viernes, 22 de noviembre de 2024

Lecciones pesimistas para la crisis de la edad

 Recordar es vivir dice el adagio popular y el que recuerda algo es porque en el acto se volvió viejo. ¿Cuándo se ha visto un mozuelo que recuerde siquiera donde vive o con quien se levanta? La primera cosa que hace el adulto promedio es recordar. El joven no quiere volverse adulto y el adulto no quiere volverse mayor y envejecer. El viejo no quiere morirse. ¿Qué nos hace viejos? ¿La edad o la memoria? Pues ambas pero la que confirma nuestra adultez, es nuestra responsabilidad que es el summum de la memoria. Me acuerdo que debo cumplir una cita, que debo llegar temprano por cortesía, que el licor me hace daño, que no puedo comer sal ni demasiada azúcar, que está muy tarde y trasnochar me hace daño, que tengo "responsabilidades" que el dinero no alcanza, que hay que pagar la renta, los servicios, el plan de datos, que tener sexo implica. ¿Han visto a la juventud preocuparse por eso? A las niñas no les salen arrugas y pueden comer por tres y no se inmuta su metabolismo activo. A los chicos no les importa mojarse bajo la lluvia o tener sexo en el corredor de la discoteca, ni el monkey pox, ni la guerra en Ucrania, ni el calentamiento global, ni el examen de matemáticas. La crisis de la edad se ve superada por la certeza de que la tierra ha dado bastantes vueltas al derredor del sol y por las preocupaciones que la sociedad impone: ¿Eres adulto? Trabaja, cómprate un coche y una casa, cásate, lábrate un porvenir. Búscate un trabajo digno, con futuro. Encuentra un macho que te domine, aprende las labores propias de tu sexo. ¿Tienes 25 y no te has casado? estás pasada. ¿Tienes 30 y aún vives con tus padres? eres una esponjilla, un bebé inmaduro. Cuando aceptamos estás verdades impuestas por la sociedad nos hemos vuelto maduros y nos embarcamos en el deber de cumplirlas y hacerlas cumplir a quienes nos rodean. He dicho, lo que nos hace viejos es la memoria y la responsabilidad que ésta nos impone. ¿Te pasa en este momento? Afrontas la crisis de la edad, la de los 20's, la de los 30's, la de los 40's, la de los 50's... ¿Cómo debemos afrontarla? El seguidor acérrimo de la superación personal y la programación neurolingüística pedirá que te pares frente al espejo y te digas "no estoy viejo" aunque el espejo te devuelva una arruga pasa y tu cuerpo muestre los signos de la decadencia: papada, barriga, patas de gallina, canas, ojeras, piel flácida. Los ascetas seguidores de la verdad te pedirán que te serenes, que adoptes los modos de tu edad y que aceptes los pormenores de tu edad. La sociedad te reclamará cordura y responsabilidad acordes a tu edad. ¿Yo? ¿Qué podría decir si ya estoy viejo y muy pronto senecto? tranquila mi bella Laura. sabes que lo escribí para ti y no pretendo borrar mi pesimismo de un brochazo. Estás vieja. ¿Quieres aceptarlo? adelante, no es tu obligación tanto como la necesidad de entender el proceso de envejecimiento. Olvídate de lo que pueda hacerte daño y cae en el abismo de la adicción: bebe hasta hartarte y luego pasa la borrachera con un Black Label, fornica hasta perderte y levántate con ganas de más, no llegues al trabajo, no cumplas tus obligaciones mensuales, vive bajo un puente, al día, por demanda y comprobarás que el tedio de enfrentarte a la crisis de la edad desaparecerá. ¿Por cuánto tiempo? Hasta que debas volver a la realidad y recuperar lo que la sociedad te indica se perdió por tus niñerías de hacer lo que te pluguiera o que mueras de haber llevado tu cuerpo al extremo. Ninguna de las perspectivas es buena y no debes ni tienes que tomar un camino que inevitablemente ha de cumplirse. Espera a volverte vieja o encuentra una vía de escape. Inexorablemente ambas terminan en el mismo punto.

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