domingo, 29 de julio de 2018

Coleccionar

La fuerza humana parece desaparecer o hacerse de manera diferente cuando alguien paga una fortuna por cuatro trazos de una gorda y por unas naranjas pintadas sobre un trasto viejo, Resulta cómico que alguien se enferme por no poder tener un determinado tipo de cuchillo, un llavero raro, una herramienta escasa, un color de barniz exótico o un labial de tono restringido. Las cosas que se coleccionan son amplias: Recuerdos de la guerra de las galaxias, juguetes -curiosamente sin descorchar porque a alguien se le ocurrió que si sale del envase pierde su valor- vehículos, mocos, pelo de ombligo, sillas, objetos de famosos -supe que inauguraron un museo de las Spice Girls con mas de 4000 artículos- espejos, relojes, partes de computadores, electrodomésticos, armas... Me quedo acá donde sólo mencione cuanta payasada se colecciona hoy en el mundo. Lo que quiero preguntarme es ¿por qué? y otra más importante ¿para qué? ¿qué lleva a un individuo, sin más, a un día, empezar una colección y, a veces, a olvidar todo lo demás con tal de obtener o completar o continuar su colección? Pienso que no es absurdo, la taxofilia que desarrollamos en los inicios de la civilización, nos permitía reconocer a unos enemigos o a unas clases de árboles o plantas o incluso a unas variantes alimenticias y, porque no, hacer caso a unos "deseos" en el caso de las preferencias. Algún simio podría preferir los frutos verdes y otro los rosas... No dudo que el nivel organizativo se vio alterado por la manía de dividir en categorías y al parecer, fue necesario para nuestra supervivencia. Luego de instaurada "la cultura" quedaba bien poco para que en las civilizaciones se dieran expresiones de arte real, aunque no conozco a nadie que pueda coleccionar pinturas rupestres o maravillas del mundo. Alguien juntó dos trazos o accidentalmente puso su mano impregnada en fango o en agua con ceniza sobre una roca y zas, nació el arte y algún inconsciente se gasta 100 millones de dólares en "el Grito" de Munch o 30 en "La fábula de Aracne" de Velázquez. A quienes coleccionan y pagan por obras de arte reconocidas, jamás los he entendido, no entiendo el placer de contemplar a una monalisa sin la facultad de saber si es falsa o real -a guisa de comentario leí que en el Louvre exhibieron por años una falsa Gioconda y aún así nadie la reconoció y la gente siguió maravillándose ante el retrato falso y hasta desmayándose- y no le veo la gracia a un Pollock, a un Rayo, a un Picasso o un Grau o a un Degas... Hay esculturas magnánimas: el coliseo romano, las pirámides mayas o de Egipto. Lo demás, pintura u obra tridimensional, no, no les veo la gracia. Digamos de todas maneras, que mi falta de sensibilidad ante la pintura o el arte son la razón por la que tales cosas me tienen sin emoción y que mi falencia es también debida a que mi pobreza me impide adquirir alguno de tales monumentos -ya escultura, ya pintura- y que quienes coleccionan obras de arte son personas cuerdas y consecuentes con el tamaño de lo que compran, pero Botero si está fuera de serie, porque lo que siento por las obras de ese señor es un poco de asco -me encantan las mujeres entraditas en carnes para que no me acusen de transgresión o violencia de género o de segregación- Pero ¿esculpir gordas y convertirse en un ídolo y sex pintor, con parque y con museo y hasta con entrada en wikipedia, haciendo tales desproporcionamientos? Definitivamente, tengo algunos escultores que no valen nada, un cortador de plasma y un soldador y pum, dizque eso es arte. Yo creo que hay arte en un puente y hasta en un edificio, pero eso no me inspira para conseguir plata y coleccionarlos. Al final a esos no les tocaba el día de hoy. De ellos ya he despotricado y seguro lo volveré a hacer. Hoy tocaba más bien a esos otros raros coleccionistas de cosas sin importancia como afiches, tendidos de cama, autógrafos, fotos -Dicen los entendidos que quienes no poseen dinero tienen cámara y un gran álbum en Instagram- monedas, billetes, tapas, chapas de confites, balones... a esos me refiero. Seguro existió un primer nivel, una especie de detonante como dice la psicología, que llevó al primer elemento y una casualidad al segundo y de pronto, la necesidad de un tercer elemento se vuelve ansiedad y deseo y ganas y... Coleccionar es enfermo y por tanto es una enfermedad. Pido a quienes coleccionan algo que revisen su vida y analicen la misma sin la colección ¿qué sería? porque la vanidad es pilar fundamental del coleccionista: "yo tengo treinta boletas de conciertos de metal" "tengo 600 afiches de menudo" "25 pares de zapatos" "Atari, Nintendo Wii, Xbox, Xbox 360, Sega..."
Al final, todo es el mismo capitalismo que se aprovecha de las mentes más débiles para ofrecerles el fruto del capital: Nada mejor para Hot wheels que la gente desee tener vehículos y no pueda tenerlos porque ellos venden colecciones más asequibles en miniatura y los pueden tener a su alcance y a la vista para que ejerciten su poder. Nada mejor para los que producen álbumes que usted no se pueda comprar un equipo de fútbol, pero puede tener las laminitas por un módico precio, auto adhesivas y todo. Excelente idea para los productores de DVD's y de Música que usted quiera poseer a la banda, teniendo lo que ella publica. No concluyo, quienes coleccionan son personas enfermas, vanidosas y con ánimos de poseer lo que les niega la vida. ¿Un pintor necesita comprar obras de arte en formato 2D? ¿Arenas Betancur coleccionaba miniaturas de obras que no fueran suyas?¿Tendrá un jugador de fútbol álbum del mundial? tal vez por lo que dicta el orgullo de ver como salió su foto. Sé que además hay otros coleccionistas, menos enfermos pues aún no clasifican nada en su cerebro ni en sus casas y son los acumuladores, esos que duermen bajo montones de basura y no botan nada porque puede serles útil o porque no pueden desprenderse de esas nadas. Si, aseguro que tanto unos coleccionistas como unos acumuladores están enfermos y guardan basura: ¿Para que sirven dos mil llaveros o los calzones que uso Harry Potter en la película? ¿De que sirve un autógrafo o una fotografía con el artista de turno? ¿Que uso le doy a 70.000 navajas?
Hay otros coleccionistas, no menos traumáticos porque se acepten socialmente o porque sean útiles: los que coleccionan libros, o los que tienen el "equipo" de herramientas, los que tienen un catálogo de aves o coleccionan especies embalsamadas. Igualmente, aunque los motive un arte noble, no dejan de ser coleccionistas.
Termino aceptando que coleccionar es rasgo humano, pero no por ello necesario ni suficiente y determino que todos, en mayor o menor proporción somos coleccionistas: Yo colecciono escritos míos en estos blogs conocimientos y los álbumes que he publicado yo, y los libros que he publicado yo, y si pudiera, haría como el señor presidente y coleccionaría unas cuantas cuentas bancarias, unos cuantos años de gobierno y unas cuantas salidas en televisión, porque esos billetes, esas cuentas y esos años de gobierno, aunque estén repetidos y hayan sido malos, dan un status impresionante.

jueves, 19 de julio de 2018

El ser humano

Definir al ser humano es muy fácil, pero ese evento, por así decirlo, es una responsabilidad poco usual. Yo puedo decir: Bello, lo más sagrado de la naturaleza, bendición de dios, espíritu libre, hijo de dios hecho a imagen y semejanza o también puedo usar, simio sin pelo como Morris o, peor cosa no podría ser como Whitman, incluso preponderarlo o pordebajearlo es una manía en aquel que se quiera mirar a sí mismo. Ayer un profesor me preguntó mi definición de ser humano y me quedé lelo ¿quién puede responder tal pregunta sin hacer un concienzudo análisis? o mejor, ¿Quién quiere meterse en esa camisa por obligación? Creyéndose la maravilla -y rey según algunos- de la creación, la imagen de dios, el ser con razón se instaura en la idea de que debe haber una dificultad en, simplemente, decir lo que es y ya: una especie animal más. Incluso tal profesor me planteó que llevaba 20 años escribiendo sobre lo que es el hombre para él y que aún no llegaba a algo concreto. No quiero decir que por eso sea un inepto, pero permítaseme echarle una mano. Desde la ciencia el ser humano no es más que una de las 8,7 millones de especies en boga del planeta y que por su misma capacidad craneana tiende a auto eliminarse pues acaba rápidamente con su entorno; qué se derivó de los mamíferos hace unos 47 millones de años de una rama de los primates cuadrúmanos y evolucionó en áfrica, con una separación definitiva hace unos 200000 años y que ha estado inmiscuyéndose en los asuntos naturales desde que se le ocurrió ser la especie mimada de la creación. Un taxónomo dirá: animal, chordata, mamífero, primate y homínido. Para un psicólogo (yo sigo usando psi por que me niego a enfundarme en la chaqueta de la RAE) un ser humano es una suma de problemas educativos, el hombre sin psique no lo es y esa psique alterada por el comportamiento y la educación en la niñez, es toda una carga pesada de traiciones, derrotas, manías, fobias, complejos, tradiciones, ansiedades, tribus, embelecos... Si le preguntamos a un matemático puede que  nos responda que un ser humano es la medida de todas las cosas pues es quien connota y desarrolla el número, pero realmente los matemáticos no están interesados en el ser, así que sólo dirían un par de números al azar: 87 billones de células, dispuestas a una única función: vivir. Un químico sería más categórico: una bolsa de agua caliente y con patas ya que somos 80% agua, pero también podría decir que somos CHON (carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno) o, un compuesto orgánico que se cree la última coca cola del desierto. Yo escuché en mi juventud metalera que el ser humano es la oveja negra del universo y hasta podría agregar la visión Matrix de Smith: Los seres humanos son una plaga que actúan exactamente como una colonia de virus: llegan infectan, acaban con el paciente y se marchan a un nuevo huésped. La religión, pone al hombre al nivel del cordero y lo sacraliza como hijo de dios, lo dota de alma y lo reúne en torno a ella, complicándolo demasiado para que él mismo se sintetice en dos palabras. La filosofía y la metafísica también han ayudado a complicar al hombre con esas tonterías de creerlo, o más bien de instaurarlo en un modelo complejo, el materialismo dialéctico, el devenir histórico, la ontología, el ser, la nada... Pero ¿y mis elucubraciones respecto al ser humano? ¿qué puedo decir yo de esa bestia humana? sacralizar, apologetizar o flebilizar no es mi asunto: Yo despotrico y ataco, yo no vine a loar, vine a destruir. No existe nada siquiera parecido al ser humano más que el humano mismo, la bestia más sanguinaria que haya dado a luz la naturaleza no puede compararse con el sanguinarismo de la raza humana. El único animal que mata sin necesidad, acumula sin necesidad, cree sin necesidad y calumnia sin necesidad (ahí caigo yo). Somos la cosa más ridícula, ambigua y creyente que pueda darse en algo que queremos llamar civilización. Embobados por las religiones perdonamos al que nos da una cachetada y oramos por los que nos roban de frente en la cuenta de servicios, pedimos a gritos que la luz ilumine a nuestro guía que ya está calentado por cómodas cuentas bancarias en el extranjero y pedimos elecciones democráticas cuando se ha demostrado con creces que el nepotismo y la monarquía imperan. Buscamos bandos para no olvidar que en las más oscuras selvas paleolíticas, teníamos un grupo de apoyo llamado tribu y para ello nos vestimos, nos tatuamos, nos perforamos el cuerpo y usamos el lenguaje de la tribu para creernos fuera de contexto y sentirnos únicos donde somos un clon. La bestia humana empujada por unas creencias más que por evolución que ha superado los 7000 millones de seres en el planeta y que lo agobian con un capitalismo creciente y banal, porque ¿quién no quiere "la pintica" y ofrecer los hijos al deber del "trabajo" y a la "santidad" del hogar y la familia que perpetúa el sino? El ser humano es una especie orgullosa -por lo menos ella se lo cree- pero no deja de ser una especie y siguiendo leyes naturales, un día también será extinta y ese día, aunque ya mis átomos hayan sido desperdigados en miles de direcciones, cada uno de ellos podrá descansar en paz.

domingo, 8 de julio de 2018

Creer o no creer

Esta semana se les ha dado por pasar programas de dragones y sirenas y fantasmas y ovnis por el uno que otro canal científico, medio pasable para uno tratar de evitar esa gritería y confusión del fútbol, y me llama uno de mis "suscriptores" y me pregunta que, qué dice la ciencia al respecto de tales monadas. Yo me sentí feliz porque este muchacho me daba la palabra de la ciencia y debo aclararle que a mí me encanta la ciencia y escribí el credo de la ciencia y me baso en la ciencia, pero los científicos en general son un montón de imbéciles adulterados por el estudio que cierran sus parámetros en el límite mismo de la matemática. No se necesita aplicar el eclecticismo para retomar lo bueno de la ciencia y lo bueno de la opinión y de la crítica. Mi ciencia es el quadrivium, pero nunca dejo de lado el trivium y es el trivium el que aplico en estos insermos rurales. No dudo que 2 más 2 es cuatro, pero que no puedan ser cinco es una soberbia -eso diría mi amigo Fiodor- que rabia tener que aceptar los designios matemáticos porque así lo dice la magna ciencia. Los que han querido ver dragones, ovnis y sirenas, han deformado el pensamiento y usado esa pizca de credulidad que abunda en todos -también de ignorancia- para hacernos creyentes y para el caso nos muestran películas, "pruebas irrefutables", materiales imposibles de replicar en la tierra, testimonios de filósofos, científicos, médicos, profetas y poetas, hasta de músicos idiotas que creen que porque se subieron a un escenario, tienen alguna verdad que decir. Creer en ellos no es difícil, optamos por nuestros miedos y deseos y hasta por nuestras preferencias: "Lo dijo J. Mario, póngale la firma". La ciencia misma es incapaz de refutar más que hechos puntuales: "Esa fotografía, precisamente la de una sirena, es un esqueleto de mono unido con la cola de un bacalao y usado en los circos para exhibición de fenómenos. De otras no podemos decir más sin un análisis profundo." La ciencia pide estar abiertos a lo nuevo y a lo increíble, pero también pide mesura y el tratar de explicar las cosas de manera matemática y simple. Si aplicamos la navaja de Guillermo de Ockham a todo, terminaremos por pensar como el autor de estas líneas ¿o tal vez no? Porque la respuesta más sencilla a todo es dios. ¿Se curó de un cáncer? fueron sus rezos a la virgen maría. ¿vio una luz en el cielo que no reconoció por ignorante? de seguro es un ovni. ¿se le cumplió un sueño? es la premonición y el adivinar el futuro. ¿Le dieron escopolamina o fumó o inhaló 2cb y alucinó? es divino y se le apareció la virgen y montamos campo de peregrinación e iglesia. ¿Grabó un rayo en bola? seguramente son brujas. ¿Se murió en un accidente? designios divinos. ¿Se cayó y se aporreó después de haber hecho algo malo? eso fue el karma que todo lo cobra. Es importante entender que como humanos desarrollamos una imaginación prodigiosa y tendemos a creer por naturaleza. A mí, siendo cruel, no me importan los espantos, no dudo que no existan, estoy seguro que son producto de esa fértil imaginación humana, la loca de la casa. Los dioses, al igual que los demonios no entran en mi vida personal, al igual que la suerte o el azar. Freud decía que aceptar la existencia de la suerte, es lavarse las manos ante el destino. Los sueños no son premoniciones porque, sencillamente, nuestro destino no es un rollo de cinta de película. Aceptar que cada paso que damos está escrito, incluso el que damos para confirmar nuestro albedrío, es aceptar que nada podemos hacer contra él. No he visto ovnis. puede ser porque no vivo en norteamérica o porque no tengo imaginación. Las criaturas extraterrestres no están presentes en nuestra cultura más que por esa vívida imaginación, no hemos podido hallar una sola prueba fehaciente en nuestra galaxia de vida inteligente y a como va la ciencia, tardaremos en hallarla, porque eso sí, la ciencia jura que si hay vida extraterrestre inteligente y hasta tiene  fórmula para calcularla: Cantidad de soles, de sistemas con planetas rocosos, a distancia "ricitos de oro", cantidad de galaxias en fin y aparece un número mágico. Eso sí, la ciencia jamás ha aceptado la presencia o llegada de ninguna nave intergaláctica o alienígena. La criptozoología -Tal adefesio no será nunca una ciencia- ha dado a luz una gran cantidad de especies, de las cuales nunca se ha demostrado nada y por tanto mi impulso me lleva a creer en la imaginación de los implicados y me lleva a despreciar dragones, a no ser el de komodo y el "dragón volador", en no creer en sirenas, a no ser "los manatíes" de Colón, ni en chupacabras,  pie grandes, yetis, sasquatchs, quimeras, pegasos, sleipnirs, garmrs o cerberos. Me va lo mismo que hayan 7.000 millones de testigos. Lo no visto, probado, examinado, experimentado y matematizado, no existe en mi mundo intelectual. A pesar de que George Smooth nos de el mayor ejemplo de credulidad del mundo. En "Arrugas en el tiempo" propone que no puede desmentir la existencia de los "tabikubis" porque tales presencias, podrían ser extremadamente escasas. Buena arma les dio a los defensores de lo muy escaso. En fin, permítanme mis colectores -por lectores de lo mismo que yo leo- hacer esta declaración final: No creo en un experimento que no se pueda repetir y en términos generales NO CREO.