jueves, 29 de julio de 2021

Top ten

Le propuse a mi amigo Manuel Tello, gran lector y entusiasta de las letras y más como un ejercicio personal de escritura, memoria y creatividad, que se escribiera una lista de los diez mejores libros recomendables de todos los tiempos. Conociendo su delicatessen estilística y su prosa que busca acuchillar, actuaré como shinobi no mono para obtener, de buenas a primeras, varios beneficios. Entre ellos que revele esos gustos innatos por la belleza y la rebeldía y poder correr a la biblioteca a buscarlos para leerlos, confrontar una cierta relación de gustos que hemos compartido y afinar esa lista que un otro espera para iniciarse en el exótico mundo del pensamiento profano. Yo no puedo citar a Nietzsche, Vargas Vila o Camüs, sería trampa porque los 10 textos habría que atribuírselos a un único autor. También debo excluir los clásicos de los que tanto se ha hablado, los libros de misterio de Doyle, Faulkner o Christie, lo mismo que las largas monsergas ─entretenidísimas por cierto─ de García Marquez, Ruíz Zafón, Faciolince, Wallace o Martín Vigil. Eso es como cuando me hablan de música, las 10 mejores canciones que conozco habría que atribuírselas a Evaristo o a Jello. Sin importar lo que mi amigo proponga, me es imposible incluir libros de divulgación científica, así que Asimov, Sagan, Hawking y Russel quedan por fuera, al igual que las novelas históricas de B. Gil, Wouk, Clavell, Galeano y Haley. Por último dejo por fuera a Harari, sus libros en esta lista serían una trampa porque son necesarios y porque seguramente Manolo incluirá alguno de ellos. Dejemos el improperio y la moda y hablemos de pensamiento. Mi lista no puede de ninguna manera tomarse como un top ten porque su orden es completamente irrelevante todos son número uno. Citaré de primero al monstruo de Fernando Vallejo despotricando en un relato histórico sobre la iglesia y sus demonios, "La puta de Babilonia" cuya investigación debió llevarle largo tiempo y donde su prosa se yergue contra la inconciencia del cristianismo, su fanatismo y su aberrante manía de rociar los instrumentos de tortura con agua bendita. Fue definitivo porque afirma que el niño cristiano de hoy es simplemente un simio imitador. "El origen de las especies" de Darwin por ser un libro tan esclarecedor de la evolución, por ser explicado con plastilina y por poner de manifiesto que el dios creador no es más que la naturaleza evolutiva. Una revolución definitivamente, aunque haya gente que aún no acepta la competencia y la adaptación como motor de desarrollo evolutivo. Giovanni Papini me cautivó tremendamente con "Gog" haciendo burla de todos los opuestos y sugiriendo que todos al por mayor somos seres frustrados por el ambiente. Pareciera que las "Memorias de Adriano" pertenecen a un relato histórico, pero está tan lleno de lucidez y espanto que no puedo más que conjurar la mano de su autora Marguerite Yourcenar como verdadera maestra de la letra: "La masa sigue siendo ígnara, feroz cada vez que puede, en todo caso egoísta y limitada. Bien se puede apostar a que lo seguirá siendo siempre." "Olvidaba que en todo combate entre el fanatismo y el sentido común, pocas veces logra este último imponerse." "El fanático no tiene la menor idea de que pueda razonarse sobre premisas diferentes a la suya." Y, una de las que más me gusta, "He llegado a la edad en que la vida, para cualquier hombre, es una derrota aceptada. Decir que mis días están contados no tiene sentido; así fue siempre." "Un mundo feliz" de Aldous Huxley porque revela en 1932 lo que es el mundo de hoy, con enseñanzas por hipnopedia para que sepan lo que es bueno y malo y las razas que han de servir ─la gran mayoría Epsilón─ ayudados con el método Bukanowski para que el mundo pueda vivir feliz. No incluyo aquí esa gran novela de Orwell que es "1984" pero solamente porque la he tratado y, básicamente, es reflejo de la anterior, dejando aparte sus afilados entramados y porque hace mucho tiempo que el gran hermano nos vigila, como también para evitar repetir el autor, pues de él escogí "Rebelión en la granja" porque me encariñé con Benjamin, el huraño burro incrédulo. Para seguir con burros, el escritor Alfredo Iriarte nos lleva de la mano por todas las tiranías latinas o no, con Tolentino Zunzunegui Antúnez y Sardanápalos Armentero y Topete y del que retrotraigo esta frase para el ejemplo: "Hombre que piensa con libertad es un sedicioso pertinaz y con mayor razón el que lo hace de manera permanente y compulsiva... nada pues, más saludable para cualquier país que un organismo social sin imaginación ni pensamiento, ni palabras vanas... el pensamiento y el lenguaje de los pocos nacidos para mandar ¿y los otros? pues a lo suyo: callar, vegetar y obedecer." La obra de Donathien Alphonse Francois está plagada de una filosofía deliciosa, pero donde más me impacta es "Diálogo entre un sacerdote y un moribundo" que es justamente eso, la charla de un ateo fervoroso. Henry David Thoreau muestra una cara del gobierno que me atrae más que el anarquismo en "Sobre la desobediencia civil" y que resumo en dos frases totipotentes: Un hombre que tenga razón contra todos sus conciudadanos constituye ya una mayoría de uno." Y "Que todos los hombres sepan, mediante la presente, que yo, H.D.T., no deseo ser considerado como miembro de ninguna sociedad establecida a la que no me haya expresamente unido." Magnánimo, sublime... me acojo. Escogí a Marcus Orths por mi relación con la educación y esta obra es una obra para educadores que conocen muy bien el tejemaneje de la educación "La sala de profesores" y que trata del "currículo oculto" y de la represión oculta. "El nombre de la rosa" de Umberto Eco me abrumó cómo historia, pero más me dejó de la intelectualidad de un Holmes representado en Guillermo de Baskerville y en su fiel Watson que se ajusta al monje Adso de Melk. Creo yo que ya se me fue la mano, pero no puedo dejar por fuera al colombiano Santiago Gamboa cuyo texto "Los impostores" me recordó tanto al Nobel por su eficacia y gracia al redactar y hacer nudos en una obra y un bestial libro que leí en una noche de grata compañía: "El anatomista" de Federico Andahazi porque algunos descubren tierras y otros partes del cuerpo pero esa gran revelación del amor veneris vel dulcedo apeleteur no tiene comparación. Resumo. Espero contagiarles las ganas de pasar por la biblioteca o el deseo de escribir sobre sus propios top tens, que no son obligados como siempre, pero son ejercicio de escritura que no rehuyo.



PS: Propuesta que repetí al queridísimo David Alkoholemia y que a los míos sumó: Sidharta de Hess, El extranjero de Camüs, El caballero de los siete reinos de R. R. Martin, Alguno de Harari, El amor en los tiempos del cólera de García Márquez, El código D'vinci de Dan Brown, Ana Karenina de Tolstoi, Los diálogos de Platón, Pensamientos desde mi cabaña de Kamo no Chomei, Alguno de Vargas Vila y los comics de Asterix... Una aldea poblada por irreductibles galos...

lunes, 26 de julio de 2021

El hospital como escarnio

 !Atención digna¡ con eso te reciben y te arrancan una cuota del salario. !Atención prepagada¡ El mayor ataque a la privacidad y la ignominia de tener que ser movidos por terceros, aseados por terceros, vistos desnudos por terceros. Que te muevan de un lado a otro como un maniquí y te zarandeen con mil remilgos o sin ellos, sin tener en cuenta el dolor o la vergüenza. El hospital y el frenopático al igual que otras instituciones que te zarandean con burocracia y filas son despreciables e indeseables. ¿Se siente muy mal? espere a que le hagan un triage mientras se le revienta el apéndice que igual el médico por salir del paso le dirá que es un simple dolor de estómago y le mandará dos aspirinas. ¿Llegó con un dedo partido y muchas quemaduras por deslizamiento? Eso no lo va a matar y no es prioritario. ¿Es un joven preadolescente? que aguante para que aprenda lo que es la vida. ¿Una mujer con dolores de parto? para que se metió a parir !es una escandalosa¡ ¿Es un viejo a punto de cementerio? qué afán si ya tiene una enfermedad terminal: !la vejez¡ !La tal consigna hipocrática no existe más que en la teoría¡ Señor debe permanecer en ayunas pues le vamos a realizar un examen. El examen se va a la mierda y 48 horas después aún no hay donde realizarlo ni se han acordado del pobre paciente. ¿qué padezco doctor? Estamos haciendo examenes es la respuesta y pasan los días con la complacencia de los tres o cuatro familiares que se dignaron irte a visitar y a cambiarte los pañales, a moverte cuando se los pides y a ponerte una cobija o quitártela según prescripciones médicas y también a hablarte en nombre de dios, que confíes en él, que le reces a él, que te encomiendes a él, cuando ese bicho imaginario no ha representado nada en tu vida y nada significa para ti un dios totalitario: Yahvé, Alá, Elohim, Vishnú, Brahma, Shiva, Amaterasu... maldita humanidad sumida en ritos y sacrificios y creencias estúpidas. Sus dioses no pueden con mi mal que es el mismo de Garrik. Mi lepra no me la indujo un ser superior. Mi sífilis tene una razón lógica y busco una cura lógica no patrañas divinas consistentes en trances inducidos por la repetición de salmos u oraciones tristes y sin ningún sentido. !Abandonadme¡ !Dejadme solo¡ Morir es lo que quiero pero sin tanto arresto y furtividad, sin más unidades de sangre y cambios de venas o ampliaciones con stent. Mis válvulas cardiacas no necesitan reparación, necesitan descanso y sabemos como pueden descansar. Dejad a un lado las normas y el papeleo, inyectad en este cuerpo una sustancia letal que le permita alcanzar el equilibrio e ingresar en el negocio de los abonos orgánicos. Yo no poseo más que cuerpo terrenal, abandonadme en el bosque, que las fieras y los gusanos den cuenta de ese yo que ya no quiere, por cansancio, acompañaros más. Si os alienta: rezad, muerto no haré otra burla de ello, pero no me enterréis bajo una cruz, tal afrenta también podrá soportarla mi cuerpo inmóvil y yerto, pero desde ya me quejo y me opongo. !Muerto ya no opondré resistencia¡ Acepto todo lo demás, pero, ay, el hospital es el infierno y las enfermeras ángeles demoniacos que te azuzan con sus tridentes de una sola punta y sus eternas mangueras, que tragicamente llaman catéteres y con los que te administran cócteles deliciosos o torturas lentas. Los médicos son sátiros incapaces de hablar más que en un lenguaje cifrado que siempre requiere de hermeneutas. La triste cohorte que siempre acompaña en el hospital no es más que un recordatorio de nuestra fragilidad y día a día te llenan de temor al ambular con sus postes de medicina o unidades de sangre o antibióticos, esqueléticos y raquíticos, con caras más de una película de George Romero, que de un compañero de viaje. Allá te recuerdan que no todos salen de este manicomio: murió el señor de la 345... y hasta el número te recuerda la larga lista de espera, la antesala del terror y el premio a una vida recta y de dedicación a la familia, al trabajo y a la patria. Es mi prebenda que no he perdido tiempo con tales tonterias y obtengo, por lo que veo, el mismo premio.

PS: Yo empecé hablando de lo que te retiran cada mes del sueldo y después te pasan otra cuota por copagos, derechos de habitación privada cuando compartías la sala con dos imbéciles moribundos que no te dejaban concentrar en la lectura con un televisor 24 horas encendido. La ambulancia que te retorna a una vida más apacible ─sólo si vives solo─ y a que mueras sin más complicaciones o te recuperes del infarto o del bichito eléctrico que controla tus latidos. Si la atención valiera la pena, bien valdría la cuota, pero, debo repetir que el hospital es el infierno y no quiero de ninguna manera ir jamás a uno, ni a guisa de acompañante o vérdugo de algún conocido.

domingo, 18 de julio de 2021

Tutorial personal de uso en las redes

Debe existir un manual de manejo de redes, no el que te enseña a utilizar cada truco para comunicarte mejor: acelerar las conversaciones aburridas, bloquear gente indeseable, adicionar archivos, poner estados, remarcar zonas en las fotos o recortarlas o poner mensajes de bienvenida y de ausencia como armar grupos y salirse de ellos, sino también un manual de forma legal en el uso, es decir, escribir correctamente y con buena ortografía, hablar sin utilizar vulgaridades, respetar las diferentes personalidades de la lista de contactos y hasta sus edades, sus tiempos de descanso, no saturar la red de mensajes inútiles, pero más que todo la capacidad del móvil de un tercero... En fin, hoy abusamos de las redes sociales y nos atrevemos a enviar un mensaje a la señora de la esquina para que nos tenga listo un jugo de limón en leche o nos reserve un pan con salchicha de esos ricos que ella vende. Pedimos a domicilio la comida y el almuerzo, nos asesoramos de como sacar un fiado y rentar un condominio, pedimos materiales de construcción o de ebanistería y estamos conectados al 100%, incluso el chisme y el correveidile, la armemosparche y alborotemostodo están al orden del día. Las llamadas casi han pasado al pasado, válgaseme el redunde y hasta los mensajes están perdiendo validez desde que apareció el mensaje grabado. Ahora es todo por mensajes, mándeme la ubicación, mándeme la foto, envíame el contacto de tal y las señas de pascual, tené el volante de tal concierto y los logos para hacer el de tal otro y las llamadas ahora son por la misma aplicación y hasta pueden ser video llamadas. Se crean grupos hasta para mover un catre: el grupo familiar, el grupo musical, los amigos de la oficina, los del colegio, los de la universidad, el toque en Cartago, el fan group, el de los profesores, el de los compañeros del hijo, el de los sobrinos... Me cocodrilean los grupos y me hartan, pero eso es cosa mía. Al abogado le solicitamos asesoría y al contador los pasos para declarar renta, averiguamos por una venta en una página y hasta hay gente que se ha conocido por red de mensajería y terminan cometiendo el error de casarse, compramos lo más que podemos por el confiable método de comunicarnos con la red de mensajería, si tiene red de mensajes no puede ser un timador, piensan unos. Eso ofrece mucho poder y realmente de bueno tiene mucho y de malo también ¿Respetamos ese poder? Lo dudo. Enviamos un mensaje a las 6:00 AM o después de las 11: PM. A sol y a sombra nos ofende que los destinatarios no respondan de inmediato o que nos dejen en "visto". Los jefes quieren hallarte a toda hora y las chicas piensan que debes vivir esclavo de la red a condición de no ser "homus retrasatus". Erramos al enviar mensajes y nos arrepentimos de enviar algunos de ellos y resulta el que se ofende porque le borraron el mensaje, que qué le habrán querido decir, qué era una ofensa, qué... La cosa no es tal que haya que imponerle a los demás nuestras normas, pero yo tengo claro que cuando alguien empieza a molestarme simplemente lo borro. Lo declaro non grata sin advertencias. Me elimino del grupo y me doy de baja o lo pongo en spam o en bloquedos hasta para el teléfono mismo. No es que tenga mucho a quien advertirle porque mis redes son casi nulas. Queda eliminado quien me envía videos porno aunque sean de amigas y conocidas o fotos de ésta o aquella a menos que sean mis nulas acreedoras; quienes envían cadenas de oración por el alma de no sé que cristianos; los que reenvían noticias falsas sin verificar y que en general se reconocen porque son noticias, los que mandan fotos cariñositas de gatos o semejantes que buscan despertar la ternura mamífera que no habita en mí; quienes mandan links de productos o de empresas para publicitar y reclamar algún incentivo tonto. Hasta ahí me reservo el derecho de contestar o de eliminar o bloquear a quien se me dé la gana, sobre todo a gente que accede a las bases de datos y te van descargando la noticia de que tienes un préstamo preaprobado con tal y cual banco. Los grupos me apestan porque la gente es estúpida y escriben cuanta basura haya y se lamentan y se dan golpes de pecho o exclaman angustiados por dios y la virgen o envían noticias que para nada me interesan o comunicados urgentes que nada tienen de urgentes: "cumple años fulanito, se murió peranito, sutanito está en el hospital, roguemos por el eterno descanso del alma del padre de peranganito..." Si no soy administrador de grupo o no puedo comentar, no me sirve el grupo porque coartan mi libertad de expresión aunque, en general, no me interesa comentar nada donde hay tanto mirón y chismoso. En cuanto a los demás me queda claro que el que responde con mosílabos o simplemente lo que le preguntan, está en lo correcto, pero también queda claro que le interesa una mierda lo que le digas y que te tiene en sus contactos por alguna necesidad obscena o porque no sumas ni restas en el espacio de memoria, contraponiéndose al que habla hasta por los codos sin preguntarle nada. Terrible es para mí, que mis cuatro o cinco conocidos me repliquen el mensaje con un "si" o con un emoticón idiota por no tener nada qué decir. No me gustan los mensajes de voz y no siempre estoy donde pueda escucharlos, o no es la hora o anda uno en algún sitio público donde no quiere oirlos o, simplemente, no los quiero escuchar. !Escriban¡ !dejen la maldita pereza¡ así que les manifiesto que prefiero los mensajes escritos y coherentes porque hay una tracamanada de imbéciles que no saben escribir y no tienen coherencia, ni ortografía, ni dinámica, ni puntuación y no se les entiende un pito y eso es porque ahora todos hablan aunque no saben hablar y todos leen aunque no saben leer. Igual prefiero lo escrito. Por lo mismo no envio mensajes de voz, ni cadenas, noticias, fotos de gatos, chistes buenos o malos, porno personal o ajeno, publicidad, enlaces publicitarios, videos de siniestros, y menos pongo estados o trato de comunicarme con llamadas en red o videollamadas, aunque la foto, que es un logo pendejo, me sirve para reconocerme a mí mismo cuando me pierdo. La cosa de las mensajerías igual resulta muy útil para incentivar la conversación, aunque sea por red, para pedir permisos, informar y demás, pero eso solamente le funciona al que vive conectado, yo uso el teléfono para mi beneficio y no para el beneficio de los demás, razón por la que lo mantengo apagado hasta que necesito llamar a alguien que, en general, es muy pocas veces en el mes y hasta en el año y, ojo con esto, !no le compro datos¡ Me conecto por ahí en algunos sitios con señal y contesto mensajes y al que le moleste que se joda, pero también cumplo ciertas normas psicorígidas: escribo con comas y puntos y releo un mensaje para no enviarlo con mala ortografía, aunque reconozco que a veces, si estoy muy atareado o susceptible, se van mensajes hediondos. Saludo simple antes de comenzar una comunicación y escribo mi nombre y hasta dicto mis credenciales si lo considero necesario, sobre todo si el usuario no está en mi lista o si llevo mucho tiempo sin hablarle porque entiendo que la gente pierde su teléfono, borra contactos, cambia de gustos, borra conversaciones y no tienen porque saber quien carajos les escribe. Trato de molestar lo menos posible así que no recurro a la lista de contactos para ver con quien hablar, ni contesto más allá de lo necesario, ni envio emojis o emoticones, aunque a veces, para descartar la palabra y evitar un comentario... sale.

PS: Tranquilos, agradezcan que yo no soy influenciador, ni youtubero, ni instagramero, ni trinador, es decir, nada tienen que temer. Pueden continuar con su melosería o sus insultos y con esa desfachatez de tratar a los demás como si no existieran porque la red es egocentrista al sumum y los inflenciadores son los que repiten lo que la grey quiere escuchar.

PS 2: Todo el que comete un error ortográfico se lo achaca al corrector.

jueves, 1 de julio de 2021

Talitha qumi

 Trataba de acomodar unas lucubraciones en torno a las discusiones que pueden llevarse a cabo en un ambiente apropiado de charla y compromiso y me encontré con una reflexión diferente, me puse a mí mismo frente a un chamán o un mago o un ilusionista y traté de explicarme, gracias a la ciencia, ¿cómo realizaba cada acto circense? La habilidad de adivinar una carta, de hacerme pensar en un martillo rojo, de sacar una carta de mi billetera que previamente había marcado con una firma infalsificable. Lo mismo pasa cuando vemos desaparecer un elefante o atravesar un muro o incluso que aparezca un nudo por arte de magia. La ciencia me advierte que no existe la tal magia y en ese sentido es una aguafiestas, pero yo no dejo de maravillarme con la capacidad del "mago" para usar la ciencia y la psicología a su favor. El caso es que también me puse en la piel de un judío de hace 2050 años aproximadamente: analfabeto, pobre, torpe y voyeurista que caminaba las calles de Capernaum, tal vez mendigando o en la rebusca de un fardo para cargar o, ¿por qué no? esperando un ingenuo que se deje estafar o una cartera mal puesta ─una bolsa en este caso─ para aplicarle la carrera del raponeo o un burro mal estacionado y sin candado de clave para hacerse el día en la calle de los "desguaces". En fin que se me ocurre que de lejos aparece un corrillo y allí precisamente voy a dar, acá es donde funciona aquello de voyeurista, y me acerco para ver si en el tumulto encuentro una bolsa sobrante y claro, para ver de qué se trata el alboroto para replicarlo en alguna oportunidad en que la necesidad tenga cara de perro y allí, en el medio, está una figura algo hippienta, vestida en harapos o desvestida en harapos, como se prefiera, con la cantinela de una salvación. Nada raro por aquellos días en que el PIB andaba por el suelo y el salario mínimo aún no daba sus primeros frutos, e incluso con los decretos del emperador, los fracasos de la policía montada en camellos, los edictos de Heródes y las malversaciones de fondos de los levitas y de los honorables miembros del Sanedrín. En fin, el greñudo, está escupiendo en el oído de uno de sus secuaces y diciéndole "Effatha" y de pronto el compinche grita: "Oigo, es un milagro, oigo" e inmediatamente la gente se persigna, ah no perdón, todavía no existía ese pase mágico, perdón de nuevo. La gente se asombra, pero la reacción mía, recuerden que estoy cumpliendo el rol de analfabeto, es pensar que algo tiene ese señor de raro y me doy a la tarea de averiguar más de él y de seguirlo y aparte de verlo lavar dos mugrosos a punta de escupas y dejarlos como nuevos y con la complacencia del público que juraba que eran leprosos incurables, me llega el chisme de haber repartido tres peces y dos panes entre una multitud ─lo mismo que hacía mi mamá en cada comida─ de hambrientos, haber convertido el agua en vino, que eso lo hace cualquier egresado de química de la U. de A. Y hasta resucitar un par de catalépticos. La noticia no me consterna, pero en definitiva yo no pienso que sea un "elegido" au contraire mon ami, lo que se me ocurre es que este hippiolo anda en alguna cofradía satánica, aunque ahí estoy un poco desfasado en cronología, pero no sé a quién se le ocurre que unos son milagros y los otros actos del demonio. Lo que se me viene a mí a la cabeza es "El martillo de las brujas". Sprenger y Kramer se hubieran deleitado horneando a este santículo capaz de curar en sábado y blasfemar contra los vendedores del templo, aunque falten siglos para que un grupo de desalmados defiendan sus milagros contra esas bellas mujeres y hombres que dominaban el arte de la brujería. ¿Qué tiene de diferente la brujería y el milagro? que uno es aceptado por la santa madre iglesia y canonizado y el otro pasado por el hornillo de "la congregación para la doctrina de la fe". De todas maneras yo en esa época estoy pasmado y sin palabras y en un acto de salvación, salvarme de tener que robar sin arte y raponear con mi asma, es decir, para no morirme de hambre, me uno al ejército mercenario que acompaña al judío hermoso y me nombran Jacobo, el décimotercer apóstol. Luego de pasar un tiempo con él y seguirle las locuras de andar predicando cual evangélico o testigo de Jehovanny, puerta a puerta o de choza en choza o de aldea en aldea ─no me pidan fidelidad histórica que yo estaba soñando─ decido abandonarlo para formar mi propia secta y alcanzo con complacencia a sanar uno que otro compinche y lavar tres o cuatro roñosos y hasta a hacer creer a más de uno que no sólo caminé sobre el agua si no que levité sobre ella, la cuestión del vino se me demoró, pero les hice desenterrar tres tinajas que quince días antes había puesto a fermentar e igual se tragaron el cuento de la "transformación" del agua en vino y, aunque no dispuse de un matrimonio en Canaán, apenas una reunión de beodos reconocidos, no tuve la fortuna de un buen historiador y además me negué a rebelarme contra las instituciones establecidas, que es mal negocio ese, por que se inventan una razón para pasarlo a uno al papayo, aunque creo yo, en esa época se pasaba era a la zarza, y al final caigo en la cuenta que lo que hace tan famosa a la religión cristiana no es más que la burda y llana publicidad. Si. Nietzsche afirmaba que si el nazareno no hubiese sido crucificado, la religión cristiana no pasaría de ser una secta y que si a ese cristícolo no le hubieran hecho sufrir ─por lo menos en el papel está escrito eso de que sufrió─ Chusmael ─hipocorístico de Jesús Ismael─ no habría ni siquiera superado la centuria con su leyenda. Concluyo aquí mi reflexión y mi sueño y me atengo a las consecuencias.