sábado, 25 de febrero de 2023

Aulas y enemigos

 Desde hace un año nos han "obligado" a instruirnos en temas de un accesorio digital cuyo nombre me reservo por pudor establecido. Es un ayudante de profesor que llama a lista y genera una red interna para que los chicos puedan seguir la clase desde sus dispositivos, presentar pruebas, obtener sus asistencias y hasta puedan seguir sus notas y digresiones. La "maestra" es una caranga aparecida que se cree profesora pero limita en concurso cualquier posible aparición de detractores o arribistas. Casi habla sola y comete errores ortográficos y de lenguaje que dan pena ajena. Su dequeísmo es proverbial y su halo de pedantería sublime, sin contar que como experta en "computación" desconoce las dos palabrejas carácter y caracter o hace uso indistinto de ellas. Acusó en una clase a quienes por fortuidad o falta de apetencia le rehuimos a sus increíbles y maduras clases donde repite para niños cómo se accede a una cuenta o cómo se valida una contraseña y en su aspereza promueve que nadie le hable porque lo que enseña es definitivamente para niños de escuela. Sin alegar que existen profesores tan extremadamente mediocres que sus conocimientos en el área de la ciudadanía digital es nula. A duras penas manejan un teléfono aunque tengan la marca de la manzana mordida y lo griten a voz en cuello y se preguntan las cosas más triviales y sin sentido que se puedan preguntar. ¿Dónde pongo mi contraseña? ¿Cuál es mi contraseña? ¿Cómo accedo a una cuenta premium? ¿Dónde están las tareas? y que cómo así, que no entendí. Qué el video no abre, que la contraseña no aparece, que la tarea es muy difícil, que el mundo es complejo y que definitivamente no sobre escribe. La digna profesora repite como maestro viejo que si no le preguntan ella no puede responder y que si no hablamos, ella no responde y que ella ya enseñó, pero repite que para poder escribir hay que "habilitar edición" y seleccionar en insertar, cuadro de texto y baja ella misma las imágenes de power point o las bases de datos y las envía con regularidad a una red social que se construyó el grupo en la ya ignominiosa red. Desde el inicio de la tortura impuesta. Aseguro que existen docentes que no manejan tales cuestiones nimias que un cerebro simple y con tres dedos de frente, con el sólo don de la lectura, puede hallar y ejecutar y es a ellos a quienes debería dirigirse tal diplomado excelso con tan bellas aplicaciones y comodidades de siglo XXI. Para colmo cree que estar sentado dos horas es poco y reclama atención y estadía por tiempo completo sin pestañeo en la pantalla y no pasa la dichosa asistencia hasta que el tiempo no ha sufrido el mal de acabarse y jura, como metiendo miedo a niños pequeños, que ella sabe cómo detectar a los transgresores de la obligación de estar acompañándola por larguísimos 120 minutos, donde aparte de no decir más que niñerías de Nacho digital, se encarga de apabullar mentes creativas que pretendan dárselas de marisabidillas presentando las tareas sin haber asistido a la reunión obligatoria. Debe haber algún aparte en el DSM que incluya un síndrome de dios, pero no tengo la paciencia para buscarlo y apelo a que es una déspota hitleriana con el mismo mal que todo dictador: megalomanía. Ayer mismo un profesor se atrevió a pedirle un descanso y ella le repitió que había dado 10 minutos al inicio de la clase y que la cansada en verdad era ella que llevaba toda la mañana en las mismas, regañando profesores a punto de jubilación que no entienden ni jota de clicks y enters. Pobrecito el profesor que no sabe que basta levantarse de la silla o poner el amplificador y apagar la cámara y el micrófono para que ella asuma que todos estamos atentos a sus berrinches e ínfulas de "maestra" con conocimiento. Ayer mismo dijo que quería hacer parte del magisterio "si paso el examen" advirtió y, líbrannos señor de todos los males y los pedantescos consejos y las almas que corromperá con tamañas ideas de campo de concentración. Por fortuna todo en esta vida termina y le restan sólo dos sesiones., Yo me complazco en indicar que entro a la reunión, la pongo pasito en el altavoz y me dedico al arte menor de la diatriba y el líbelo y esas horas me han sido bastante productivas. Gracias siempre he dado a mis enemigos y a la estupidez ajena. Gracias profesora mala y atrabiliaria que piensa que trata con escolares o con niños con retraso mental. Gracias. Por seres humanos como usted es que soy misántropo declarado.

sábado, 11 de febrero de 2023

Una más de frases populares

 "¿Una imagen vale más que mil palabras?" Seguramente ya se da por sentado que la tal frasesita es verdad a pies juntillos y tanto al que hace el mamarracho como al que hace un pedestal se le puede decir que es bueno o malo con ver su obra porque ahí está su experiencia y su conocimiento hablando por sí solo. La cosa no es tan cierta, pues entonces Don Miguel de Cervantes se equivocó y debió pintar un cuadro de un caballero triste embistiendo molinos con su pica y seguramente Shakespeare se equivocó con tanta palabrería, al igual que cualquiera que haya hecho el ejercicio de sentarse a poner sus actos en palabras. Para el caso de más de un libro de basura infecta, las palabras sobraban y su obra tal cual su imagen no vale ni para sumarla al tacho de la basura donde realmente corresponde, sin ánimos de ofender a la misma basura que ya de por sí es una imagen. Definitivamente a mí, me valen más las palabras que las imágenes y es un decir fatuo que depende del meollo. ¿Qué pasa si la imagen son palabras? ¿y si son más de mil? La frase no es un exabrupto, pero hay que sopesarla antes de lanzarla sin más como lo hace la mayoría. Quede escrita. Esta semana mientras pintaba una mesa vieja un transeúnte me advirtió que estaba "votando pólvora en gallinazos" y yo no le respondí, pero me guardé para mis adentros un pensamiento y pensé y pensé más, hasta que ergoticé la pólvora y los gallinazos. La frase es un coloquio para indicar que se está perdiendo algo en otra cosa que no resultará nada útil o que la labor que se hace resulta fútil. Debe ser frase de un cazador con el estómago lleno. Se desprecia al gallinazo como comida o como pieza de exhibición, hecho repugnante de racismo animal que no debe acolitarse de ninguna manera, que cada especie tiene sus atributos y sus bellezas y entre ellos deben verse bellos porque se siguen reproduciendo, a menos que la belleza no tenga nada que ver con la compunción de la cópula que los reproduce. También se le da más valor a cuatro o cinco granos de pólvora que a la fecha, que no estamos en el siglo XII, no valen demasiado y se consigue con relativa facilidad. Al final de mi pensamiento arrojé una cláusula letal, como que al final de cuentas era mi pólvora y al final de cuentas los gallinazos que cazara, también serían míos. "Al mal tiempo buena cara" es más una recomendación y como tal debe ser tomada que si ajustamos la antisimétrica queda que "a buen tiempo mala cara" y por extensión los que exhiben buena cara les está yendo mal y viceversa, quienes exhiben cara mala van de plácemes y de hipócritas. Como recomendación es viable pero no sirve para deducción o descontento. "Querer es poder" me abate al instante porque yo quiero y deseo con todo fervor ser bello, rico, elegante y autosuficiente y no he logrado ninguna ni a palos. Puede discutirse que mi fuerza del deseo es absolutamente física y no le halo al fervorismo religioso pero si así es ¿Dónde están los que predican tal exabrupto con dinero y fama a menos que no la quieran o no puedan? No conozco a nadie en mi entorno que no desea un algo con fuerza y no lo consigue, por tanto, la frase es falsa y arroja una contradicción proposicional. Es verdad que puede entenderse en los círculos correctos de aplicación, pero esta frase es de aquellos malversadores de fondos a quienes llaman "maestros" y escriben libros de superación personal o dan charlas de auto ayuda. Quienes aplican esta frase al levantarse de la cama o abandonar un vicio obtienen una tautología falsa incentivada por premisas menores que no comprueban nada porque querer es poder pero sólo para las cosas que no comprueban nada y, de nuevo, "una golondrina no hace verano", que no la explico porque seguro ya la madrié en algún otro de frases populares. "El hábito no hace al monje" es la última frase popular que trataré en esta actualización de adagios pasados por la razón del escribiente y me queda tan sencillo con preguntar ¿Qué pasa si el monje se viste de payaso? o ¿de policía? Claro es que si me visto de monje no adquiriré las creencias y la capacidad de sumisión a un dios e incluso la capacidad de perdonar pecados o conjurar poseídos. Aquí el comentario es válido y aceptable, pero si me disfrazo de monje y nadie conoce lo que va dentro del hábito, mi cara de ángel me permitirá engañar a todos, que recibirán mis perdones, se arrodillarán ante mi anillo papal y me cederán los diezmos apropiados y así con todo lo relacionado con el monje. El hábito no hace al monje pero lo deja pasar por él y aquí hay que apegarse al efecto placebo que deja inútil o en dudas la frase. Vestirse de payaso no me convierte automáticamente en payaso, pero no faltará el que se ría de mis absurdos y seguro si un monje vestido de policía o de tránsito me solicita los documentos, por más que no sea tránsito ni policía, resultará improbable que me niegue a contestarle o a presentarle los documentos que pida. No vemos guardas de tránsito o policías enseñando sus insignias o ciudadanos exigiéndoselas, les basta el uniforme y a los curas o monjes baste verles el uniforme de cura o de monje, el habito hace o no hace al monje es la cuestión de Shakespeare en el consciente dudoso: ¿Será o no será? Yo creo firmemente que lo que quieren decir es "Que aunque la mona se vista de seda mona se queda". Vistamos la mona de monje y obtendremos un premio a nuestra capacidad de observación y simplemente, quedando mona debajo del peto franciscano o el clergyman, comprendemos por fin aquello de que "el hábito no hace al monje". Queda por agregar que la frase es corriente e inapelable pero para un pueblo desconfiado, orgulloso de su raza y altamente ingenuo, sobra horrores. Yo prometo irme, pero ahí me queda el vestido de la mona que ya explicado con el del monje me trae a distracción lo rara que puede ser una mona vestida de seda y seguramente no deja de ser mona bajo la mortaja, ni debajo del maquillaje o el negligé pero ¿No es eso lo que busca todo el que se arregla o disfraza para salir, llamar la atención y aparecer en la pupila ajena? La mona sigue siendo mona pero que mona le queda la seda.

sábado, 4 de febrero de 2023

La yuca y la papa

 Desde hace milenios, antes mismo de la medicina actual, los antiguos habitantes de la tierra colocaban emplastos en las heridas recién abiertas y tal vez me refiero a alguien que se rebeló contra los dioses a aceptar el designio impuesto de la herida. Por modelo ensayo error, encontraron algunas plantas que resumaban frescura y daban alivio al paciente, que desde ese día se llamó "paciente" porque debía esperar que rezos y conjuros y beneplácito de dioses oscuros sanaran su dolencia. No puede negarse que la medicina moderna busca esas mismas plantas y extrae el compuesto químico activo y elabora una medicina más efectiva y menos pedestre o en su caso, emula los compuestos activos con una efectividad puesta a prueba en ensayos clínicos y experimentos objetivos. La sabiduría ancestral dice que el sauce cura, pero no es todo el sauce, ni sabe de que manera lo hace, la ciencia pura desecha la corteza y extrae la salicina e igual ocurre con cientos de plantas y principios activos por no decir que miles de ellos. No tengo discusión con la medicina natural, pero, en vez de buscar un sauce blanco, machacarlo o masticarlo y aplicar una compresa, me busco unas aspirinas y ataco el mal conociendo la causa y el efecto. Es verdad que si no tengo a mi alcance más que miel y tomates, usaré la miel como desinfectante y coagulador y el tomate como refrescante de quemaduras o hasta carne cruda y papas cortadas, pero que, teniendo a mi alcance la ciencia, no improviso. De paso viene una señora que iba a casa de un amigo, según él, decía que en las llanuras orientales se daba caldo de gallinazo al que estaba enfermo de cáncer y en Medellín las ostrerías se abotarragan de parejas que van al motel porque aquellas les elevan la líbido. Un comensal asegura que la sangre de gurre cura la lepra y el asma y así un montón de payasadas que no están escritas en otro idioma y cuya sabiduría es más fe inconcisa en esa prueba error de la medicina neandertal y en productos curalotodo que en certeza científica. Ya me había pronunciado al respecto: no existen curas milagrosas ni remedios infalibles. La ciencia no ha menospreciado la sabiduría popular y la ha investigado, pero no ha encontrado el remedio para el cáncer en los zamuros venezolanos, ni un principio activo en la ostra que active el flujo de sangre a las partes cavernosas del pene flácido. En la sangre de los dasipódidos no se ha hallado un componente capaz de desinflamar los álveólos o de mantener la carne en su puesto atacando la micobaterium leprae. No hay un "ungüento armorium" que te haga inmune en batalla, ni una piedra gamuza que te cure todos los males, las "semillas del ermitaño" son cuentos de niños y el maestro Karim no vive en una torre parada en una columna infinita. Las leyes de la física no lo permiten. Las "píedras del infinito" y "las cajas de la fuerza" son idealismos humanos al igual que esos dioses a los que les rezan para que los curen. Esta semana decían en un noticiero sobre los tornados que "seguimos buscando para ver si encontramos más sobrevivientes entre los escombros si dios quiere..." pero si encuentran cadáveres, seguro que él no quería que los encontraran muertos. Así mismo funciona la medicina natural, si dios quiere. La medicina científica funciona o se cambia, pero no se deja al albedrio de un dios antiperipato que mira desde las alturas. Debemos cambiar esa idea en el mundo porque están agotando los tiburones por sus aletas, los tigres por sus huesos y los rinocerontes por sus cuernos. Nada hay en ellos que no pueda ser replicado por la química, en caso de que existiese ese algo, pero nada hemos encontrado. ¿Si el remedio para el cáncer son los gallinazos porque aún hay cáncer en quienes consumen caldo púrpura? ¿Si la aleta de tiburón es un tratamiento contra la artritis porqué quienes consumen estas alas no están curados? ¿Es tan efectivo el cuerno de rinoceronte para el pito que quede obsoleto el sildenafil? Creencias mi querido chapulín de panadería, lo que no ha escrito la ciencia en prosa no puede inquirirlo la sabiduría popular en verso. La manzanilla cura porque tiene un principio activo orgánico que ayuda a desinflamar y el eucalipto limpia las vías respitratorias por un proceso harto conocido, no pueden negarse, pero siguen siendo más efectivos sus principios activos que todas sus hojas y ramas juntas.

PS: Mi fe en la ciencia no es ciega y sé que algunos poderosos prefieren callar ante el inminente descubrimiento de una droga que cancela los efectos de enfermedades poderosas. Es preferible una laparoscopia de extracción de piedras que una herida de 12 centímetros que dejará una cicatriz y es preferible la litotricia a la laparoscopia, pero deja menos billete. En ese caso hay que pensar en la ética y no en un fallo de la ciencia, en una patraña corporativa y no en conspiraciones que pretenden ocultar los descubrimientos de la sabiduría popular.

PS 2: Debe considerarse en toda prueba el grupo de control y el efecto placebo. Sagan cita a españoles que llegaron a estas tierras y a nativos que les pedían curas como si fueran dioses, ante la insistencia trazaban una cruz en el aire y rezaban un padrenuestro; muéranse. los nativos salían contentos y felices y para más señas... curados.

PS 3: Los antiguos rezaban a los dioses para que los ayudara a sanar y era un dios quien les había puesto en el camino de la enfermedad. Socialmente ese hecho señala el porqué suponían unos hados fatales y otros bonachones, dios y el diablo, cielo e inferno.