El perro de compañía y el gato de adorno son lindos y desagradables animales a los cuales la humanidad enfermiza dota de poderes místicos y cualidades impensables provenientes de la especie animal por naturaleza que es el hombre. Sus mascotas son "fieles, divertidas, inteligentes y casi humanas". Hábleles mal de las mascotas y le van a considerar un desalmado, apático, enemigo de la naturaleza. La relación interespecífica, biológicamente hablando, no está muy clara: parasitismo me atrae. Un individuo se alimenta del otro afectando su economía, alimentación, percepción y otras. Algunos juran que es una simbiosis donde ambos obtienen beneficios y hasta un mutualismo. Yo aseguro que en un inicio de estas relaciones se arrancó con una protocooperación, mejor, lo asegura Konrad Lorentz que es el etólogo apropiado para decir tales cosas. En el inicio de la relación en que algunos lobos o chacales visitaban las hogueras de los hombres, el ancestro de los perros aprovechaba restos de comida y el hombre su capacidad olfativa y su señal de alerta de peligro. Creamos al perro, lo forzamos a permanecer con nosotros y a cambiar sus hábitos de alimentación. Hoy no cazamos, ni requerimos sistemas de alarmas animales, el perro sigue ahí como animal de compañía, en muchos casos para cubrir una necesidad de afecto o de prodigar afecto o como sustituto de otros humanos. Puede hoy el perro ser un animal de defensa y de ataque, pero la percepción sobre él ha cambiado. De aquel ancestro del lobo no queda mucha dignidad, hoy les llevan en brazos, les sacan a hacer las necesidades y les visten con ropa deportiva, gorros, chalecos y otros aditamentos. Hoy ya no gruñen a sus amos, les hemos enseñado obediencia y hasta a ejecutar algunos trucos para deleite de la sociedad y les llamamos "inteligentes". El gato comenzó su carrera como animal utilitario en donde abundaba la plaga doméstica por la misma acumulación de grano que atraía roedores, aunque existan teorías alternas hasta de que fue el propio gato quien se acercó para aprovechar la sobreabundancia que la acumulación de grano permitía. Hoy ya no necesitamos del gato para eliminar las plagas y el mínimo sigue allí: ¿gato de compañía? ¿gato vestido? ¿gato inteligente? ¿misma situación que con el perro? Seguramente todas se dan, aunque sabemos que el gato es menos sociable ─ligeramente─ que el perro. El ser humano diferencia bien entre sus mascotas y sus animales de consumo, aunque hay algunos que adoptan gallinas, conejos, cerdos, ratas, peces, cuervos, pelícanos, caballos, vacas y asnos. ¿Puede haber cambiado la relación en estos años? Lo dudo. No tengo problemas con la estupidez humana mientras no me afecte. La humanidad entera puede hallar consuelo en sus animales de compañía. Lo que no me cuadra es que en una casa exista la desfachatez de poner la mascota en primer lugar y que la misma apeste a orina y estiércol de la mascota y que se conviva con ella sin el mínimo aseo y separación necesaria entre especies. ¿Pueden hacerlo? Obvio que sí, pero por favor no me impliquen, no me inviten, no me obliguen a dormir en la cama donde se sube el perro o el gato, no esperen que acaricie a sus mascotas y les diga ¿Qué lindo, cómo se llama? no deja de ser macota y de llamarse perro o gato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario