Desde hace unos días andan los presidentes dándose un paseo por Escocia, ahí cerquita de Europa en las Islas británicas, más concretamente en Glasgow, decidiendo y hablando sobre el cambio climático. Bueno esa belleza de nombre, que traduce "policía 26" se debe a sus siglas "conferencia de las partes" que, obvio viene del inglés y que es un programa de la ONU o si quieren de la UN para concientizar y llegar a acuerdos sobre el calentamiento global y el cambio climático. Esta es la reunión vigésimo sexta y pare de contar sobre el COP 26. Llevan 26 años enterados de que el mundo se asfixia con nuestra ayuda y 26 años reuniéndose para confirmar lo mucho que quieren la naturaleza estos países desarrollados y en vías de desarrollo. Se presentaron 190 países, es decir casi la totalidad que conforman la organización mencionada y no hubo ninguno que no presintiera el final del mundo, llorara la contaminación, la desaparición de especies y el acelerado consumo de combustibles fósiles y no faltó el que exaltó sus riquezas porque hay que aprovechar para gritarle al mundo que aun hay esperanza. ¿Algo específico sobre qué hacer con el calentamiento global? Nada, puras patrañas para enredar bobitos, promesas de reducción de emisiones y de gastos, palabras bellas sobre el compromiso y la naturaleza. Ninguna acción concreta. India y China seguirán usando carbón, gasolina y gas. Los gringos se comprometen a bajar sus emisiones en un 50% en 10 años, lo que se traduce en un 5% tras el crecimiento poblacional o el "intento" que también será premiado dentro de esos diez años. Prometieron ayudar a países pobres económicamente, que son irresponsables con los desastres climáticos y aunque ellos, los poderosos, no sean responsables, lo que me parece una terrible jugada maestra lavarse las manos del calentamiento de los polos o de los desastres causados por la Oscilación del Sur como si las fronteras ambientales terminarán donde terminan los países. El calentamiento producido por la industria afecta al planeta y no a un país en específico. Brincos diera que todo el CO₂ que arrojan los gringos al aire les afectara sólo a ellos. Qué felicidad que su polución y desechos radioactivos no les afectara más que a ellos. No, calientan el planeta y se lavan las manos como lo hizo el malnacido de Trump con el acuerdo de París hace unos años. Las clases políticas se lavan las manos reiterando que han ido a una cumbre por la protección del planeta, pero el gesto, que es bueno, no significa nada para el bienestar del planeta. En adicción reconocerse adicto es un paso importante, en cambio climático es un gran paso reconocer que el planeta sufre las consecuencias de una especie que prolifera como las ratas, pero sin actuaciones no equivale a nada. Con golpes de pecho y oraciones nada se va a lograr, se necesita evitar la dependencia de la energía no renovable y aspirar a nuevas tendencias, no más amigables con el ambiente, porque más amigables son las disminuciones en el porcentaje de contaminación, se necesitan energías limpias en exceso, que mi instinto me dice que nada es completamente limpio, pero no necesitamos pañitos de agua tibia, reuniones de ínfulas, ni comunicados verdes ni cetrinos. Se necesita acción: reducción de la deforestación con orden de inmediatez, cambio de hábitos en cuanto a empaquetadura de alimentos y bebidas, cambio paulatino y sistemático a combustibles no fósiles, multas a empresas que no den tratamiento a sus residuos, pago efectivo a países que conserven sus áreas verdes protegidas y no lo que hace un país que vende el suelo y el subsuelo para el fracking y el saqueo, porque seguro eso hacían. Luego de darse el champú de ser vistos en una cumbre por el medio ambiente, se pasearon por otros tantos países ofreciendo y firmando, al mejor postor para sus bolsillos, concesiones de explotación de terrenos y fracking a empresas extranjeras, venta de recursos naturales con derechos de explotación perpetuos por míseras regalías de cabras y canchas de fútbol a cambio de la destrucción del hábitat de cientos de especies y del desvío de ríos innecesarios, carreteras privadas y un bello nombre colombiano que oculte tamaño robo.
PS: Cité tres países que tienen la mitad de la población humana o casi y el 70% de aporte a la contaminación global.
PS: El Cerrejón le pertenece a Colombia y en partes iguales a BHP Billition (Australia); Anglo American (Inglaterra) y Glencore (Suiza). El oro de Santurban lo explota Manchester City propiedad de un jeque de Abu Dhabi. La Continental gold de Canadá tuvo títulos mineros en más de setenta y nueve mil hectáreas del país que luego vendieron al grupo Chino Zijin Mining... de pronto les suene Anglo Gold Ashanti, B2Gold, Gran Colombia Gold Corp y una que me dolió bastante la Amaga Gold Company y eso es sólo para ejemplificar que faltan miles.