Querer pensar que una secta, ideología o tribu tiene claro su compromiso para con ella es olvidarse de la humanidad como rebaño que tiende hacía donde le amaña vicente y donde la hala el billete. Ni la ciencia es tan cerrada, pues permite, vía demostración, cambiar paradigmas. No existe mucho fanático cristiano que siga el decálogo bíblico a pies juntillas y que no persiga la violencia, el solipsismo y la venganza como fin; bien pocos colocan la otra mejilla al bofetón o dan de lo que no tienen. Sus migajas son eso, mendrugos duros de panadería real. Encontrar una familia judía que acepte a rajatabla comer sólo de animales de pezuña hendida, rumiantes y con un único estómago o mejor dicho familia que respete lo kosher y desprecie lo taref, es, bajo mi experiencia, una cosa rarísima; asimismo, es difícil encontrar un musulman que no quiebre las leyes del halal y, bien fácil, encontrar un acérrimo cristiano que mientras reza por sus pecados y critica a la humanidad, desee vehementemente y tenga sueños lúcidos mojados con la chica de 15 años que pasa junto a su ventana. Complicado encontrar un lagarto que asegura seguir una política estricta pero que no esté inscrito en el capitalismo salvaje o que no trate de sacar provecho de su posición para enriquecerse a costa de los demás. La tendencia la dicta la moda ¿Que decir pues de una tendencia musical cuyos parámetros son más ficticios aún que los de una tendencia filosófica o política de vida? No puede catalogarse una banda o un grupo musical por lo que dicen o por lo que deberían decir. Una banda de metal, bajo criterios propios y experiencia personal se centra en ritos, maldiciones y fuerzas oscuras, pero tranquilamente puede existir una que sacrifique al dios de los cristianos y amenice las reuniones de una secta mientras un pastor discurre sobre la perdición del alma y la manera de aportar diezmos para evitarlo o que facilmente plantee que su rebeldía contra dios la hacen alabando al opuesto igual de imaginario. Igual he visto con bandas de punk que rezan y alaban, pero que una banda deba ser rebelde y dedicar sus letras a la denuncia y al pensamiento crítico sólo está en el imaginario de unos cuantos. Siniestro Total tiene cientos de canciones que apenas si son burlas o chascarrillos muy elaborados y hay bandas cuya experiencia en traumas amorosos, aunque son una mala parodia, superan a las emisoras encargadas de ello como la voz de Wakanda y la hora de los Apelmazados. Las raíces del rock, cimentadas en la música negra como el gospel, el blues o el rhythm and blues que, en sus inicios fue básicamente música religiosa, no puede catalogarse en lo que deba decir o en la necesidad de deplorar el sentimiento ajeno o en resaltar las debilidades propias. No se requiere que nadie, a manera personal o por directriz de terceros se dedique a la composición en un monotema, lo que es un poco monomaniaco si se puede añadir. Existen sí, bandas comprometidas que han escrito himnos de combate y letras que incitan a la rebeldía, al pensamiento y a la lectura más profunda, si bien el punk se ha dedicado en gran parte a ello, no es una obligación o un estándar. A denunciar se han dedicado otros géneros y no por ello son menos música o menos glam, grunge o rock. El rock ha tenido de porno como el género actual de moda y ¿cuántas canciones no se han dedicado al lujo de manejar un coche o de tenerlo y acelerar por la autopista mientras un olor suave de "colitas" se extiende por el aire y al azar de la buena vida? Sibaritismo si puedo agregar. Las letras de Plasmatics son buen ejemplo de lujuria exacerbada y Raffaella Carrá hizo lo propio con su pop o si quieren The Exploited hizo del fascismo y la sinrazón un enclave dentro del rock. La música no tiene una única finalidad, eso sólo está en mentes obtusas y apeñuscadas. Que unos tipejos se apropien de la escena cultural y de la existencia de todo tipo de implementos que, parecen pertenecer a una tribu en especial, es una cuestión de ideología, de gusto y hasta de moda. German no es un punkero, aunque lo diga yo y si le gusta el punk, no parece haber entendido ciertos lineamientos, que, como dije, no son necesarios; se puede escuchar Hip Hop sin andar con los pantalones a la rodilla y ser metalero sin chaquetas de cuero y anticristos y puede serse reguetonero sin necesidad de tener la cabeza vacía. El hábito no hace al monje, aunque un imbécil de pelos parados y pintados pueda recibir el calificativo tan preciado por otros que se sienten ofendidos de ello y, aunque la mona se vista de seda... la mona sigue debajo. La música no implica el contenido, la ropa o los aderezos no son exclusivos de un estilo y el gusto musical no cierra las posibilidades a la lírica. Algunos piden tener coherencia con lo que se muestra y se dice, pero eso no es un requisito para ser esto o aquello. Claro, a quienes profesan el rock rebelde, les duele sobremanera que los hijos de papi y mami y la televisión nacional se aprovechen para hacer bombardeo cultural y simplifiquen lo que otros aprendieron a golpes. A algunos nos molesta que el gerente de Propapel cante "Un mundo entero se quema a sí mismo al hacer pomada pa' sus quemaduras..." y deje la consecuencia de lado, pero, no se necesita ser consecuente para profesar un gusto musical, como no se requiere un gusto musical para profesar una filosofía. Suena terrible que haya políticos que les guste cantar "Todo por la patria" y no entiendan la paradoja, pero están en su derecho, la imbecilidad y el hedonismo pueden apropiarse de todo. "Sin país" no necesita de apátridas, pero quienes le tomamos aprecio por himno pediríamos coherencia mental, aunque, repito, no hay que estar de acuerdo con una letra para disfrutar el ritmo. No dudo que algunos profetas de paso, se dediquen a explotar sentimientos nativos o gustos como el del fútbol o la navidad para convertirse en éxitos de parranda y de barriada e incluso que algunos buenos letristas se aprovechen de ello para producir excelentes letras rebeldes y marcantes para saltar a la fama e incluso para atacar al enemigo de turno sin que ello repercuta en un ataque en la vida real. El rock pues, no tiene finalidad ideológica y su parafernalia no tiene una exclusividad tribal, aunque veamos que la gente se acomoda al estereotipo de su perfil musical y quienes miran desde afuera hagan la clasificación pertinente. Quienes apreciamos la música como Tambor de Queronea o cómo modelo de pensamiento, tal vez estamos más equivocados que los demás y no por ello estamos tan equivocados que queramos quemar la colección de cassettes porque ahora la escucha cualquier pelmazo, ni arrojar las ganchos y cadenas porque se convirtieron en utilería para la moda.
PS: Ya lo había dicho yo: "La sociedad ha cobijado dos modelos anímicos, uno de ellos alimenta los festivales, las revistas del corazón, las redes sociales y los canales de youtube, el otro es el que continua escondido produciendo contra la tiranía" Obvio que no son dos modelos, pero quien quiera aparecer en la escena mundial y nacional deberá abrazar el desgano de no ser consecuente.
PS 2: Hay un cuento de Anthony de Mello que habla de los Fariseos y los Saduceos y al preguntarle cómo reconocer a alguno, responde que los fariseos son los que hacen la diferenciación, aunque es válido que sean los saduceos los que la hagan. Yo escucho música, el que hace la diferencia es el extremista que cree que la suya es intocable, única o mejor, o que la mía no se acomoda en ninguna de sus escuelas aceptables, viables, normalizadas y registradas.