Me escribía hace unos días un querido suscriptor al que le impactó esta noticia de que en Brasil, podría ser considerada la corrupción como una enfermedad mental. A decir verdad soy muy malo para encontrar cosas porque ni los buscadores los uso bien, así que no acuso de mentira la noticia, más bien me empeño en pensar como pueda ser tal situación, si se aplica, en Colombia por ejemplo. Lo primero es la entrada en el DSM VI -el manual diagnóstico y estadístico de enfermedades mentales, la biblia de la religión psiquiátrica- debe rezar: Corrupción: Dícese de la enfermedad de nuevo cuño, estudiada por el eminente Psiquiatra Karl Serh Ucho y bastante documentada con sus pacientes... Acá sigue una lista de políticos, empresarios, empleados públicos, presidentes, ministros, líderes sindicales, líderes sociales, estudiantes que se presentaron a personería y fiscalía -un embate pequeño pero ilustrativo de la enfermedad- catedráticos, profesores, académicos y una larga lista de infames. Los primeros indicios de la enfermedad se muestran como un afán dañino de posesión, una incesante cadena que va arrastrando al portador hasta los pozos más infames del padecimiento. El deseo de poseer, enmarcado en una sociedad que pretende que la felicidad se halla en el tener: Serás feliz si tienes un coche así y una propiedad así y si puedes gastar tú dinero de esta forma. El capitalismo aplicado a los métodos de producción: "mayor ganancia con menor esfuerzo y menos uso de mano de obra" Lo que lleva a mayor plusvalía y al efecto de querer acaparar todo. Un modelo enfermizo pretende en algunos de los pacientes estudiados, que sólo ellos, como cabeza visible, merecen lo conseguido y para los demás las migajas y a veces hasta nada. La enfermedad se caracteriza por querer obtener una ganancia, en cualesquier transacción simple o asignación de contrato o incluso en el desfalco del erario público en forma de sueldo de una actividad que ni es provechosa para el estado -congresista, senador, diputado, edil, alcalde, presidente- ni para el ciudadano de a pie. El deseo toma la primera etapa de la enfermedad, que no parece tal pues se camufla en el deseo normal de posesión implícito en la consecuencia de vivir; se necesita un techo, alimento, vestido y todos deseamos tener lo mínimo en esos campos. La situación se vuelve patológica cuando el implicado empieza a guardar en bancos extranjeros, en cuentas protegidas -el síndrome de la ardilla- y a hacer inversiones en cosas que no tienen sentido: casas con 100 habitaciones, pomos de oro, pistolas con engastes y frases grandilocuentes en latín -también llamado pródromo pavo real- propiedades tan extensas que son imposibles de recorrer en un día, acaparamiento de los servicios públicos y privados... La psicopatología es muy variable pero inmediatamente puede definirse sin temor a engaño. No es una enfermedad incapacitante en cuanto el individuo puede ir solo al baño y realizar las funciones comunes, se caracteriza simplemente por la ávidez de conseguir que se manifiesta en la asignación de contratos que ofrezcan emolumentos visibles sin trabajo aparente y la consecuencia es la pereza y el desgano en las actividades que presentan poca producción. Al parecer las endorfinas sólo se ligan en el individuo al concepto de oro o valor e implicitamente desaparece toda otra situación gratificante que no tenga que ver con dinero o posesión material, lo que la convierte no sólo en una enfermedad, sino también en un tipo de adicción. Lastimosamente no existe tratamiento, a menos que la extirpación del individuo pueda llamarse así. Se recomienda usar antipsicóticos de bajo espectro y supresores del estado de vigilia para evitar que tales individuos hagan más daño. Dormidos son bastante pacíficos...
Yo no me atrevo a afirmar nada porque a la mejor la regué en todo el artículo y no dije nada ni medianamente cerca al DSM. Me imagino que se tomará el caso de la república de Colombia cómo único, donde todo su territorio padece la misma enfermedad y debe declararse país frenopático y que se harán aclaraciones de los diferentes valores agregados o no. Bien sabido es que ciertas enfermedades mentales son un empuje en la vida, de lo contrario no puede explicarse como llegaron al poder personajes como Alvaro Uribe, o Juan Manuel Santos, Ernesto Samper o Andrés Pastrana y los que me falten de ahí para abajo.
PS 1: La entrada deberá aparecer en el DSM VI. Si no estoy mal van en el cinco.
PS 2: Ocurrirá un nuevo auge en la literatura con los casos clínicos de unos cuantos cientos de individuos y Colombia será la nueva capital del auge.
PS 3: No es raro, que desde ya se abogue por convertir el feminismo en un tipo especial de psicosis, lo es, y de seguro la corrupción es una enfermedad mental de nuevo cuño.
PS 1: La entrada deberá aparecer en el DSM VI. Si no estoy mal van en el cinco.
PS 2: Ocurrirá un nuevo auge en la literatura con los casos clínicos de unos cuantos cientos de individuos y Colombia será la nueva capital del auge.
PS 3: No es raro, que desde ya se abogue por convertir el feminismo en un tipo especial de psicosis, lo es, y de seguro la corrupción es una enfermedad mental de nuevo cuño.
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