domingo, 17 de enero de 2021

Políticas de privacidad

 Lo bueno de andar  desconectado es que no te enteras de los dolores del mundo hasta que ya se ha calmado un poco la situación y los ventarrones se han disuelto o por lo menos, amainado. Lo malo de estar desconectado es que cuando vas a hablar de un tema, ya está desactualizado. En mi caso desconectado es que las noticias son a través de quienes me visitan y me cuentan lo que entendieron o lo que oyeron de terceros: una fotografía de un agujero negro enguyéndose una galaxia, una sonda japonesa que al visitar un asteroide encuentra vida, la muerte de algunos famosos músicos y de otros que no le aportan a la ecomonía mundial más que una estadística, la noticia del asesinato que apasiona a la prensa roja, el impeachment de Trump o las nuevas olas y cepas de la enfermedad de moda. Frente a la fotografía enguyéndose una galaxia interpuse lo grande que es una galaxía para que pueda verse en una instantánea su engullida feroz y supuse que era más bien el instante preciso en que empieza a desaparecer o a caer en ella alguna estrella, que tampoco es un trago que pueda verse en una instantánea y aún fuera un sol por minuto o por día, tardaría unos cuantos miles de años en consumir una galaxia promedio. De "vida en un asteroide" no acepté más qué, sabido es que los asteroides tienen cargas orgánicas, que es una de las maneras naturales de salvaguardar ciertos materiales de construcción, expulsándolos al espacio para recuperarlo en futuras ocasiones más propicias y qué, lo que llaman orgánico, son compuestos de carbono, nitrógeno, hidrógeno y oxígeno y no "vida" como parecen decir quienes me cuentan el hecho. Las noticias rojas son el pan de cada día y no me interesan para nada y los muertos, famosos o no, no me quitan el sueño, simplemente cumplen el ciclo vital y algunos han dejado huella, otros dejan nada, ni siquiera el vacío porque desde mi visión raza, ni siquiera sabía que aún vivían. Los problemas de Trump ya los había predicho o mejor, deducido en estas páginas y lo de las nuevas cepas aún no lo digiero. La mejor noticia fue esa de que "las nuevas políticas de privacidad" y de que E. M. recomendó otras plataformas o aplicaciones de mensajería para no usar la del avivato aquel que pretende hacerse con miles de millones de datos, metadatos y archivos, la base más grande de la historia del mundo. Si somos claros, son tan elocuentes como cínicos: "Si no nos das permiso de ubicación, no podremos compartir tu ubicación" "si no nos das acceso a tú libreta no podremos compartir tus contactos" "registramos sólo lo necesario para darte una mejor experiencia y un mejor servicio"... en otras palabras estamos jodidos porque nuestra información está en manos de terceros si queremos poseer los avances tecnológicos y tener la ciencia a nuestra disposición, pero ¿quién no ha sacado un correo y activado una cuenta de mensajería? ¿quién no ha pagado un servicio en una tienda con su número y cédula? ¿quien no se ha inscrito en el censo nacional con su número de vivienda y su prole y sus negocios y trabajos? Una empresa para pagarte te obliga a sacar una cuenta en un banco, un empleador te obliga a tener una cuenta de mensajería para que estés "a mano" y hasta te pide un correo electrónico para enviar información y recibirla. Tus datos ya son de dominio público, se negocia con ellos y te hacen cambiar de parecer y hasta acentúan tus miedos porque la IA se tomó el mercado hace rato. No puedes ver una película en una plataforma porque al rato te recomiendan otras "similares" y no puedes buscar un artículo en red porque luego te bombardean con publicidad sobre lo "último que viste". Si quieres ingresar a ver una noticia, te piden inscribirte, desactivar los bloqueadores de propaganda o aceptar sus condiciones de privacidad. Lo que digo es que nuestros datos están en ese juego hace mucho rato, que se han aprovechado de ellos y que si ya hiciste alguna de estas cosas no tienes marcha atrás, desde que naciste te dan un número, un nombre, un apellido y cada uno de nosotros se encarga de conseguir un número de celular que pagamos para que no nos cambien, un correo electrónico, una página en internet, un sobrenombre, unas aventuras que describes o graficas con tus fotos, unos estados que sientes te definen o unas tendencias políticas y filosóficas que, dependiendo del mandato y del estado de ánimo,  de sitio y de mandatario, pueden meterte en problemas. Ed Snowden no predijo que nos espiaban, lo advirtió y si escribes algo que no gusta a los medios en que lo publicas, se veta y te exilan de sus filas. Todo gobierno ya tiene puestas las garras en la información que publicas, cada aplicación te pide el correo o el número de tu cuenta bancaria debes ponerlo para comprar en línea, en las fotos, en tus estados, en tus "almorzando con mi esposita", "en el concierto de Reo", "de paseo en..." Algunos piensan que esa información es importante, pero que sólo la de los poderosos y a muchos les importa un pepino aceptar las nuevas políticas y condiciones, pero es el nuevo "gran hermano" intuido magistralmente por Orwell: "The big brother is watching you". Es cierto que para quienes publican banalidades no tiene más implicaciones que las ya alcanzadas, pero para quienes piensan por sí mismos, es la persecución y el santo oficio, el index librorum prohibitorum y es a ellos a quienes les importa y quienes ponen el grito en el cielo. La estúpida que habla de moda, la maquilladora insaciable y la manicura permanente pueden temer que les ofrezcan productos de los que consumen sin dudarlo, pero no habrá una cacería de brujas contra "jugadores de juegos de roll" ni contra "las divertidas tendencias de Tik Tok" o contra "los postres de mi abuela". La realidad parece una teoría de conspiración porque lo es. La política de privacidad no existe, es una argucia legal que nadie respeta porque con nuestross datos hacen lo que se les da la gana.

PS: Les transcribo, literal, un chiste que me envió mi amigo David Gray muy a propósito de estos insermos: Oda al creador y a su chiste cruel.

"--Hola, ¿Pizza Hut?

--No, señor. Pizzería Google.

--Ah, discúlpeme... marqué mal... 

--No señor, marcó bien. Google compró la cadena Pizza Hut.

--Ah, bueno... entonces anote mi pedido, por favor... 

--¿Lo mismo de siempre?

--¿Y usted cómo sabe lo que pido yo?

--Según su calle y su número de departamento y las últimas 12 veces usted ordenó una napolitana grande con jamón.

--Sí, esa quiero...

--¿Me permite sugerirle una pizza sin sal, con ricota, brocoli y tomate seco?

--¡No! Detesto las verduras.

--Su colesterol no es bueno, señor.

--¿Y usted cómo sabe?

--Cruzamos datos con Colsanitas y Sanitas y tenemos los resultados de sus últimos 7 análisis de sangre. Acá me sale que sus triglicéridos tienen un valor de 180 mg/DL y su LDL es de...

--¡Basta, basta! ¡Quiero la napolitana! ¡Yo tomo mi medicamento!

--Perdón, señor, pero según nuestra base de datos no la toma regularmente. La última caja de Lipitor de 30 comprimidos que usted compró en Farmacias Similares fue en la Droguería de Cafam de Fontanar el pasado 2 de diciembre a las 3:26 p.m.

--¡Pero compré más en otra farmacia!

--Los datos de sus consumos con tarjeta de crédito no lo demuestran.

--¡Pagué en efectivo, tengo otra fuente de ingresos!

--Su última declaración de ingresos no lo demuestra. No queremos que tenga problemas con la DIAN, señor...

--¡Ya no quiero nada!

--Perdón, señor, sólo queremos ayudarlo.

--¿Ayudarme? ¡Estoy harto de Google, Facebook, Twitter, WhatsApp, Instagram! ¡Me voy a ir a una isla de las tantas islas de Hawai, pero sin internet, cable ni telefonía celular!

--Comprendo, señor, pero aquí me sale que su pasaporte está vencido hace 5 meses, y con los datos de sus extractos bancarios y el estar desempleado, no creo que en la embajada de EEUU le aprueben la Visa que también se le venció el pasado 4 de enero de 2021..."


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