domingo, 17 de marzo de 2019

Indigno, asqueroso o inane

Hace unos años me dediqué en cuerpo y alma a hablar del homo inútil y clasifiqué unas partes inútiles en el ser humano y concluí que bastaban la mitad de sus partes para tener un ser funcional, en fin, los invito a revisar "Los santos disangelios" porque acá quiero tomar es los trabajos que considero inútiles o de tan poca monta que resulta una pérdida de tiempo. Antes de ello debería, por ejemplo, citar trabajos inútiles que han existido, no sé si como profesión, pero que han existido. Por allá en los años 80's leí sobre el alipilarius ─yo juraba que era allapilarius─ que se encargaba de delinear el vello púbico o de mantener el pelo al pelo ─chiste rápido─ en los burdeles y a las cortesanas. No sé si esa labor se equipare con la de ginecólogo, pero yo no le veo la gracia a tener que ver cientos de labios con enfermedades, para después mandarse uno a la boca. Obvio que ser ginecólogo no es inútil. Asqueroso no es igual a inútil. También estaba la labor de chambelán y todos quisiéramos tener un chambelán, pero nadie quiere ser chambelán ─aunque sé que no falta el que tiene alma de esclavo─ que era el encargado de hacerle todo al rey, y cuando digo todo es todo, aunque también había un "mozo de las heces" que se encargaba de limpiar el real trasero y en Roma había otro que andaba con un baño portátil y una manta para cubrir al protagonista y cobraba por ello, ¿qué tal que no? De similar cuño era el trabajo de los hombres de los acueductos de París, cuyo trabajo consistía en recorrerlo para detectar fugas, averías y hasta resolver crímenes. Tal trabajo lo cita Santiago Gamboa en un libro de la década de 1990. Así entre asquerosos e inútiles, seguro podremos poner el de los parias de la india dedicados a poceros y a manipuladores de cadáveres. El trabajo de tanatopráctico, me parece asqueroso y degradante, lo mismo que el de cirujano estético o no, todos tres tienen que compartir la inmundicia humana en descomposición y dudo que sean vegetarianos. Juzguen ustedes la condición de cada cual y sabrán en que parte estoy tocando un nervio o develando un trauma. Ahora si, concentrémonos en unas labores artísticas que, de seguro muchos no compartirán conmigo, pero que, en esencia, no son más que perniciosas costumbres que degradan y destruyen el ambiente y maneras de hacer circular el dinero o de botarlo a la basura y en el primer lugar por ser el día de hoy, está: El arte de envolver regalos. Valiente tontería dedicarle 20 minutos a doblar papel y llenarlo de cinta para que el agasajado lo destruya en unos 20 segundos. Hasta el regalo mismo es una tontería, pero ya envolverlo es de inutilidad nivel dios. Incluso los salvaguardas que nos ahorran tiempo fabricando bolsitas de papel regalo, les considero inútiles a más no poder, cualquier bolsa es cariño y la bolsa no indica absolutamente nada, ahora: moñitos, tarjetas y lazos y guirnaldas y trozos de plástico haciendo de pino... ¡dios mío, qué inutilidad!. A este género le siguen los que presentan la comida para televisión o en restaurantes caros, cada plato con 32 adornos, diez salsas, en posiciones determinadas y con formas específicas y que el comensal promedio desembucha ─realmente se lo embucha, pero me refiero a que los desarma─ en el menor tiempo posible, lo que nos queda de la comida de la selva que debe ser "antes de que llegue el tigre". Adornar los platos y diversificarlos con mil ramas es una cosa inoficiosa, aunque algunos sostengan que la comida también entra por la vista. Ya entrados de lleno en estos pormenores, una cosa bien inútil es la acomodación del cabello en las chicas. Gastan decenas de horas haciendo trenzas de las más variadas  con complicadas volutas y espirales y hasta macramés y crochés o moñas que requieren de un doctorado en Cambridge para lograrse y todo pudiéndose resumir a una cola o dos y a un minuto de tiempo. Los adornos navideños, de cumpleaños, de san alejo, de día de brujas etc, etc. Todos entran en el mismo receptáculo de inoficiosos y ditirámbicos con visos de exagerados, socializantes y contenciosos, en el caso de que alguno incurra en olvidar las bombas, el pastel con crema y las velitas de encendido automático, los gorros, la piñata y todas las demás cosas que se infieren de tales celebraciones. Que me disculpen las damas que pasan horas frente al espejo para ocultar su edad y los que profesan el sagrado arte ─para ellas─ de la cosmetología, pues su trabajo no es inútil, pero se borra con un aguacero, con una manoseada y hasta con una sesión de "shots" y la verdad es pura hipocresía y falsedad, sobre todo cuando es uno quien cae en las redes de tales estéticas. Ahora que me digan que mientras más arriba se suben en unos tacones, mejor les queda la acomodación del trasero y eso es caché para salir con ellas, pero esos malditos zancos son perniciosos y malos para la salud y ellas dedican años al manejo y adoración de tacos y aspiran a usar tacones aun antes de tener edad y trasero para lucir. Les dejo por hoy, pero de seguro habré de volver con más trabajos indignos, asquerosos o inútiles.

PS: En una revisión al mozo de heces le llamaban "groom of the stool".

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