"Viajar es un placer" parece frase de cajón y la esgrimen tantos y tantas propagandas te invitan a viajar y a descubrir, que pudiera sentirme como un ogro que odia todo lo que no se encuentre bajo su control o más explicitamente, bajo los acuerdos previos de alimentación y comportamiento aprendido. Yo no le encuentro nada agradable a viajar, ni a detenerme en un sitio en la carretera. No le veo la gracia a sentarme en un avión 12 horas, someterme a los controles y vejaciones de la policía de cada país en la escala, aguantar las largas colas y requisas y salas de espera y comidas costosas y raras para ir a París y ya allí para conocer le champs elysee y la rue du commerce o l'arc du triomphe, aquí tengo la monumental arquitectura de Arenas Betancur y los increíbles elefantes blancos de la administración municipal, las pirámides de la playa, el cerro volador y la estatua del cacique Nutibara. Entrar en Le Bristol o Le Marais para tener sexo con la mucama o con una cara prostituta del Bois de Bologne cuando acá tengo toda la zona franca de Cundinamarca, el Raudal, la Veracruz y el parque de Bolívar si tengo otro apetito sexual y cada uno con sus moteles y habitaciones de quinta con catre, ventilador y hasta televisión. Después visitar el Louvre y el d'Orsay o Notra dame o la torre Montparnasse. Si aquí están las incomparables tumbas de próceres, el museo Británico y el cementerio Central donde se exhiben los remanentes de la conquista y las tumbas de los "héroes" que convirtieron al país en lo que es hoy: Una imagen de la conquista española y un remedo de la cultura gringa. De paso visitar las rivieras del Sena, el Loira, el Ródano y el Po, cuando en este bello país hay un río Bogotá muerto y putrefacto y un río Medellín que atraviesa el valle igual de muerto y con gente igual de podrida. Finalmente atravesar medio mundo para dar al traste con la cocina gala, aligot, magret du canard, vichyssoise, foie gras y en mi tierra tengo papas cocinadas, filetes de cerdo, sopas de mil sabores e hígado de res en rodajas de cebolla. Como ya estamos en estas no se le vaya a olvidar "pagar" por protección porque los asaltantes están al orden del día y el plato más recomendado para ellos es viajero incauto al fresco. Ese es sólo un ejemplo y podría escribir miles como ese, nada existe en el planeta que merezca ser visitado o halagado con visos de maravilla y si lo hay, no le veo la diferencia de verlo a que me muestren una foto: Las selvas en todo lugar son imponentes y en todo lugar son iguales y la belleza de los murales o cuadros extravagantes nunca me han absorbido el coco. Pienso que esas creaciones no llenan una sola porción de mi cerebro místico. Como no lo hacen ninguno de los monumentos e iglesias o santos erigidos en algún lugar del mundo para adorar a un dios o convencerlo de que no destruya a sus fieles. Por el contrario, casi todas esas manifestaciones me causan asco. Atravesar el río de la Plata o visitar los glaciares de la Patagonia o acurrucarse al lado de la gran esfinge, ver los raros animales de la selva de Madagascar o contemplar el imponente Cuzco, me traen sin cuidado. Escuchar a un pasmado hablando de tales hazañas no me parece más que la repetición de un fanfarrón de lo que dijo otro. Nada hay que descubrir, las maravillas no son tal, los Marco Polo están en desuso, la red los reemplazó y la distribución del hombre por todo el planeta la convirtió en tontería. ¿Que hay en este mundo que ya no haya sido pisoteado por el hombre? ¡No existe el puerto libertad!
PS: Perdón hoy día son los "grandes" corredores verdes de la playa inventados para que no medre el aire impoluto que la ciudad dizque está respirando.
PS: Perdón hoy día son los "grandes" corredores verdes de la playa inventados para que no medre el aire impoluto que la ciudad dizque está respirando.
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