lunes, 15 de agosto de 2016

Las guerras olímpicas

Cuando no se tiene nada que decir, nada debería decirse, pero no tener nada que decir, es una necedad y falta de lectura. A propósito de estar de acuerdo, no estoy de acuerdo. Y, si saben contar, conmigo no cuenten sino para hacer lo contrario. Felices los hombres del mundo celebrando el ritual de los juegos olímpicos y publicando sandeces al respecto. Mi país esto, mi país aquello, este me saludó, viva mi país, aquel no me saludó, Estos tienen apoyo y aquestos no tienen ni pío, tan bella historia detrás de... ¿Y? Los olímpicos juegos en honor a Zeus tonante, las panateneas de Atenas, los juegos píticos de Apolo y hasta los juegos en honor de Aquiles donde el Ajax pierde la armadura frente al servil Odiseo me traen sin cuidado. Gusto me diera el saber en que momento el hombre entró en la cuenta de los ritos, pero ¿Qué puede pedirse a un antropólogo  que ya no haya rebajado al nivel de historia? Dejemos que mi cerebro se seque cuando trate de dar la explicación en el segmento de "evolucionismo puro", este fragmento actual es para llegar a otra conclusión. No falta el admirador de unos y de otros, hasta Saddam  Husein Tiene hoy seguidores después de sus desmanes y Adolf Hitler también los tiene. La humanidad es una perita en dulce que se deja avasallar sin leer, no lee sino la biblia y los comandos de P. Coelho, R. Back y D. Chopra.  Es más, vive de ser avasallada y le encanta estar bajo el pie opresor a la manera del insecto de F. K. que busca bajo el sofá lo que no encuentra en la libertad pura. Ya bastante se ha dicho con la frase aquella de que "El que ve fútbol y dice "ganamos" es como el que ve porno y dice "follamos"". Debe haber algo que nos inspira a ver a los otros compitiendo, que no sea el puro voyeurismo, una especie de "orgullo patrio" -Ahí está la razón por la que esas cosa no me mueven, yo no poseo tal orgullo, ni afectan en mí las posesiones o las riquezas que una tierra "x" no me ofreció, ni me facilitó, soy, como el anarquista promedio, un apátrida por razones de convicción: ninguna tierra es mejor o peor por haber parido a un determinado ser y no me dejo engañar de la publicidad interna: Yo nací en la tierra, en el sistema solar, en la vía láctea, en el brazo de Orión. Yo nací en este universo. Nada más para decir.- Una carcoma que le incita a gritar y a desbarajustarse en cuanto ve unos determinados colores o unos nombres. Esa es mí negación, no acepto tal degradación de mí carácter; no vine acá a hacer los ridículos frente a una pantalla de televisión y apoyando a tal o cual. ¿Qué pobres los deportistas nacionales? Si. El único apoyo que tienen lo consiguen cuando han ganado y eso a fuerza de lidias, porque ahí si aparece el estado protector en busca de publicidad para su marca y reelección presidencial o en busca de mostrar magnanimidad y condescendencia. Ni los viles canales nacionales que envían cientos de periodistas con todo pago, se apersonan de las deportistas que les dan el sustento y mantienen boquiabiertos a los consumidores. ¿Qué el rito de los juegos es una tradición? Si. En honor al olímpico dios, los juegos son derivados de las guerras, hermanos menores que se utilizan como sucedáneas y, si eso evita un conflicto, sea, pero si es para aumentarlo o promulgarlo, valiente estupidez. Una vez me hablaron de Juan Pablo Montoya y de sus récords en la fórmula uno y en la Nascar y ese miserable orgullo colombiano por tener un "campeón" me llenó de asco. Apostaría que Juan no es capaz de ganarle a un conductor del Popular II en su último modelo por las calles que le cuento. Allá esos tipos son unos pilotos del carajo y si tuvieran las posibilidades económicas y el apoyo, ¿cuales leyendas de M. Schumacher. o R. Barrichello? No habrían existido. De manera similar le apuesto a que un padre latino vence al dios judío repartiendo 2 panes y 5 peces y le alcanza para más gente; garantizo que un corredor de competencia no tendría oportunidad contra los esclavos que huyen de sus amos; que el Maorí que requiere la presa para su familia es más certero con su lanza que el mejor lanzador de jabalina y que, la más insignificante criatura del tercer mundo, supera con creces en valía a esos primermundistas y segundomundistas que se ufanan de sus avances tecnológicos y celebran un vil rito, que no sólo ofende la mente civilizada, sino que oculta los verdaderos problemas que aquejan al pueblo. El coliseo romano en tiempos de Nerón fue menos hipócrita, mataba a sus deportistas y nada les ofrecía más allá de la vida misma. Descansen, cuando los juegos se acaben y se levanten del sofá, se inventarán otro medio de control y cuando por fin usted, mi amigo, se levante, se dará cuenta lo que le metieron en el trasero. Al final si debo escoger unas fiestas, me quedo con las Oscoforias. 

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