jueves, 19 de septiembre de 2013

Punk informal

De unas décadas para acá se ha venido infiriendo que los gustos musicales representan al sujeto que escucha un género predeterminado, es decir, que la música es una especie de filosofía de vida. El punkero sin botas, o el metalero sin chaqueta de cuero o el rockero sin jeans, el hippy sin su droga psicodélica o el rapero sin sus pantalones ajenos; no es tal escucha. A más, se le confieren una serie de síntomas y gustos, e incluso de tendencias, que, en serio, competen a los de cada clase filosófica. Por obvias razones esas cosas son falsas y aquello de dar por entendida la personalidad de una persona por su gusto musical, no es más que otra trafugada de los medios y del medio al que hemos estado ligados con nuestros ires y venires; En donde se nos obliga a tomar un partido que ahora podemos llamar "el partido de la tribu" -se para los pelos como nosotros, se corta las manos como nosotros, vive triste como nosotros, adora a satán como nosotros, improvisa como nosotros o no pertenece a nosotros- No es más lo que me motivaba hoy a la escritura, de no ser porque algunos llevan crestas resulta imposible definirlos y en verdad, no creo que los señores guascarrileros caminen todavía de ruana y sandalias; ni mucho menos que los seguidores del género tango, se apeloteen un sombrero en la cabeza y anden por ahí con una percanta, dándose de puñaladas por el mundo. Es más sensible el mundo de las ideas, pero es bien complejo saber que hay "bajo algunas cachuchas sudadas en embrutecidas, gaseosay y amorfas masas cerebrales"  (Diría mi querido Gonzalo Arango). Pensar es un ejercicio y algunos creen que la cosa es imponer y llevar un arma para confirmar, o en su defecto un hisopo estilando agua bendita. Pensar es permitir la reproducción del pensamiento para tratar de darle forma y llegar a alguna conclusión o de generar varias dudas más, ningun pensamiento es totalmente acabado y el "yo" sólo embrutece las disertaciones. Pensar es ir un paso más allá que el simple "reproducir", punto donde se quedaron y se quedarán muchos de los títeres de cada generación.
A mí me tocó el punk; nunca me hecho una cresta, ni un tatuaje, ni un agujero para insertar adornos. Pregúntenme si pienso; Eso que digan o dejen de decir de mí, no me preocupa mucho. Ya lo dice el sabio y conocido refrán: al pueblo Punk y circo y no faltará el punk cristiano que se levante con aquello de "El punk nuestro de cada dia dánoslo hoy." Al final, esto es hispunknoamerica, tierra del sagrado corazón de Jesús. Y tampoco faltará un intelectual que revire: "En mente sana punk sano" y otro que diga que "el arte es punktura" o que a raíz de tal o cual causa haremos una "asonada punktural" y el filósofo gritará:  "Sólo se ke punk sé" y un matemático abigarrado dirá que "La raiz cuadrada del punk es punk" y que "Punk por cero es Punk". Yo pienso que "punk a cualquier potencia es punk" y que no necesariamente "pogueo luego existo" y tampoco ando en el dilema "punk o no punk he ahí el pogo". Todo lo anterior al punk es el período prehispunknico y la verdad no me voy a dar de punktazos con nadie por pertenecer o no a una tribu. Eso sí, por la mañana cuando doña Alba me sirve un café, me dice: "Profe quiere pan" y yo le respondo: "Que pena doña Alba, pero a mi no me gusta el pan sino el pank".

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