Cualquier cosa que pueda hablarse en un pequeño grupo no es más que el resumen de lo que cada uno aprendió en la vida o percibe de ella. El gusto por una cosa o el desprecio de otra, la idea de mejor o peor, la cerveza que te gusta, el equipo que te gusta, el jugador que te gusta... Quisiéramos poder injerir en los asuntos de los demás para inculcarles nuestros deseos y miedos y no me queda más que agregar que nos reunimos bajo esas banderas tribales para sentirnos a gusto con aquellos que comparten nuestros placeres. Debe emplearse el conocimiento de lo que cada uno dice para determinarse su ambiente de crianza y sus tendencias: ¿Qué pudo haber aprendido en su niñez un apreciador del fútbol? ¿O del karate? ¿Quiénes fueron sus padres o en qué ambiente fue alimentado y bajo qué régimen? Hay una segunda línea de abordaje de este tema en la que presumimos que ya todo está creado, dicho y hecho. Ya no hay nada por inventar, ya no hay nada por componer, ya no hay nada en qué emprender, ya no hay originalidad... ¿Qué puede hacer mejor una banda que tocar? o ¿Qué podría decir que ya no se haya dicho? Harari nos revela que los estándares han subido porque las referencias de antaño se resumían a nuestro entorno de crecimiento y los alcances de nuestro conocimiento apenas iban al barrio, la vereda o la ciudad vecina más próxima. Hoy el concepto de belleza se amplia a "la red" y el efebo más bello del barrio no es más que un remedo de hombre al lado de las bellezas internacionales (podría decir del foto arreglo y el modelaje porque cada individuo busca la mejor pose y la selfie más atractiva) que aparecen en nuestras redes sociales. ¿Cómo puede ser buena una banda en mi pueblo cuando la comparo con las múltiples maestrías que aparecen en los canales de videos o en las plataformas de música? ¿Qué hazaña en monopatín o en bicicleta puede realizarse que ya no la hayan subido cuatro millones de usuarios? ¿Qué puede inventarse, idearse o presumirse cuando desde cada página de la red te asaltan con posibilidades infinitas: los canales de ciencia abundan, las mujeres ofrecidas abundan, el porno está al orden del día, idiotas a medias pululan en cada "mi canal" diciendo cada torpeza y cada tontera mejor dicha que en el "canal de verdad". Las franjas y directos diversos atrapan una pequeña cantidad de curiosos y una aún más pequeña cantidad de interesados, aunque las religiosidades y las creencias en conjunto con el porno crudo, se llevan la mayor tajada y las noticias, los clickbaits y los engaños son el pan de cada día de cada plataforma que busca captar adeptos y desesperados que buscan tema de conversa y salvación para sus almas. Credulidad podría ser la cresta de estos fenómenos, pero aquí no hay más que postura de rebaño: El canal más famoso, el artista más famoso y la modelo más bella pueden carecer de talento, pero si están en el borde del ojo de los medios masivos se convierten en "ideales" que cada individuo quiere compartir, plagiar o emular y que los del borde se enteren que ellos ya los tienen entre sus "me gusta" y sus "compartir". ¿A qué repito mi cháchara pagana? Somos el producto arbitrario de la educación, somos víctimas de falta de personalidad cuando elegimos lo que otros producen, se nos escapa la baba por mostrar que conocemos lo que no conocemos y no hemos hecho lectura de nuestra psique compuesta por las grabaciones de todos aquellos que, de una u otra manera, influyeron positiva o negativamente en la etapa más peligrosa para ser un idiota: la juventud. Nuestros padres tienen grande injerencia en la niñez y nuestros amigos y el entorno en la juventud. Algunos hay que no se han moldeado a la imagen de sus héroes y que nunca alcanzan lo que se llama personalidad o que creen haber desarrollado una personalidad única, porque los émulos que tratan de seguir ya están muertos o en el camino del cementerio. Somos síndicos simples, encargados de llevar los rasgos de la personalidad hasta la siguiente generación si somos fuertes o desaparecer con ellas en cualquier otro caso. Me ocupa la raza humana que desaparecerá con el sistema solar, con el enfriamiento del universo, muy probablemente con la desaparición de Gaia. Seguramente si alguien encuentra los restos de naves y satélites algún día pueda predecir una cultura sumamente avanzada que envió naves a su espacio "cercano" y hasta podrán traducir ese disco de oro y entender un poco de nuestras ínfulas y pretensiones, por lo demás eso de "inmortal" es apenas una palabreja para todo aquello que nos ha de sobrevivir y que no es más que otro deseo apergaminado del que se cree dueño de la creación e hijo de dios. No existe la inmortalidad, ni la de los libros, ni la de los autores, ni la de las estrellas de cine o cantantes de cualquier índole. La historia de la tierra es superflua, la de nuestra pequeña estrella insignificante. Nuestra galaxia es una mota de polvo perdida en el cosmos total. Las almas no son inmortales y no existen y, el cielo de esos que hablan de inmortalidad, nunca ha existido.
PS: Hay una particularidad social o psicológica y es que el esquema narcicista que cada uno desarrolla, le lleva a pensar que lo aprendido de otros lo hace único, sin reconocer que su aprendizaje proviene de terceros. Es muy común escuchar: "es que en mi familia el único rockero soy yo; yo fui el primero que se graduó; ningún barrista es como yo; es que no me gusta el arroz..." La ciencia nos dice que cada ser humano es diferente en sus rasgos y en sus genes y ayuda con esa manía humana de creerse únicos, la disposición genética y su cantidad nos hablan de una variabilidad impresionante y de una tasa muy baja en la repetibilidad, pero vistos desde lejos, desnudos, no pasamos de ser una manada de gñues, de cebras, de ovejas donde alguna vez alguno se sale de la manada y, si no es detectado por la cuchilla igualitaria de Tarquino, se alegra mucho de ser diferente de los demás.
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