Nunca, a pesar del programa que iniciamos en pandemia cuyo subtítulo lleva por añadidura unas banderas, me había puesto a pensar en banderas, aunque esta mañana D. A. me sensibiliza frente al magno trabajo de los portaestandartes durante las batallas y con ese nombre se refiere a un hombre que llevaba la bandera de su partido por el cual luchaba. Fíjense bien, un hombre que lucha en un bando lleva una bandera que representa al territorio, a las personas o al ideal por el cuál se encuentra en combate y por el cual, indefectiblemente, se ve enfrentado a la muerte. No importa a qué historia nos refiramos siempre hay una manera de identificar a los bandos encontrados en batalla. Unos portan escuditos de fábrica y los otros de chatarra sin serie; unos llevan exhibido el color que les mantiene unidos y el otro el que los hace parecer comunes, pero indefectiblemente todos llevan exhibida la bandera de la causa: la multicolor del orgullo gay que usan indistintamente los LGBTIQ y que puede confundirse con la del cooperativismo y la bandera pontificia junto con la bandera cristiana que llevan los apasionados del cristo, la del movimietno sindical, la de los profesores y la del comunismo o socialismo, incluso las banderas del fascismo y del anarquismo. Bah, eso ocurría en las guerras, hoy la gente exhibe una bandera por cualquier razón bien idiota, porque es día nacional, porque le rascan las pelotas de decir que "nada como mi país"; en solidaridad por los exiliados o como una manera de decir que aún estando en otro país, se quiere a la tierra natal y de alguna manera esos colores le representan. A mí personalmente me daría pena usar los colores nacionales en cualquier caso. Si me llaman al combate contra los gringos o venecos, me abstengo de luchar por una patria por la que no siento nada y sería un escarnio que me pusieran a llevar el estandarte que no dudaré en arrojar a la primera oportunidad. Por favor que no me envuelvan en trapos de colores que representen a algo o a alguien y el problema aquí es que entre las banderas del mundo y sus escudos, ya se han empleado todos los colores desde el zapote hasta el negro y no hay ninguno que merezca ser erigido, usado o invertido, que a la vez me da lo mismo el quemarlo, pisotearlo y maldecirlo. Quemar una bandera es darle demasiada importancia, soy apátrida me da lo mismo amarillo azul y rojo que rojo azul y amarillo, provenga de donde provenga y una bandera universal es ridícula pero existe o se ha querido implantar. Las banderas como método de comunicación en altamar me llaman la atención por su practicidad en tiempos de baja tecnología y como manera de comunicar algo diferente a una patria o una nación. La bandera pirata que asustaba a los tripulantes de barcos posibles de asaltar y la bandera amarilla que indicaba cuarentena por una enfermedad mortal a la manera de Gabriel García Márquez e incluso la bandera blanca que le permite rendirse a alguien que así lo desea, tienen sus utilidades comunicativas y de alguna manera acepto su uso, pero no lo defiendo. No me acojo ni a la bandera negra que dicen representa la antítesis de las banderas: rebelión, resistencia, insumisión, anarquía y la blanca no es opción: rendirse nunca y siempre estamos combatientes por lo que la bandera con cruz roja o media luna roja tampoco nos cobija que ni somos imparciales, ni neutrales, ni prestamos ayuda a los heridos. ¿Qué pues usaremos como el estandarte para que carguen unos y otros se sientan felices de arrebatarnos? Nada, el pensamiento no tiene banderas físicas, el ideal no puede ponerse en forma de estandarte y la libertad no existe más que como una utopía que pretendemos alcanzar. Queden nuestros enemigos con las ganas de capturar nuestra bandera y matar al mensajero. Para el primer caso no hay y quienes hablamos somos nosotros por lo que no hay caso con mensajeros.
PS: Del valor del portaestandarte debe provenir en que en muchos sitios, aún en la escuela, se programe la izada del pabellón nacional y se le entregue a unos cuantos chicos el "poder" de usar la insignia tricolor. También las condecoraciones llevan una tira con el tricolor para que no quede duda de lo orgullosa que está la patria y el energúmeno que la calza de tener tan prosaicos héroes y tan lúgubres cromas.
PS 2: Durante la pandemia, en Colombia y otros países, se exhibió la bandera del hambre, de color rojo. Habilidades comunicativas y expresiones completamente válidas.
PS 3: Otros usos de las banderas se supeditan a homenajes, que izada es honor y gloria y a media hasta señal de luto y duelo. Hasta arriada significa ausencia y al revés rendición o amotinamiento. Yo me quedo con el asta vacía o no, ni el asta de una bandera me sirve para nada, pero una bandera ausente es símbolo de caos diría el poeta, prefiero el caos pues.
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