Es un animal, cordado, cetáceo y mamífero, que a algún imbécil le haya dado por ponerle así a un juego de retos que culmina en un paroxismo suicida no debería afectar la reputación del animal cuya culpa en el asunto es nula. Y, lo que deberíamos pensar es en los nuevos retos de las redes sociales o de las nuevas tecnologías, o en los retos como no, de vivir conectado y recibiendo información para la cual no se está preparado. No hablo de una edad mínima para entrar a la red, hablo de una preparación psicológica y técnica, hablo de la necesidad de saber emplear los recursos y no caer en trampas nimias. Al principio de los años 90's nos enviaban un e-mail con un nombre sugestivo o con una invitación y un impulso social por confirmar una relación o el insuperable instinto voyeurista nos hacía abrirlo y pum, virus; tampoco era raro recibir la ventana emergente de "eres el visitante número un millón y te has ganado un premio" y el que lo abría, zas, virus. Los trucos de aquella porción humana que vive en red tratando de engatusar a la otra porción -nunca es la mitad tratándose de comer a la otra mitad, es una proporción terriblemente injusta como del 3 a 97- son infinitos como la estupidez humana y es a esa preparación a la que me refiero. Si usted, ya un adulto hecho y derecho, cae en esos trucos sucios, permítame decirle que su madurez está en entredicho, por eso la mayoría de las víctimas de tales catecúmenos -siempre me ha parecido un insulto y como tal lo prodigo para referirme a quienes esperan encontrar quien caiga en sus redes- son adolescentes y niños o personas que no han superado la preadolescencia, desde el punto de vista mental. Basta decir que tengo un compañero profesor al que llamaron por celular y le dijeron que se había ganado un premio pero que debía consignar medio millón de pesos para reclamarlo y por los documentos y los impuestos y el hombre -en entredicho lo de hombre- los consignó. Si vemos clara la situación, tiene que ser uno muy inmaduro para seguir algunos retos que plantean en las redes: "Tómese una cucharada de canela" o "haga gárgaras con gasolina" ¿Cuántas personas han sido empujadas a la prostitución o tentadas a exhibirse desnudos o a realizar vídeos o a decir cosas que, realmente no salen precisamente de sus pensamientos? A mí me han llegado chicas. preguntándome que hacer cuando alguien les ofrece dinero o un viaje a otro país sin pedir nada a cambio o que les mandan dinero por ayudar. Y, ay, lo peor es que la moda de hacer grupos en redes sociales con gentes de otros países está en su perigeo -nunca entendí porque bautizar un fenómeno en su máximo exponente con el punto más alejado del sol, yo prefiero hacerlo con el punto más cercano- en el punto más alto en que pueda hallarse, porque la facilidad con que se accede a las redes cada vez aumenta y aquellos maestros de las páginas, a duras penas preguntan si eres menor de edad o no y el joven se siente un hacker espichando la opción "mayor de edad" o falseando su edad para ingresar a una red social, lo cual es de lo más sencillo, finalmente a ellos lo que les interesa son clientes. También hay un problema en entredicho sobre la educación, no se le pueden pedir peras al olmo y, no quiero alarmar con mi estadística, pero si una gran cantidad de educadores, no están familiarizados con los peligros potenciales de las nuevas tecnologías, ¿qué podemos esperar de un altísimo porcentaje de padres? Como ven acá lo importante es la información y la información está en la red, pero como siempre, no todo lo que brilla es oro y toda esa información, sin filtros, son una grandísima mentira, usada por el publicista para obtener "likes" o "me gustas" o "entradas" a las páginas que son las que le darán la papa diaria. ¿Qué información es falsa o cierta en las redes? esa es una pregunta que no se ´puede responder sin un grado de escepticismo, porque al igual que en la vida real - en oposición a la virtual- la mayoría de lo que te dicen es una mentira y los filtros requieren de una especie de proceso científico: identificar las variables, diseñar el experimento, cuidadosa observación y medición y una adecuada interpretación de los resultados. Sin el proceso de decantado, seremos propagadores de mentiras. "Es que yo vi en la red un fantasma", afirmaba el chico y me tocó decirle, pues yo he visto dinosaurios y zombies y eso no quiere decir nada. Aquí parafraseo a Amy Tan: "las reservas de gente crédula en el mundo son fantásticamente inagotables" y súmele, la dignidad de un país creyente y la complicación se hizo máxima, porque como dice la mismísima Tan: "cuántas más creencias tiene la gente, más fácil resulta engañarla". A esto súmele un país en la pobreza, con mentalidad de pillos, que es lo que ha enseñado la sacra y real televisión nacional; los niños piensan que conseguir plata aceptándola de un desconocido es la forma ideal, total, ahí les dejo el trabajo de evitar que una "ballena azul" se aproveche de una ignorancia que un gobierno proclama como ley y, mientras la policía se ocupa de que un adulto no consuma licor en la calle, en la esquina del parque hay una docena de niños conectados a la red wifi pública.
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