domingo, 3 de marzo de 2019

El método científico

Lo primero consiste en observar y si vamos a ser sinceros yo jamás he observado un fantasma, aunque vivo en un sitio donde me los quieren meter por los ojos. Aún así, mi espíritu investigativo, me lleva a tratar de dar una explicación a los fenómenos naturales que llaman fantasmas. Como no he visto ninguno, me voy hacía la gente que los ha visto y al parecer siempre son más susceptibles de verlos los niños, quienes no dudan en jurar que en un sitio X hay un fantasma con tesoro y que no puede verse sino determinados días, pero que hay razones para pensar que no es posible pasar una noche allí, en parte por los ruidos y en parte por la ferocidad del fantasma o fantasmas en cuestión. En adultos he observado la misma reacción, atenuada por la edad y el parecer algo cobarde, pero en general, quienes aceptan ver fantasmas y la existencia de seres anaturales, también son creyentes de una religión. La observación, es pues: ¿por qué existen los fantasmas? no, tampoco es si existen o no, aunque parece que llegaremos a ello, la cosa es más, ¿porque la gente cree en fantasmas? Lo que puedo decir es que la ciencia no ha podido encontrar la manera de tomarles postales, ni de hacerse entender de ellos, al menos no para una revista científica, porque en la red abundan personas con poderes especiales que juran se comunican con ellos y les cuentan sus cuitas, así que dejaré mi observación en: aprender de fantasmas y sobre fantasmas, corroborándolos si es posible o desvirtúandolos, si hay pruebas absolutas.
La hipótesis, luego de un profundo análisis es que tales entidades etéreas dependen mucho de la educación y el contexto. Las casas viejas o abandonadas son abono para la especulación y, los ruidos más naturales son considerados indicio claro y absoluto de la existencia de fantasmas, sin ninguna prueba fílmica o con pruebas borrosas y dudosas que más parecen suciedad en las lentes o efectos de photoshop o sus pruebas son unos ruidos mecánicos que ellos mismos hacen aparecer como reales y hasta dicen sentir "una presencia" por ellos ─capacidad de medium no demostrada─ o con aparatos tecnológicos cuyo funcionamiento desconocen en principio. La otra prueba existencial está basada en los testimonios y, no existe un número determinado de personas que pueda considerarse un testimonio fidedigno, más que de ilusión colectiva y deseos de confirmar un mundo diferente a este para acentuar esperanzas y deseos de subsistir luego de la muerte.
Experimentar puede llegar a ser ridículo cuando se trata de fantasmas, pero ubiquemos mil cámaras en todas partes y filmemos día y noche, revisemos las pruebas y obtengamos información de las cámaras. Olvidé que el mundo está hoy conectado y que hay más cámaras que seres humanos y que toda esa información está disponible y además que, las grabaciones donde se han detectado escenas "raras" la mayoría están en la web y podemos acceder a ellas. Entrevistar y observar diferentes seres humanos no nos llevará a otra duda, pues las observaciones cubren suficientemente los tipos: Está el que cree sin pruebas por que su religión le da valor; está el niño que no duda de su razonamiento basado en la imitación del adulto y está el que no cree. Hay un pequeño grupo intermedio que espera pruebas y tiene su idea del poder infinito de dios en otras cosas como un hormiguero o la salida del sol. Existe la posibilidad de que tales entes no sean susceptibles de grabaciones electrónicas y en tal caso queda descartado el experimento y es necesario hallar un "medio" de comprobarlos sin el uso de tales artilugios.
La teoría nos permite enlazar los experimentos y concretar un algo al respecto y lo primero que debemos decir es que no tenemos pruebas de que existan los fantasmas. La lógica diría que cada uno de nosotros al morir tiene uno y que los muertos hasta hoy, que pasan de los 100 mil millones ─unas 14 veces la población mundial actual─ deberíamos tender a ver más fantasmas y no menos. Podemos afirmar que los elementos electrónicos más sensibles no captan tales entidades o que su media de captura es extremadamente baja. Con el incremento de la potencia y la capacidad en los dispositivos móviles, la captura de fantasmas debió aumentar en un 200 mil por ciento. Hecho que tampoco se registró. Si dejamos de lado las fábulas infantiles y las creencias, parece que los fantasmas quedan un poco mal parados, pero aún no diremos nada de su existencia, sólo nos atrevemos a afirmar, lo difícil que resulta captarlos, tanto que aún nadie cobra el premio de la fundación James Randi y por obvias razones nadie ha traído un ejemplar vivo para su análisis. La evidencia religiosa es bastante etérea y apoyada en la fe, por ello debe ser que los orientales ven dragones ─en ellos fueron educados─ y los occidentales brujas, los teutones trolls y los highlanders duendes.

PS: Me permití usar anaturales ya que la experiencia ha demostrado que tales seres no pueden ser filmados, grabados o entrevistados lo que genera una sospecha en su naturaleza, pero no quiero parecer inclinado en la balanza y sólo utilizo una palabra que los describa a todos.

PS 2: Existen muchos programas de fantasmas que, a la hora de la verdad, no han obtenido nada más que especulaciones y que, desde el punto de vista científico, no es más que un golazo al rating y una destrucción de las mentes infantiles que juran que si sale en televisión es porque es verdad.

PS 3: La JRFE ofrece un jugosos premio de un millón de dólares por una demostración consensuada de poderes paranormales y existencias etéreas desde 1966. Avala la SCICOP, sigue sin cobrar.

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