martes, 2 de diciembre de 2014

De programadoras y productoras de televisión

Me preguntan si la televisión es buena o mala y eso no depende de un estado de ánimo o de una tendencia de gusto o placer de ver un determinado programa; depende de un análisis en cuanto a lo que ofrece la televisión y lo que la masa quiere ver, hacer o le ofrecen las programadoras. Para nadie es un secreto que la televisión ofrece lo que la gente pide o ellos consideran que necesita. Lo que llamamos televisión informativa es un desastre plagado de inconsistencias y pareceres y de lo que dichos informativos quieren que te enteres. El que quiera tener la opinión del pueblo, bástele pasarse por las redes sociales y por los periódicos y noticieros de turno. Los programas de concurso, resultan aberrantes, humillantes y sinceramente tontos. ¿A quien le interesa ver como súper cerebros se burlan de los actos más humanos como recordar o jugar al ajedrez? ¿o cómo se descuartizan en una aventura donde prima la fuerza? ¿Quién quiere saber el precio aproximado de una cosa que nunca es el que te cobran o como suena una orquesta sin los demás instrumentos? El crecimiento de dichos programas se basa en lo que la gente piensa que puede ganar si se inscriben, pasan y vencen. El entretenimiento corporativo de los canales nacionales se basa en novelas y argumentos tan estúpidos, que el drama y el amor y el escarnio y la risa se entremezclan para dar paso a la emotividad humana y mantenerlos en vilo, pegados a la pantalla. Canales de televisión extranjeros buscan agradar con programas científicos y siempre pasan cosas pseudo científicas (fantasmas, ovnis, abducciones...) Es claro que la masa quiere oír de eso sino no serian tan populares. Los canales nacionales te ven las pelotas pasando 15 minutos de propagandas y además anunciarte que "ya vuelve tú programa..." para pasar un par de propagandas más por las que cobra el doble porque la atención de los televidentes está en el máximo esperando su programa. Para remate te acosan con su próxima superproducción, pasando los molestos mensajes superpuestos en la pantalla en una de las esquinas "Faltan cinco horas y tantos minutos para la hora cero de...Agárrate el culo si lo tienes". En otra de las esquinas de la ya empobrecida pantalla te muestran un juego de niños por el que debes llamar y concursar en una parte del programa que transmiten, así que "no te despegues de nuestra pantalla". En la parte inferior pasan mensajes por los que la cadena cobra un porcentaje más iva, según anuncian cada cierto tiempo y por último te dejan el logo de la super programadora que siempre quiere ayudarte a resolver tus problemas y a que seas más inteligente. El compromiso por el cual Colombia es un país de gigantes donde las conversaciones más intelectuales son: "¿Sabes quien se murió?" "Imagínate que en la novela dijeron..." "Como se cayó Jorgito en el desafío 3010" "¿Quien quiere usted que gane? y no falta que hasta en los programas de ciencia te inviten a votar por tú concursante favorito, valor del voto 2500 más iva. La sabiduría popular es ignorancia absoluta de la que el estado promueve para mantener una calma chicha en sus habitantes. No existe una televisión que no se alimente del espacio publicitario y sólo quienes ejercen el poder están en condición de pagar dicha publicidad. No verás publicidad sobre conciertos de punk o de metal subterráneo. Lo demás es, definitivamente, farándula y comercio. Por tanto, apaga esa caja tonta y léete un libro, siempre es mejor la peor novela escrita (líbrense acá de cualquier libro de superación personal) que el programa de televisión de mayor renombre.

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