domingo, 20 de julio de 2025

Praeteritum et futurum

 Ni de plano ni de refilón podría yo ponerme a hablar sobre tema tan terriblemente escabroso, por lo menos no con seriedad y eficacia, como es el devaneo místico de las redes. La verdad es que poco sé o  no tengo estadísticas al respecto. Incluso creo haber dicho algo al respecto de productores de contenido e influencers, youtubers, tiktokers, instagramers, twitcheros, equiceros... quien realiza contenido para una plataforma A, tiene el dudoso premio de ganarse el sufijo "ero" para ocupación, profesión o cargo. ―Rapero, punkero, rockero, reguero... ejemplos que ya había puesto― y ganarse algún dinerillo extra si se convierte en Influencer, es decir, si tiene una cantidad Y de seguidores o de fans que dependerá de la plataforma o de los patrocinadores o de... en fin. Justo dije que no sabía maldita la gran cosa sobre el tema. Yo mismo soy facebookero, produzco para facebook mis escritos del "insermo rusticos" que lo hago en blogger por lo que soy "bloggero" y retransmito el programa "Trueno de Queronéa" por varias plataformas, así que soy "spotifero" y "podcastero", ni que decir que algunos videos de conciertos, llegan imprevisiblemente a Youtube así que sí, también soy "youtubero". ¿Soy influencer? Bajo ningún parámetro. A mí me leen cuando mucho 20 o 30 personas, aunque el número de seguidores de la página sube a los enteros de mil. Camilo siempre me dice que publique con una foto porque mis escritos de cuatro cuartillas no atraen gente y lo compruebo facilito. Si envío un escrito sin una fotografía, los lectores bajan a 3 o 4. Ahora, que decir lectores, por lo menos se fijaron en la retahíla, porque no puedo asegurar que me lean. Cada vez es más difícil encontrar lectores o gente preparada para hacer una lectura crítica de contenido. La capacidad de atención se fue al carajo, si no atrapas un usuario en tres segundos, lo pierdes. Como dije, no tengo datos, pero observo a la pobre humanidad zapeando en todo un viaje sin detenerse en nada, mis alumnos, mis compañeros de trabajo y los usuarios del metro que a veces uso, el trabajador cuando cree que el jefe no lo mira y el dependiente tras la estantería que espera que nadie le interrumpa sus embelesos pidiéndole una curita. ¿Devengo dinero por mis intromisiones? No. Suficiente ilustración.  Volvamos al tema de "creadores de contenido" porque existe una mediocridad y un facilismo que son de quinta. Empezamos por el idioma que maltratan sin remedio y sin paralelo, lleno de muletillas y apoyos vocales: la neta, familia, este, entonces, mmm, vale, ehh, tio, oye... Otros tienen producciones con tan mal sonido que aburren o con tan mal video que dan pena y no lo digo por el productor de medio peso que usa un teléfono móvil de mala calidad, lo digo por los representantes de  la cámara, del senado y del gobierno, que ni subtítulos ponen y queda uno casi en las mismas de querer enterarse sobre qué hablan: Imágenes borrosas, desenfoques, subidas o pérdidas de volumen, repeticiones, cortes de video inexactos. El tercer problema son los que promueven mensajes de odio. De esos tengo yo bastantes que replican mi contenido para dedicarme un párrafo sobre mi status de psicópata o mis posturas beligerantes, casi todos ellos obreros de derecha, fanáticos seguidores del cristo y conservadores en conserva. Algunos tienen canales dedicados a la ultraderecha y a la ultraizquierda y promueven unas mentiras impresionantes como en  el caso de los "influencers" argentinos adheridos al régimen de Maduro, tan sonados en estos días o el caso de ese influencer retenido en Corea por sus impertinencias con la cultura del país y los ciudadanos. No me pidan nombres por favor, odio siquiera citarlos. A estos se le suman los canales divinos que promueven la fe en dios, el nazismo, racismo, machismo, feminismo, trumperismo, israelismo, palestinismo y sionismo. Me faltan muchos ismos pero con esos son más que suficientes ejemplos para entender que el radicalismo se toma las redes y que el pobre zapeador no está preparado para filtrar contenido, convirtiéndose en un propagador de ideas con cero análisis. Vienen los mendicantes de likes, suscripciones y campanitas que son todos y se vuelven tediosos. Me quedan los que consiguen vistas generando controversia Se exhibe una chava con un lenguaje lunfardo, algo poco presentable y exige un "sugar daddy" con capacidad económica, negación de guisa, negación de trabajo en casa y sueldo de congresista. Un macho preestablecido, calvo, de mal aspecto, da cátedra sobre cómo controlar a las mujeres y conquistarlas. No quiero decir que una mujer bella y un adonis no puedan hacer tal desfachatez, pero no me quedan bien los ejemplos con gente bella, aunque son igual de descarados y, como dije, generan vistas y dislikes y se vuelven "virales" que es la intención final. La profesora más abyecta tiene su canal tik tok donde se autopromueve y embauca niños y reparte falacias; el obrero raso instala un canal sobre herramientas donde dice cuanta desfachatez se le ocurre sobre afilado de brocas y cortes a 90 grados; la niña del barrio rojo publica sus encuentros y sus desventuras con los clientes; el artista selecto muestra su banana con cinta en la pared o sus latas de excremento frío; el arriesgado periodista improvisado visita los "badlands" de cada región; El "unboxing", la "review", el resumen de películas, el adelanto de disco, el concierto, la publicidad, el comunicado, la noticia, los propagadores de misterios, los terraplanistas, los divulgadores y la peor de todas por falta de originalidad: las reacciones a otros canales... Vagos improcedentes. Sí. La red es popular y para todos, lastimosamente lo mismo que la hace popular la hace a veces tan aburrida y tan distópica. No es que no haya censura, que a veces una vulgaridad o una salida en falso de sangre o de derechos de autor es suficiente para que te borren el trabajo de horas o días, es que la censura no pide estándares y por ello aparece allí cuanta porquería fascista, falsa, embaucadora y tráfuga se presente. ¿A dónde vamos con este modelo? a un mundo más desinformado y más crédulo y era todo lo que tenía qué decir.

PS: Debo aclarar que jamás pido tales aberraciones de likes o suscripciones o pido que comenten para mejorar el algoritmo. No me importan, me quedo con mis 20 oyentes si pueden pensar el podcast o digerir el insermo y si ponen o no la campanilla me tiene sin cuidado y si se suscriben o no me da lo mismo. Síganme en Instagram que tengo Twich y escríbanme en gmail que tengo hotmail.

PS 2: ¿Hay canales buenos? Obvio, hay para todos los gustos y cada cual se dará a los suyos yo me quedo con el canal de Mauricio Schwarz, el de Sierra y el de Richie. El de aldo, el de Derek, el de Vlad y el de Crespo y algún que otro divulgador científico más.

sábado, 12 de julio de 2025

Consecuencias

 La mejor manera de tratar con el mundo es no tratarlo. Claro, si lo que buscas es prosélitos, ovejas y rebaños, la mejor manera de adaptación es tratar al mundo. En él siempre hay personitas ávidas de un líder nato a quien copiar. El macho alfa o por lo menos aquel que intenta ser seguido lo logra fácilmente porque los rebaños necesitan un líder aunque sea un perfecto imbécil. Es más, mientras más imbécil mejor. Vea al papa, dos mil millones de seguidores y cree en el agua bendita, en un dios omnipotente, en su infalibilidad y esos dos mil millones de seguidores que son unas completas turmas. Me desligo de todo acto, fe ciega, estupidez, cartomántico, mantrista o religioso. Casi me quedo solo en un solo acto. Miren a María Fernanda Cabal o a Trump miles y millones de seguidores con discursos de odio y con acciones impertinentes de adolescente tierno. Me desvinculo de la política, los partidos, las asociaciones, las comunas, las juntas de acción comunal y cualquier cosa que apeste a democracia. Existe apenas la democracia de Thoreau de un sólo individuo. Observen a Jaime Maussan o a Sixto paz, con una élite de seguidores porque acusan a unos extraterrestres de llevárselo o disfrazan momias de alienígenas. Me independizo de buscadores de ovnis, alienígenas ancestrales, seguidores de ufología y conspiranoicos roswellianos. Fíjense en La bruja Lola, el Indio amazónico, Walter Mercado o Nostradamus, miles de millones de seguidores que buscan el número de la suerte, la piedra óptima o el color que se ajusta a la suerte del día. Feng shuistas que pretenden con orden y color conquistar el mundo y la paz perdida. Me separo de lectores de horóscopos y parlantes del signo zodiacal, artesanganos, amuletistas —incluidos los de escapularios y medallitas de la virgen o del santo patrono— agoreristas, numerólogos y pedreristas. Pongan su atención en Samuel Hahnemann y sus diluciones infinitas o el similia similibus curantur que embauca millones de personas diariamente, adeptos de la medicina homeopática. Me distancio de medicinas energéticas, acupunturistólogos, moxibustiólogos, reflexólogos, tántricos y naturistas. Fíjense por un momento en los iniciadores de conspiraciones estúpidas: el terraplanismo tiene millones de adeptos en el mundo. Me emancipo de los más puros creyentes en los pretendidos misterios del triángulo de Las Bermudas, de los terraplanistas, de la caída del WTC con explosivos desde el sótano, en la lectura de mentes, tele y psicoquinesis. Sigamos con los fanáticos deportivos, unos 4 mil millones apenas para el fútbol que ya me cansa cuando hablan de tal o cual jugador, de tal o cual equipo, de su peso, su valía o sus goles, pero cualquiera que me hable de deporte, ciclismo, golf, curling, incluso de artes marciales deportivas o MMA le considero un inocente bobito. Me desligo de fanáticos, fans, barras bravas, porristas, hinchas y deploro cualquier charla que de allí provenga. En cuánto a halagadores profesionales, mequetrefes que sólo ven lo bueno, serviles y lamezuelas, calientaoídos, chupamedias o sensibleros me apenan sobre manera. Desde aquí podría quedar claro que en el mundo lo que falta es gente seria, que la masa es idiota por naturaleza y sigue cuanta estupidez se le presenta como un hebetado: vota, cree en un dios, afirma conspiraciones y se acentúa en creencias porque es humano e idiota a la vez. Luego me salen unos imbéciles redomados en redes que se apuntan un penique por criticar una banda, un concierto, una moda o una forma de vestir y hasta una idea. No, no existe la filosofía del metalero o del punkero, no existe una filosofía del rock. No existe un partido punk o partido metalero ni un dios punk o metalero. No existe una política punk, ni un modo metalero. Lo que importa no importa tanto como para compartirlo y es mi culpa por escribir a un respecto y socializarlo. Existe tan poca gente cuerda que lo mejor es apagar e irse.

PS: ¿Es el golf un deporte? ¿Se llenarán las olimpiadas de ajedrecistas, curlineros y monopolistas? Seguramente pero no esperen que me vuelva fan de ellos. Los griegos definitivamente morirían de la risa al verlos y seguramente serían candidatos a estar inscritos en una ostra.