domingo, 1 de marzo de 2020

Todo por la vida

Supóngase que le dicen que ya no puede hacer la cosa que más le gusta a condición de conservar la vida. Imagínese el duelo y la lloradera porque su vida no será la misma y deberá cambiar abruptamente su camino si quiere conservar la vida o alargarla unos meses o unos años. ¿A qué está dispuesto a renunciar? Yo puedo tomar las cosas muy a la ligera y por eso pregunté por ahí: ¿sin que no puede vivir? Y no faltó quien me respondiera que sin aire o sin lavadora. La cosa es seria, ¿a qué estás dispuesto a renunciar por la vida? Invierto la pregunta: ¿sin que vicio, placer o hábito le parece imposible vivir? Yo sé que más de uno se escuda en idioteces: no puedo subirme a un avión sin fumarme un bareto o sin tomarme media de aguardiente, eso es simplemente farmacodependencia fase III. Los hay que dicen que no pueden vivir sin el novio, el marido o la chica X, lo que es dependencia moral o simple estupidez promovida por novelas Rosa. Alguno pone el tinto, la cocacola o una marca de chocolate en la palestra y aunque yo lo tomé a la ligera y, de nuevo crea que es tontería, hay algunos que piensan que sin esas cosas no pueden vivir. Sigue siendo dependencia. Yo creo que puedo dejar de tomar café, de echarle azúcar a las bebidas, de usar sal en los alimentos o comer más vegetales, dejar de lado la carne toda: roja, blanca, gris, plateada y desmechada. Puedo volverme vegetariano o vegano, sin convicción, porque no le veo lo malo a los zoófagos y no creo en tales pelmacerías. Soy capaz de abandonar los escenarios, hace días vengo harto de ellos y lo que ya hice no puedo deshacerlo, espero entrar en el olvido rápidamente y sin dolor. Puedo dejar de publicar estos comentarios, los artículos y los pensamientos. De nada me ha servido comentarlos o divulgarlos y para mí es más que suficiente lo mucho que me aclaran de lo que pienso. Puedo abandonar los viernes con mis amigos y dejar por completo el licor, en serio, no me harían falta. Supongo que me arruinaría más rápido porque son las diversiones que me doy y de las cuales disfruto. Puedo dejar el sexo y cualquiera de sus variantes, no creo que sea imprescindible o necesario. Es probable que esté muerto hace ya tiempo. ¿La familia? si, la familia mi señor... "ese viacrucis de parientes, esa miseria en cooperativa" ─perdón Facundo─ no recuerdo una sola vez que no hayan sido un peso para mí. ¿Por qué no habría de abandonarlos o de dejarme abandonar por cualesquier vía? La muerte de mis hijos ha de ser tan indiferente para ellos como lo ha de ser la de ellos para mí. No alardeo ¿qué podría sentir o atarme a ellos? Un día dije en reunión, al saber que a los docentes nos daban una semana de duelo por pariente y que eran acumulables, que esperaba que mis deudos murieran en secuencia para tener unas largas vacaciones y no faltó quien se santiguara o elevara preces al cielo por el alma de mis observaciones que, a decir verdad, ni siquiera tomaría ¿cuál duelo? ¿cuales vacaciones?Abandonar el cigarrillo no es problema, vender mi moto y no saber más de vehículos que tanto aprecio puedo hacerlo, aunque tenga que volver al transporte público que odio, no abandonaría, eso sí, mi banda sonora porque aún no puedo aislarme del mundo a voluntad, pero si me dicen que debo dejar de escuchar música, también puedo hacerlo, el silencio siempre me ha sido grato porque revuelve mis pensamientos. Dejar las clases en total, nada de Artes de guerra, violencia técnica, matemáticas o conferencias sobre historia propia y ajena, nada de aclarar dudas o satisfacer la sed de conocimiento o el deseo de escuchar una explicación física de un mundo físico, saben que nunca he podido con el mundo espiritual y sólo me da por burlarme de él. Dejar mis armas, que han sido reducto de paz y que por tanto tiempo he tratado de aprender a congeniar con ellas, a esconderlas, a hacerlas, a crearlas, a convertirlas... sí, puedo dejarlas, ya me he despedido de cientos de ellas, lo mismo que de mis herramientas, de las cuales dependo en cierta medida. Todo puedo abandonarlo porque nada tiene importancia, de eso se trataba la vida, no hay un fin o un medio, no estamos aquí para cumplirle a nadie, ni siquiera para hacer el intento de vivir en sociedad y no hay recompensas después de la vida, de lo que no estoy seguro es de querer hacerlo. Me explico, puedo dejar todos mis vicios y si media la vida, puedo ser flexible con ellos, no haré un duelo por dejarlos, no me quejaré de que ¿Por qué a mí? sé lo usuales que somos los seres humanos y lo baratos que resultamos o la cantidad que somos y dudo que gente cercana a mí, aparte de unos cuantos hipócritas, se conduelan o sufran todo el proceso de duelo a mi lado o junto a mi cadáver  pero no se me antoja dejar nada todavía, aunque ya lo dije y cito al desconocido del cassette que dejó su carta tipo "señor juez": "ahí les dejo su puto mundo" yo lo expresé en el "Dies Irae" Renuncio... irrevocablemente... ¿Dónde tengo que firmar?

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