Tengo la complicada misión de inventar un término para una pesadilla social que se viene repitiendo desde hace algún par de décadas. Bueno eso de inventar ya lo discutí en alguna parte, se trata de nombrar una característica o un suceso que se ha vuelto común y que, a veces, reemplaza las creencias y las chamanerías. Primero debo explicar el fenómeno social como aquello que se convierte en comidilla de todos, aunque nadie lo haya confirmado, comprobado o sujeto a experimentación rigurosa. Eso es lo más normal del mundo, ya existía hace 200 años y hace 2000 y hasta hace 200.000 años. Se puede asegurar que a esas prácticas y saberes, creencias y mitos es lo que llamamos la cultura de una región o país. La idiosincrasia social es una amalgama de defectos y mentirijillas ocultas o aberraciones y muletillas complejas. Pero el término lo explica satisfactoriamente: mentiras absorbidas en los sistemas multimediales. La cantidad de nuevas enfermedades causadas por la permanencia o el tiempo cualquiera pasado en redes sociales o redes simplemente, páginas, video juegos, plataformas sociales, servicios de mensajería etcétera, etcétera y etcétera, es un jurgo: nomofobia, FOMO (Fear of Missing Out), vibración fantasma, apnea del whatsapp, ningufoneo... Y las enfermedades relacionadas con el uso de tecnología como el dolor de espalda, el túnel carpiano, el deterioro de la visión, el síndrome de Tetris o las paranoias que no tienen que ver en sí con la misma tecnología sino con su uso. Se me alarga la charla y no llego al meollo del asunto qué son las MAF y el vicio de poner siglas y nombrar las cosas en inglés apenas si consiste en hacerlas más llamativas, menos largas y dar a entender que son producto de investigadores de otro huso horario. Las MAF son las muletillas de conocimiento como ya dije verdaderas o falsas pero que no son más que eso. El miércoles oí perfectamente cuando una puerta estaba cerrada con llave: "Eso se puede abrir con una botella" Vi, claro, miradas incrédulas pero hubo dos personas de las ocho presentes que juraron "Si claro, se abre con una botella", "Usted no sabía" le parecían decir a los incrédulos. La conocida frase de Mc Gyver es ejemplo clásico. Yo no lo inventé, pero a falta de un carnet para dañar contra el pestillo, se puede usar la parte plana de una botella al recortarla y el PET, tereftalato de polietileno con el que está hecha la botella, es mucho más resistente. Lo que yo garantizo es que de las ocho personas ahí presentes sólo una era capaz de abrir esa puerta con esa botella y lo había experimentado por sí mismo, en los otros dos que afirmaron se pudo ver claro la certeza adquirida por los medios de comunicación masivos sin objetar su valor de verdad. Ejemplos hay muchos: el cerebro apenas funciona en un 10%, se puede abrir una puerta de auto con una pelota de tenis, mezclar licores blancos con oscuros emborracha... o el dato autista sobre que la miel no pudre o no se vence o que venimos del mono o que Santa Teresa era puro amor o el Che un grande hombre revolucionario. Lo interesante es poder afirmar que existen los MAF y que a más nerd, más abluciones de este tipo y que la repitencia del dato lo convierte en real porque parece interesante o nos alivia de saber que existen los héroes y las certezas a sabiendas de que la realidad es mucho más compleja y variopinta y que, muchas veces la realidad es falsa como una moneda de tres pesos. Otra MAF. Quede pues registrado para mí la sigla MAF como falacia absorbida en los medios, que, al final, podría no ser falsa, pero que no hemos experimentado por nosotros mismos, lo que la hace una falacia de acción y un FOAF tales que le escuche al amigo de un amigo... en red. Para terminar estos MAF's se presentan en la forma del dato autista: "una cucharada de neutrones pesa más que la tierra misma"... "Sabían que la cuarta derivada del espacio es el tirón"... "Las vacas son aerodinámicas a velocidades superiores a 500 kilómetros por hora"... "sabían que sólo usamos un 2% del cerebro"... quede a consideración de mis lectores.
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