viernes, 12 de octubre de 2018

Acabar con el mundo

Tengo yo la culpa de pensar que todo aquel que me dirige la palabra es un idiota consumado y que busca una respuesta simple y sin controversias, reconozco que mi afán de librarme de ellos me hace decir cualesquier burrada. Incluso puedo decir que la mayoría de las veces resulta tonto ponerse a filosofar en medio de una fiesta de licor y calillitos. Y sin conocer al oponente, sus desvíos mentales y sus tendencias suicidas, incluso sus intenciones de derribar ídolos o levantárselos, es aún más complejo iniciar un diálogo. Hace una semana me asaltó a las cuatro de la mañana en un concierto, un joven con la pregunta: "Si usted pudiera acabar con el mundo con quien acabaría primero" Yo le respondí que acabaría primero con los políticos y quise eludirme, pero el joven me atacó de nuevo: "y porque no acaba primero con usted mismo". Hasta aquí la parte cruel. De ahí en adelante hay que pensar en si mi respuesta fue ingenua o solamente quería salir corriendo para volver a Medellín. El que me conozca sabe lo apático que soy y lo mal ambiente. Si la cosa se trata de mejorar la vida y salvar el planeta, toca acabar con el mundo entero y sin remedio. Una desaparición abrupta de la humanidad mejorara las condiciones de vida en el planeta para los menos favorecidos del chimpancé hacía abajo en la escala de la razón. Volverán a ser tomadas todas las ciudades  arrebatadas a la naturaleza por los árboles y arbustos y a la mejor nacen nuevas especies capaces de convivir con el concreto y el vidrio y el plástico de desecho. No hay duda, la tierra se recuperará en unos cuantos milenios y será un descanso para el universo que tamaña plaga desaparezca. Toca pensar en que creemos que no toda la humanidad es una plaga y no es broma, si eliminamos seis personas es más que suficiente: yo, tú, ellos, nosotros, vosotros y ellos. Discúlpeme señor, la verdad es que creo que se puede vivir sin alterar demasiado a la naturaleza pero para ello hace falta dejar de creer en el capitalismo como panacea mundial, en la riqueza de oro y posesiones como riqueza humana y en la democracia como base de la felicidad. Creo firmemente que se puede mantener la vida en el planeta con menos gente, pero mientras la religión ataque el aborto y los gobiernos promuevan nacimientos para tener aranceles y mano de obra barata, tal cosa no es posible. ¿Ahora puede entenderme? Si acabamos -y al asunto de los asesinatos si no le voy yo- con los políticos, estaremos dando el gran salto para desaparecer o volver al mundo de 1500, pero sin oscurantismo, sin demasiadas enfermedades y con libertad de palabra y acción. El siguiente paso consistiría en acabar con los cultos y acabaríamos en la ciudad de Utopía. Difícil. Real pero difícil. Lo que siempre he dicho y he querido decir es que a la humanidad no se le puede dar una oportunidad de esas porque en menos de lo que concierne al gallo, se inventaran de nuevo sucesiones divinas para erigir un mandato y poderes civiles para mandar a una parte de los ciudadanos. Unos se abrogarán el derecho de mandar sobre otros por fuerza o por capacidad y visto así: la humanidad no merece perdón y yo menos. Creo que para apartarnos de los seres humanos no es suficiente con irnos a los confines de la humanidad, pero, lo poco que trato es de tratar lo menos posible con la especie humana y apartarme lo más posible de ellos. Yo vine a tocar y camino en la calle, pero mi huella es mínima y mi imposición mental e intelectual es aún más pequeña. Lo que pienso es simple: No existe alguien que valga la pena y yo menos, pero no por eso me enredo en decidir a quien quiero matar, no quiero matar a nadie, el humano va derecho al embudo por cuenta propia y no es que yo no ayude, también soy responsable del desastre. Pero, volviendo al punto, si acabamos con los gringos y los chinos, los políticos y los creyentes; le daremos un respiro a esta tierra que ya hace rato le hace falta.

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