domingo, 8 de julio de 2018

Creer o no creer

Esta semana se les ha dado por pasar programas de dragones y sirenas y fantasmas y ovnis por el uno que otro canal científico, medio pasable para uno tratar de evitar esa gritería y confusión del fútbol, y me llama uno de mis "suscriptores" y me pregunta que, qué dice la ciencia al respecto de tales monadas. Yo me sentí feliz porque este muchacho me daba la palabra de la ciencia y debo aclararle que a mí me encanta la ciencia y escribí el credo de la ciencia y me baso en la ciencia, pero los científicos en general son un montón de imbéciles adulterados por el estudio que cierran sus parámetros en el límite mismo de la matemática. No se necesita aplicar el eclecticismo para retomar lo bueno de la ciencia y lo bueno de la opinión y de la crítica. Mi ciencia es el quadrivium, pero nunca dejo de lado el trivium y es el trivium el que aplico en estos insermos rurales. No dudo que 2 más 2 es cuatro, pero que no puedan ser cinco es una soberbia -eso diría mi amigo Fiodor- que rabia tener que aceptar los designios matemáticos porque así lo dice la magna ciencia. Los que han querido ver dragones, ovnis y sirenas, han deformado el pensamiento y usado esa pizca de credulidad que abunda en todos -también de ignorancia- para hacernos creyentes y para el caso nos muestran películas, "pruebas irrefutables", materiales imposibles de replicar en la tierra, testimonios de filósofos, científicos, médicos, profetas y poetas, hasta de músicos idiotas que creen que porque se subieron a un escenario, tienen alguna verdad que decir. Creer en ellos no es difícil, optamos por nuestros miedos y deseos y hasta por nuestras preferencias: "Lo dijo J. Mario, póngale la firma". La ciencia misma es incapaz de refutar más que hechos puntuales: "Esa fotografía, precisamente la de una sirena, es un esqueleto de mono unido con la cola de un bacalao y usado en los circos para exhibición de fenómenos. De otras no podemos decir más sin un análisis profundo." La ciencia pide estar abiertos a lo nuevo y a lo increíble, pero también pide mesura y el tratar de explicar las cosas de manera matemática y simple. Si aplicamos la navaja de Guillermo de Ockham a todo, terminaremos por pensar como el autor de estas líneas ¿o tal vez no? Porque la respuesta más sencilla a todo es dios. ¿Se curó de un cáncer? fueron sus rezos a la virgen maría. ¿vio una luz en el cielo que no reconoció por ignorante? de seguro es un ovni. ¿se le cumplió un sueño? es la premonición y el adivinar el futuro. ¿Le dieron escopolamina o fumó o inhaló 2cb y alucinó? es divino y se le apareció la virgen y montamos campo de peregrinación e iglesia. ¿Grabó un rayo en bola? seguramente son brujas. ¿Se murió en un accidente? designios divinos. ¿Se cayó y se aporreó después de haber hecho algo malo? eso fue el karma que todo lo cobra. Es importante entender que como humanos desarrollamos una imaginación prodigiosa y tendemos a creer por naturaleza. A mí, siendo cruel, no me importan los espantos, no dudo que no existan, estoy seguro que son producto de esa fértil imaginación humana, la loca de la casa. Los dioses, al igual que los demonios no entran en mi vida personal, al igual que la suerte o el azar. Freud decía que aceptar la existencia de la suerte, es lavarse las manos ante el destino. Los sueños no son premoniciones porque, sencillamente, nuestro destino no es un rollo de cinta de película. Aceptar que cada paso que damos está escrito, incluso el que damos para confirmar nuestro albedrío, es aceptar que nada podemos hacer contra él. No he visto ovnis. puede ser porque no vivo en norteamérica o porque no tengo imaginación. Las criaturas extraterrestres no están presentes en nuestra cultura más que por esa vívida imaginación, no hemos podido hallar una sola prueba fehaciente en nuestra galaxia de vida inteligente y a como va la ciencia, tardaremos en hallarla, porque eso sí, la ciencia jura que si hay vida extraterrestre inteligente y hasta tiene  fórmula para calcularla: Cantidad de soles, de sistemas con planetas rocosos, a distancia "ricitos de oro", cantidad de galaxias en fin y aparece un número mágico. Eso sí, la ciencia jamás ha aceptado la presencia o llegada de ninguna nave intergaláctica o alienígena. La criptozoología -Tal adefesio no será nunca una ciencia- ha dado a luz una gran cantidad de especies, de las cuales nunca se ha demostrado nada y por tanto mi impulso me lleva a creer en la imaginación de los implicados y me lleva a despreciar dragones, a no ser el de komodo y el "dragón volador", en no creer en sirenas, a no ser "los manatíes" de Colón, ni en chupacabras,  pie grandes, yetis, sasquatchs, quimeras, pegasos, sleipnirs, garmrs o cerberos. Me va lo mismo que hayan 7.000 millones de testigos. Lo no visto, probado, examinado, experimentado y matematizado, no existe en mi mundo intelectual. A pesar de que George Smooth nos de el mayor ejemplo de credulidad del mundo. En "Arrugas en el tiempo" propone que no puede desmentir la existencia de los "tabikubis" porque tales presencias, podrían ser extremadamente escasas. Buena arma les dio a los defensores de lo muy escaso. En fin, permítanme mis colectores -por lectores de lo mismo que yo leo- hacer esta declaración final: No creo en un experimento que no se pueda repetir y en términos generales NO CREO.

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