domingo, 21 de enero de 2018

Todos a las redes

Yo soy un defensor de las personas que me atacan. Sin ellos mi valor se reduce a un observador sin nada que decir. Quien me ataca, activa en mí el sistema de defensa, que no el de escape, aunque siempre he pensado que ningún insulto vale la pena contestarse. Estas respuestas son para mí, para explicarme a mi mismo el porque de cada cosa y las redacto porque el orden en ellas es importante y el otro, te incita a una respuesta porque está ávido de combate. Aclaro que las personas que me responden cosas bellas tampoco reciben de mí nada. No es que me sean indiferentes. Mi amigo Hechicero Lunar o David Bustamante hacen comentarios con sentido y los valoro, pero no salgo en su defensa o a responderles o darles un like o... en fin. Siempre habrá gente que haga comentarios malintencionados o que nos hieren de alguna manera y que, en general, al pobre Camilo le causan mucho estrés y afán de responder. Por ahí estuvo el otro amigo Humberto Sánchez, que comentó una publicación nuestra y no me pareció malintencionada -aunque después se siguió con insultos y pataletas- en la que espero el grupo esté de acuerdo, pero que era y es totalmente mía. Yo no me siento a escribir con Diego, Camilo y Neyger al pie y les pregunto si quieren o no quieren que diga lo que estoy diciendo y por eso casi no publico en la página de Punkies y Cerebro. Ahora, yo, Jaime López, Jimmy Jazz, Jacobo Hijo De Lobo o Bartolomé Koan, soy un ser independiente de la banda y como ente jurídico respondo por mí. Yo soy quien le ve mil cosas malas a la red y por eso no tengo redes sociales. Ni vivo cerca de humanos, ni me gusta subirme a un bus o escuchar de sus venalidades y banalidades, es más, desprecio profundamente a una cantidad de bandas que tiende a infinito y obvio, no las escucho y no las sigo. Tengo por lema que ni siquiera sigo a Eva o a Jelly porque no me interesa su pensamiento o si mearon o si se están comiendo a la condesa de la Rochefoucault. Sus letras me parecieron interesantes y las asumí como roll de pensamiento y creo que su sarcasmo y cinismo es una verdadera joya para las almas apasionadas por la libertad. Nunca todas, hay cosas de ambos que no comparto y hay grandes pensadores a los que filtro por el tamiz de mi odio y mis transgresiones. La red también tiene una parte buena. Allí he aprendido mil cosas, más por mi incompetencia y cerebro lleno que por que no haya más que aprender y allí escribo estos reductos de mi personalidad que son mis libros y mis libelos contra la humanidad. De hacerlo en otro sitio podrían perderse o borrarse y temo que mi legado se pierda, aunque sé lo vano que suena. Yo no me levanto todos los días por el placer de escribir, no; no me despierto por el placer de trabajar, ni me desvela que nadie se acuerde de mí al  momento de mi muerte, me aterra, que estando vivo, me sea vano a mí mismo, por eso me levanto con una idea, escribo, canto, y así, con el poder de la diatriba y la palabra escrita, mi alma descansa y se siente feliz y completa. Cumplí mi deber, dije lo que tenía que decir, escribí una canción que lo repite y se la envié a quienes la recibieron. Yo no participo en concursos o me arrodillo ante las editoriales; he ahí la parte buena de la red, que también es mala, es la de poder hacerse publicidad y acceder a canales de información a los que de ninguna otra forma se tendría acceso, acceder a publicar tus propias y definitivas tonterías y ahí estan mi docena y media de blogs de muchos contextos, esos son mis libros, eso es mi legado. Al alcance de cualesquiera. A Camilo le toca entrar a la red, conversar con los productores, con los organizadores, publicar los videos que exigen los mismos, colocar las fotos que garantizan nuestra presencia en tal o cual lugar, hacer la publicidad de los eventos -el mismo tanto le corresponde a mi hijo David Audax en Bogotá- y comunicarse con todos para cuadrar ensayos y lugares. Todo por vía red y, para bien del consumo, por medio de las redes sociales que necesitamos para poder llevar nuestros mensajes. Siempre he creído que es de idiotas irse a la selva y montar una banda sin intención de que nadie más lea o escuche. "Yo toco para mí" o "yo escribo para mí" no es absurdo, pero no hay necesidad de decirlo. Es claro que cantamos y escribimos para que las generaciones presentes sepan de nuestros dolores y descontentos, que ya son dolores y descontentos milenarios.  Por vía red accedemos a unas 20000 personas entre las tres páginas que se manejan, más las personales. Si no fuese así, deberíamos ir a los medios y arrodillarnos ante teleantioquia, telemedellín, infinito y musinet, que si por favor nos promocionan un eventico que vamos a hacer y, la verdad, es que nunca compramos rodilleras y a rodilla limpia no queremos. ¿Es insulsa la fotografía selfie? así lo creo, Personalmente no me verán poniendo o tomando una foto de esas -entiéndase, no tomo fotos para mí y no tengo ninguna red social, llámese como se "llámese"- pero es deber que asumo por la causa y aprovecho esta sentida presentación para agradecerles a Camilo y a David por las páginas creadas y por las publicidades bien hechas y por las noches de insomnio haciendo cosas por la banda, como también por tener que soportar los comentarios mal intencionados o los babosos. Valor mis muchachos, que yo de vez en cuando vendré a su rescate. No olviden por favor el Wu Wei y el tan invaluable "valor del silencio" en el conflicto y en la calma. Pido a los aludidos que si tienen ofensas las remitan a la página de Jimmy Jazz, que aunque tampoco la reviso yo, queda en claro para quien son los madrazos y a mí, la verdad, no me molestan, son mi alimento como en la canción final de el extranjero: "Y para sentirme menos solo me queda esperar que el día de mi muerte hayan muchos espectadores que me reciban con gritos... de odio."

No hay comentarios:

Publicar un comentario