Por años ha existido una controversia simple y que me zanjo a mí mismo por razones y vicisitudes del destino, que hace años escribí sobre la naturaleza mística y casi religiosa de los dominicos que se hacen llamar vegetarianos ─vegetarians en anglo─ veganos, lactovegetarianos, ovovegetarianos, pollotarianos, bambútarianos, eucaliptarianos y demás engendros dados a luz por la "posibilidad" que, además, yo soy "carnetariano" estricto. La cuestión es, ¿puede el ser humano pasarse la vida sin comer carne? ¿volverse comedor de hierba de buenas a primeras? Toda evidencia implica que la tosudez humana logra lo que se propone, es decir, que si alguien aplica a comer sólo tierra puede, en teoría, lograrlo. No aplica cuanto alarga o acorta el tiempo de vida, porque sabemos que hay organismos humanos cuyas adaptaciones han ido evolucionando en un sentido o en otro. Nuestros más lejanos ancestros debieron acomodar su estómago a comer lo que hallaran, es bastante claro, que si no puedo cazar animales más rápidos que mi especie, deba recurrir al carroñerismo y tragar podrido o raspar huesos, aprovechando, si las encuentro, las plantas que me calman el hambre y que ─por lo general─ no se defienden. Por ello, el ser humano es atávicamente ominívoro oportunista y debo hacer énfasis en eso de atávico, nuestra dieta aprovechaba cualquer forma de energía que se presentara. Los dietistas de hoy dicen que debemos comer una amplia variedad de los diversos grupos de nutrientes: lípidos, proteínas y carbohidratos ─grasas, azúcar y almidón o harinas y carne en lenguaje bastante simple─ y, mágicamente, los vegetales pueden aportar estos nutrientes en mayor o menor cantidad, ─sí, la carne del huevo y la carne de los vegetales existe y no es broma─ aunque no falte quien se arrellane a decir que cierta familia de proteínas sólo puede conseguirse en la carne. Las pruebas refutantes saltan a la vista, los vegetarianos no tienen la razón, pero, aparte de un selecto grupo de veganos estrictos que hay que aportarles proteínas en píldoras, se las arreglan muy bien frente a la decisión de no consumir determinados alimentos. Para la evolución, no existe mayor prueba que la subsistencia de la especie y los vegetarianos con todas sus variantes, están aquí presentes y nos envían sus saludos, ahí puede oírse el mugido de la vaca y el rebuzno del burro, el piafar del caballo, el barritar del elefante y el gruñido del koala y del panda, junto con el zumbido de la jirafa y el graznar de patos y gansos. Ellos, en algún momento evolutivo, encontraron la forma propicia de aprovechar la exuberancia vegetativa y se adaptaron a la misma. El digno humano busca razones para convertirse en vegetariano y las encuentra. El carnívoro realmente se aprovechó de que la cadena trófica tuviese agujeros y se subió a la cadena alimenticia. Hoy podemos elegir, sin presiones y sin el desgastado discurso sobre la crueldad animal o el sostenimiento del planeta, lo saludable, lo dietario o lo infame de necesitar alimentarse ocho veces al día. Si es por estética, yo no he visto vegetarianos gordos y puede funcionar. Si es por crueldad animal, los vegetales también sienten aunque no griten, o por lo menos no gritan a la manera que estamos acostumbrados con nuestros sentidos y no deja el pobre vegetariano estricto de tragarse unos cuantos miles de insectos al año, qué, en nuestra defensa, también son carne. Si es por cuidar el medio ambiente, aunque es justo que se hace más daño con los campos de pastoreo, no deja de ser un daño la deforestación por siembra discriminada para el consumo humano y, si se trata de la cantidad de veces que hay que acudir a la alacena, no hay tal, pues el ciudadano de a pie, hoy, dispone del tiempo que en las praderas africanas le faltaba para cazar y recolectar. Así que la respuesta es simple, mientras el organismo soporte el cambio de dieta y se cumpla con unas cuotas de nutrientes, el ser humano puede vivir de hortalizas o de huevos. La lógica es inapelable en cuanto a disposición, ya que deberíamos ser capaces de aprovechar lo que se encuentra a nuestro alcance. Una persona normal puede ser vegetariana por elección o por necesidad. Si se puede elegir, vale, pero no hay que andarse con la intención de que la humanidad entera asuma tal condición y menos con hacer de sacerdotes ordenados para catequizar al inculto carnetariano. Habrá quien, por economía, tenga que volverse caldotariano o yuquiano o papiano o bananiano, que ser vegetariano no es para nada barato si se ha de mantener la norma de los nutrientes. Un vegetariano debe comer de los ya mencionados nutrientes básicos y algunos de ellos, los frutos que los contienen, están por los cielos. Así que también depende de la capacidad, que el vegetarianismo es un modelo de vida que te quieren vender por salud y ambiente y no llenan ninguna de las dos premisas o se hacen falsas con el análisis impío que muestro. Pudiera ser que alguien concrete que dos o tres miembros de la realeza o de la ciencia han sido o fueron vegetarianos, pero no es razón suficiente. La ciencia tras el vegetarianismo no es compleja, basta con estudiarla y llegaremos a la conclusión de que la carne es un veneno lento y que los vegetarianos pueden sufrir algunos males por deficiencias proteínicas o vitamínicas y que todo es bueno o malo, como dijera Escohotado, es veneno o cura, dependiente de la dosis. En cuanto a lo primero, yo no tengo afán con la lentitud del veneno y en cuanto a lo otro, como los grandes carnívoros, si requiero un vegetal, no le hago el feo. Apelo pues a la libertad y reniego del vegetarianismo estricto, pero acepto que mi disertación concluye que los humanos pueden volverse vegetarianos sin detrimentos mayores y rechazo que, como dicen algunos carnívoros, sin la carne no se puede vivir.
PS: En alguna discusión me tomé prestado el término "carnetariano" de mi amiga Verónica.
PS 2: A mí me gustaría ser un consumidor primario y alimentarme unicamente con la luz del sol y agüita, despidiendo en mi fotosíntesis algo de oxígeno de cuando en vez, pero no tengo la capacidad de convertirme en Hulk, ni de procesar el sol, que aparte, detesto bastante. Nada más rico que no generar huella de carbono o minimizarla al extremo para que los capitalistas carnívoros puedan seguir produciendo sin mis aportes, pero, desgraciadamente debo alimentarme de otra forma y prefiero, como ya lo he dicho, la carne.
PS 3: Se deben consumir también vitaminas y minerales, aunque en cantidades mínimas, y, aunque no aportan energía, se usan en otros procesos y los vegetales son ricos en ellos. Toda vitamina puede conseguirse en frutas y legumbres y toda vitamina puede conseguirse en carnes hasta la vitamina C o ácido ascórbico que tanto ponderan inútilmente. Los minerales son los que llamamos oligoelementos, que sabemos que el ser humano está hecho basicamente de CHON ─Carbono, Hidrógeno, Oxígeno y Nitrógeno─ pero que también en proporciones muy bajas Fósforo, Hierro, Selenio Estaño, Flúor, Yodo, Silicio, Niquel, Cobre, molibdeno, Vanadio, Litio, Manganeso y Zinc. Minerales que hay que consumir y para fortuna están en carnes y vegetales, aunque no por igual.
PS 4: Los que saben dicen que a un niño no se le debe dar una dieta de vegetales estrictos, ni de carnívoro estricto, ninguna, no es recomendada, pero nadie le quita las ganas al padre experimentador de probar que tanto vive un bebé sin la leche materna, que viene de otro animal o que tanto se desarrolla si le damos sólo carne o frutica picada. El que lo haga pues me cuenta como le fue.
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