Este tema ya ha sido más que molido por estas páginas desde sus inicios, pero siempre se puede volver sobre las huellas, sobre todo si permite esclarecer un vago concepto. Acá se ha retratado la religión como un engaño y una manera de represión. Se ha puesto la política en el peor de los términos porque persigue y acosa a quienes no están de algún lado y precisamente a los que no están del lado del partido perseguidor. En estas páginas el vegetarianismo ha sido expuesto en consecuencia de sus pretensiones y la supuesta y mentida razón de la supremacía de uno y otro bando. La opinión personal se salvaguarda como la más preciada de todas y esto a consecuencia de seguir un proceso muy similar al de la ciencia. No se trata de escribir sandeces aunque lo parezca. No hace mucho que en una conversación con Camilo R. Surgió aquello de que los vegetarianos, los religiosos, los fanáticos deportivos y uno más que olvido, siempre tratan de hacer lo mismo: Convencerte de que su comida es la correcta y que te pases a ellos; de que su dios es el mejor, más digno y fiel y que te pases a ellos y convencerte de que su partido es el más útil, serio, justo y responsable y claro, que te unas a ellos y les ayudes con tú voto. A decir verdad, eso es una tautología -en mi mundo es una verdad para cualquier interpretación- y un axioma: Encontraremos a la gran mayoría de los accionistas de estas empresas buscando prosélitos y ayuntándose con aquellos que caen en sus redes o haciendo corporaciónes y familias que les agrupen en torno a sus creencias (ah, llegamos al meollo de mi desprecio por las asociaciones) y les permitan, no sólo crecer como seres sociales, sino fortalecerse en tales creencias. Acá sigue lo divertido, ¿Está alguien exento de buscar tales prosélitos y de hacer tales asociaciones? ¿Puede alguien vivir en este mundo sin tratar de imponer sus ideas y preceptos sobre tal o cual ítem? No se trata de defender a los vegetarianos, ya dije que los he atacado por su verborrea y sinrazón evolutiva y sus ansias de que la humanidad vuélvase como ella, e incluso por la pretensión de algunos de opacar la violencia innata que nos ha traído de las selvas a la civilización. Tampoco trato de defender a los políticos a quienes odio y desprecio por la sola razón de lo que representan, depredadores sin más ventaja que el verbo pobre con el que engañan a las masas ávidas de ser engañadas y necesitadas de ese engaño. Mucho menos abanderar las causas de la religión, cuya finalidad de explicar fenómenos se convirtió en modelo de explotación y sumisión para permitir que unos pocos detentasen el poder. Pero y ahí va el pero, ¿Cuándo nos vemos a nosotros mismos defendiendo una cosa que no sea nuestro propio rock de letra crítica y lanzando pestes contra todo lo demás? ¿Acaso nuestro propósito de unirnos no consiste en hacer fuerza en nuestro propio sentido? A lo que me refiero es que no existe en el mundo una organización que no busque incrementarse y hacerse fuerte y la razón es netamente evolutiva. ¡¡¡Nadie quiere desaparecer!!! Eso no saca en limpio a los fanáticos del fútbol que atropellan al que no viste con el mismo color, porque las arengas son iguales y los representantes de cada bando igual de salvajes y hebetados. ¿Estamos? El vendedor de la calle necesita que te pases a su lado y y te halaga para que compres su "fina y bella" mercancía, que buena o mala no es más que su manera de hacer fanáticos, aunque tal fanatismo se convierta en una depresión al ver la tontería que se compró por fe propia. El estafador que se sube al bus pretendiendo ser una víctima para después saltar sobre su presa y acosarla, tiene mucho de estas asociaciones, aunque no busque pertenecer sino ser aceptado por el tiempo requerido para su depredación. Ya recordé el cuarto enunciado, las feministas, a ellas poco se les ha tratado en estas páginas, pero se les ha tratado igual, otras fanáticas tratando de convencer que su especie está en peligro y no, no es cierto, ni siquiera hay tal especie. En fin, no queriendo librar a nadie de responsabilidades, quiero manifestar lo que nos hace diferentes: El fanático religioso toca a mi puerta, yo toco en su "playlist"; el político me vende una idea por televisión o en vayas, yo la pongo en mi "blog"; la feminista busca que esté de su lado con sus argumentos, yo argumento en mi defensa las posiciones de la ciencia sobre tal respecto; el fanático del deporte de las patadas me incita a jugar y a gritar con su equipo, yo le grito que a mi no me dan premios cuando gana concursos, ni me paran bolas las del pom pom. Es más, en este momento estoy tratando de convencerme que no soy lo que tanto persigo. Después dicen que por qué se vuelan algunos la tapa de los sesos.
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