentro que no hay leña seca. Vuelvo. El tratante de blancas que vende virgos por red o atrae turistas con captación de personal femenino especializado, que vende su país como tierra de Pablo, el bobito que lleva puesta la camisa del capo, la banda social que viene al país persiguiendo la cocaína, el dueño del supermercado de la esquina que emplea a cuatro trabajadores y hasta el vendedor de esquina de ruedas y blones. El que se escuda en que no hay más qué hacer y el que dice que son negocios, todos son humanos que saben que la maldad es más beneficiosa que la bondad o la inacción. El banquero te oculta los intereses y te pinta lo mucho que harás con un préstamo que te enterrará, el sacerdote te habla de que hay que compartir mientras te sensibiliza al diezmo y a la becerría, el maestro te toma por recipiente vacío y te llena de lo que el mismo está lleno. La humanidad es perversa. Tú compañero te estafa con los útiles escolares y les dicen a las chicas: "vengan que no es pa' eso". Existe el mal y está bien repartido y a más educación, más vil y descarado es el robo y al traición.

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