martes, 13 de diciembre de 2016

A los artistas marciales

Sentarse en la extrema izquierda es vanidad y sentarse en la extrema derecha es humildad fingida, la vía, si es un camino, no es digno de seguirse porque no existen las vías que, de hecho, siguen tantos energúmenos. La imprudencia es una cualidad humana y todos, por tanto,siguiendo la lógica de Kiseveter, somos imprudentes. La imprudencia de alguno puede ser grande y la de otro de menor tamaño, pero una imprudencia grande puede no dar un resultado catastrófico, lo que puede ocurrir con una imprudencia pequeña. Tales imprudencias son cuestión de espacio y de tiempo. La fuerza única del universo no ha dejado en 5000 años de historia que un maestro se vuelva inmortal o invencible. No comprendo de donde viene el ego de la mayoría educada por normas de conducta que no son la imagen de lo adecuado, simplemente son reglas que se inventan los césares de los dojanes. ¿Dónde les queda el ego de usar un hakama porque son cintas negras? ¿y hasta el mismo cinturón? Deberían llegar a los dojos sin exigir tantas muestras de respeto, pues allí se va a entrenar para la vida y tanto respeto y majestuosidad se vuelven estúpidos, en la calle no recibirán más que golpes y patadas. No deploro la disciplina, pero más allá de eso ¿Qué se creen estos "maestros" de pacotilla? ¿Saben más? deberían ser más humildes, ¿nacieron en una cuna diferente? ¿no fue bajo el mismo sol que nos hace igual a todos? Siguen los pasos de un maestro? muestren que están abiertos a las diferencias a las que los maestros estuvieron abiertos. Porque muchos de ustedes son más "papistas que el papa". Quién se sale de vuestra tendencia o altera un ápice un movimiento es tildado de hereje y retirado del círculo. El afán de cada miembro de esos círculos es acceder lo más pronto posible a los títulos, no por entrenamiento sino por el poder del dinero y, así mismo aplicar ese fundamento titular para cobrar a quienes llegan ávidos de conocimiento. Sé que también hay quien llega con ánimos belicosos, pero la enseñanza proyecta calma a esos espíritus, mas ¿Cómo proyectar la calma sino se posee? ¿si el ánimo de muchos titulares es igual de belicoso que el de los estudiantes? Da risa ver y oír que se sienten "sayayines" Y hablan con extrema cadencia y de voz queda como lo haría un antiguo maestro y se inflan el pecho hablando del tiempo que llevan entrenando y recitando como cotorras las reglas de memoria y los nombres de las técnicas... como digo, cero humildad. La sagacidad se adquiere cuando un maestro pone obstáculos, no cuando es un obstáculo en sí mismo; ¿Olvidaron que implícitamente todos andamos buscando la iluminación? ¿el satori? ¿La paz? y creyendo tenerlo es la peor manera de conseguirlo. La paz, la calma, se consigue en el ejercicio repetido, en la simpleza del estilo, en la respiración constante y alternada, en la serenidad de la aplicación. Es bueno ver que la repetición logra que el cerebro reaccione automáticamente en una caída o en una técnica, e incluso la repetición logra acelerar la velocidad de la misma reacción. Eso no tiene más virtud que la dicha. Si un profesor de matemáticas sabe matemáticas no es por ser mejor, hace lo mismo todos los días, repite los mismos ejercicios y fórmulas, lo asombroso sería que no se las supiera. ¿Quienes sois pues los artistas marciales? ¿los de la ventanilla y la exhibición? ¿los de la crema y nata de la subordinación? Abrid los dojos, Allí debería entrenarse diariamente la humildad y, lastimosamente, se hace todo lo contrario. Cada escuela es un templo de arrogancia donde, los metidos en la rosca imponen sus taras y las hacen virales en mentes que, en búsqueda de la verdad, hayan una verdad: la del dueño del templo.

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