jueves, 29 de julio de 2021
Top ten
lunes, 26 de julio de 2021
El hospital como escarnio
!Atención digna¡ con eso te reciben y te arrancan una cuota del salario. !Atención prepagada¡ El mayor ataque a la privacidad y la ignominia de tener que ser movidos por terceros, aseados por terceros, vistos desnudos por terceros. Que te muevan de un lado a otro como un maniquí y te zarandeen con mil remilgos o sin ellos, sin tener en cuenta el dolor o la vergüenza. El hospital y el frenopático al igual que otras instituciones que te zarandean con burocracia y filas son despreciables e indeseables. ¿Se siente muy mal? espere a que le hagan un triage mientras se le revienta el apéndice que igual el médico por salir del paso le dirá que es un simple dolor de estómago y le mandará dos aspirinas. ¿Llegó con un dedo partido y muchas quemaduras por deslizamiento? Eso no lo va a matar y no es prioritario. ¿Es un joven preadolescente? que aguante para que aprenda lo que es la vida. ¿Una mujer con dolores de parto? para que se metió a parir !es una escandalosa¡ ¿Es un viejo a punto de cementerio? qué afán si ya tiene una enfermedad terminal: !la vejez¡ !La tal consigna hipocrática no existe más que en la teoría¡ Señor debe permanecer en ayunas pues le vamos a realizar un examen. El examen se va a la mierda y 48 horas después aún no hay donde realizarlo ni se han acordado del pobre paciente. ¿qué padezco doctor? Estamos haciendo examenes es la respuesta y pasan los días con la complacencia de los tres o cuatro familiares que se dignaron irte a visitar y a cambiarte los pañales, a moverte cuando se los pides y a ponerte una cobija o quitártela según prescripciones médicas y también a hablarte en nombre de dios, que confíes en él, que le reces a él, que te encomiendes a él, cuando ese bicho imaginario no ha representado nada en tu vida y nada significa para ti un dios totalitario: Yahvé, Alá, Elohim, Vishnú, Brahma, Shiva, Amaterasu... maldita humanidad sumida en ritos y sacrificios y creencias estúpidas. Sus dioses no pueden con mi mal que es el mismo de Garrik. Mi lepra no me la indujo un ser superior. Mi sífilis tene una razón lógica y busco una cura lógica no patrañas divinas consistentes en trances inducidos por la repetición de salmos u oraciones tristes y sin ningún sentido. !Abandonadme¡ !Dejadme solo¡ Morir es lo que quiero pero sin tanto arresto y furtividad, sin más unidades de sangre y cambios de venas o ampliaciones con stent. Mis válvulas cardiacas no necesitan reparación, necesitan descanso y sabemos como pueden descansar. Dejad a un lado las normas y el papeleo, inyectad en este cuerpo una sustancia letal que le permita alcanzar el equilibrio e ingresar en el negocio de los abonos orgánicos. Yo no poseo más que cuerpo terrenal, abandonadme en el bosque, que las fieras y los gusanos den cuenta de ese yo que ya no quiere, por cansancio, acompañaros más. Si os alienta: rezad, muerto no haré otra burla de ello, pero no me enterréis bajo una cruz, tal afrenta también podrá soportarla mi cuerpo inmóvil y yerto, pero desde ya me quejo y me opongo. !Muerto ya no opondré resistencia¡ Acepto todo lo demás, pero, ay, el hospital es el infierno y las enfermeras ángeles demoniacos que te azuzan con sus tridentes de una sola punta y sus eternas mangueras, que tragicamente llaman catéteres y con los que te administran cócteles deliciosos o torturas lentas. Los médicos son sátiros incapaces de hablar más que en un lenguaje cifrado que siempre requiere de hermeneutas. La triste cohorte que siempre acompaña en el hospital no es más que un recordatorio de nuestra fragilidad y día a día te llenan de temor al ambular con sus postes de medicina o unidades de sangre o antibióticos, esqueléticos y raquíticos, con caras más de una película de George Romero, que de un compañero de viaje. Allá te recuerdan que no todos salen de este manicomio: murió el señor de la 345... y hasta el número te recuerda la larga lista de espera, la antesala del terror y el premio a una vida recta y de dedicación a la familia, al trabajo y a la patria. Es mi prebenda que no he perdido tiempo con tales tonterias y obtengo, por lo que veo, el mismo premio.
PS: Yo empecé hablando de lo que te retiran cada mes del sueldo y después te pasan otra cuota por copagos, derechos de habitación privada cuando compartías la sala con dos imbéciles moribundos que no te dejaban concentrar en la lectura con un televisor 24 horas encendido. La ambulancia que te retorna a una vida más apacible ─sólo si vives solo─ y a que mueras sin más complicaciones o te recuperes del infarto o del bichito eléctrico que controla tus latidos. Si la atención valiera la pena, bien valdría la cuota, pero, debo repetir que el hospital es el infierno y no quiero de ninguna manera ir jamás a uno, ni a guisa de acompañante o vérdugo de algún conocido.
domingo, 18 de julio de 2021
Tutorial personal de uso en las redes
jueves, 1 de julio de 2021
Talitha qumi
Trataba de acomodar unas lucubraciones en torno a las discusiones que pueden llevarse a cabo en un ambiente apropiado de charla y compromiso y me encontré con una reflexión diferente, me puse a mí mismo frente a un chamán o un mago o un ilusionista y traté de explicarme, gracias a la ciencia, ¿cómo realizaba cada acto circense? La habilidad de adivinar una carta, de hacerme pensar en un martillo rojo, de sacar una carta de mi billetera que previamente había marcado con una firma infalsificable. Lo mismo pasa cuando vemos desaparecer un elefante o atravesar un muro o incluso que aparezca un nudo por arte de magia. La ciencia me advierte que no existe la tal magia y en ese sentido es una aguafiestas, pero yo no dejo de maravillarme con la capacidad del "mago" para usar la ciencia y la psicología a su favor. El caso es que también me puse en la piel de un judío de hace 2050 años aproximadamente: analfabeto, pobre, torpe y voyeurista que caminaba las calles de Capernaum, tal vez mendigando o en la rebusca de un fardo para cargar o, ¿por qué no? esperando un ingenuo que se deje estafar o una cartera mal puesta ─una bolsa en este caso─ para aplicarle la carrera del raponeo o un burro mal estacionado y sin candado de clave para hacerse el día en la calle de los "desguaces". En fin que se me ocurre que de lejos aparece un corrillo y allí precisamente voy a dar, acá es donde funciona aquello de voyeurista, y me acerco para ver si en el tumulto encuentro una bolsa sobrante y claro, para ver de qué se trata el alboroto para replicarlo en alguna oportunidad en que la necesidad tenga cara de perro y allí, en el medio, está una figura algo hippienta, vestida en harapos o desvestida en harapos, como se prefiera, con la cantinela de una salvación. Nada raro por aquellos días en que el PIB andaba por el suelo y el salario mínimo aún no daba sus primeros frutos, e incluso con los decretos del emperador, los fracasos de la policía montada en camellos, los edictos de Heródes y las malversaciones de fondos de los levitas y de los honorables miembros del Sanedrín. En fin, el greñudo, está escupiendo en el oído de uno de sus secuaces y diciéndole "Effatha" y de pronto el compinche grita: "Oigo, es un milagro, oigo" e inmediatamente la gente se persigna, ah no perdón, todavía no existía ese pase mágico, perdón de nuevo. La gente se asombra, pero la reacción mía, recuerden que estoy cumpliendo el rol de analfabeto, es pensar que algo tiene ese señor de raro y me doy a la tarea de averiguar más de él y de seguirlo y aparte de verlo lavar dos mugrosos a punta de escupas y dejarlos como nuevos y con la complacencia del público que juraba que eran leprosos incurables, me llega el chisme de haber repartido tres peces y dos panes entre una multitud ─lo mismo que hacía mi mamá en cada comida─ de hambrientos, haber convertido el agua en vino, que eso lo hace cualquier egresado de química de la U. de A. Y hasta resucitar un par de catalépticos. La noticia no me consterna, pero en definitiva yo no pienso que sea un "elegido" au contraire mon ami, lo que se me ocurre es que este hippiolo anda en alguna cofradía satánica, aunque ahí estoy un poco desfasado en cronología, pero no sé a quién se le ocurre que unos son milagros y los otros actos del demonio. Lo que se me viene a mí a la cabeza es "El martillo de las brujas". Sprenger y Kramer se hubieran deleitado horneando a este santículo capaz de curar en sábado y blasfemar contra los vendedores del templo, aunque falten siglos para que un grupo de desalmados defiendan sus milagros contra esas bellas mujeres y hombres que dominaban el arte de la brujería. ¿Qué tiene de diferente la brujería y el milagro? que uno es aceptado por la santa madre iglesia y canonizado y el otro pasado por el hornillo de "la congregación para la doctrina de la fe". De todas maneras yo en esa época estoy pasmado y sin palabras y en un acto de salvación, salvarme de tener que robar sin arte y raponear con mi asma, es decir, para no morirme de hambre, me uno al ejército mercenario que acompaña al judío hermoso y me nombran Jacobo, el décimotercer apóstol. Luego de pasar un tiempo con él y seguirle las locuras de andar predicando cual evangélico o testigo de Jehovanny, puerta a puerta o de choza en choza o de aldea en aldea ─no me pidan fidelidad histórica que yo estaba soñando─ decido abandonarlo para formar mi propia secta y alcanzo con complacencia a sanar uno que otro compinche y lavar tres o cuatro roñosos y hasta a hacer creer a más de uno que no sólo caminé sobre el agua si no que levité sobre ella, la cuestión del vino se me demoró, pero les hice desenterrar tres tinajas que quince días antes había puesto a fermentar e igual se tragaron el cuento de la "transformación" del agua en vino y, aunque no dispuse de un matrimonio en Canaán, apenas una reunión de beodos reconocidos, no tuve la fortuna de un buen historiador y además me negué a rebelarme contra las instituciones establecidas, que es mal negocio ese, por que se inventan una razón para pasarlo a uno al papayo, aunque creo yo, en esa época se pasaba era a la zarza, y al final caigo en la cuenta que lo que hace tan famosa a la religión cristiana no es más que la burda y llana publicidad. Si. Nietzsche afirmaba que si el nazareno no hubiese sido crucificado, la religión cristiana no pasaría de ser una secta y que si a ese cristícolo no le hubieran hecho sufrir ─por lo menos en el papel está escrito eso de que sufrió─ Chusmael ─hipocorístico de Jesús Ismael─ no habría ni siquiera superado la centuria con su leyenda. Concluyo aquí mi reflexión y mi sueño y me atengo a las consecuencias.