lunes, 26 de julio de 2021

El hospital como escarnio

 !Atención digna¡ con eso te reciben y te arrancan una cuota del salario. !Atención prepagada¡ El mayor ataque a la privacidad y la ignominia de tener que ser movidos por terceros, aseados por terceros, vistos desnudos por terceros. Que te muevan de un lado a otro como un maniquí y te zarandeen con mil remilgos o sin ellos, sin tener en cuenta el dolor o la vergüenza. El hospital y el frenopático al igual que otras instituciones que te zarandean con burocracia y filas son despreciables e indeseables. ¿Se siente muy mal? espere a que le hagan un triage mientras se le revienta el apéndice que igual el médico por salir del paso le dirá que es un simple dolor de estómago y le mandará dos aspirinas. ¿Llegó con un dedo partido y muchas quemaduras por deslizamiento? Eso no lo va a matar y no es prioritario. ¿Es un joven preadolescente? que aguante para que aprenda lo que es la vida. ¿Una mujer con dolores de parto? para que se metió a parir !es una escandalosa¡ ¿Es un viejo a punto de cementerio? qué afán si ya tiene una enfermedad terminal: !la vejez¡ !La tal consigna hipocrática no existe más que en la teoría¡ Señor debe permanecer en ayunas pues le vamos a realizar un examen. El examen se va a la mierda y 48 horas después aún no hay donde realizarlo ni se han acordado del pobre paciente. ¿qué padezco doctor? Estamos haciendo examenes es la respuesta y pasan los días con la complacencia de los tres o cuatro familiares que se dignaron irte a visitar y a cambiarte los pañales, a moverte cuando se los pides y a ponerte una cobija o quitártela según prescripciones médicas y también a hablarte en nombre de dios, que confíes en él, que le reces a él, que te encomiendes a él, cuando ese bicho imaginario no ha representado nada en tu vida y nada significa para ti un dios totalitario: Yahvé, Alá, Elohim, Vishnú, Brahma, Shiva, Amaterasu... maldita humanidad sumida en ritos y sacrificios y creencias estúpidas. Sus dioses no pueden con mi mal que es el mismo de Garrik. Mi lepra no me la indujo un ser superior. Mi sífilis tene una razón lógica y busco una cura lógica no patrañas divinas consistentes en trances inducidos por la repetición de salmos u oraciones tristes y sin ningún sentido. !Abandonadme¡ !Dejadme solo¡ Morir es lo que quiero pero sin tanto arresto y furtividad, sin más unidades de sangre y cambios de venas o ampliaciones con stent. Mis válvulas cardiacas no necesitan reparación, necesitan descanso y sabemos como pueden descansar. Dejad a un lado las normas y el papeleo, inyectad en este cuerpo una sustancia letal que le permita alcanzar el equilibrio e ingresar en el negocio de los abonos orgánicos. Yo no poseo más que cuerpo terrenal, abandonadme en el bosque, que las fieras y los gusanos den cuenta de ese yo que ya no quiere, por cansancio, acompañaros más. Si os alienta: rezad, muerto no haré otra burla de ello, pero no me enterréis bajo una cruz, tal afrenta también podrá soportarla mi cuerpo inmóvil y yerto, pero desde ya me quejo y me opongo. !Muerto ya no opondré resistencia¡ Acepto todo lo demás, pero, ay, el hospital es el infierno y las enfermeras ángeles demoniacos que te azuzan con sus tridentes de una sola punta y sus eternas mangueras, que tragicamente llaman catéteres y con los que te administran cócteles deliciosos o torturas lentas. Los médicos son sátiros incapaces de hablar más que en un lenguaje cifrado que siempre requiere de hermeneutas. La triste cohorte que siempre acompaña en el hospital no es más que un recordatorio de nuestra fragilidad y día a día te llenan de temor al ambular con sus postes de medicina o unidades de sangre o antibióticos, esqueléticos y raquíticos, con caras más de una película de George Romero, que de un compañero de viaje. Allá te recuerdan que no todos salen de este manicomio: murió el señor de la 345... y hasta el número te recuerda la larga lista de espera, la antesala del terror y el premio a una vida recta y de dedicación a la familia, al trabajo y a la patria. Es mi prebenda que no he perdido tiempo con tales tonterias y obtengo, por lo que veo, el mismo premio.

PS: Yo empecé hablando de lo que te retiran cada mes del sueldo y después te pasan otra cuota por copagos, derechos de habitación privada cuando compartías la sala con dos imbéciles moribundos que no te dejaban concentrar en la lectura con un televisor 24 horas encendido. La ambulancia que te retorna a una vida más apacible ─sólo si vives solo─ y a que mueras sin más complicaciones o te recuperes del infarto o del bichito eléctrico que controla tus latidos. Si la atención valiera la pena, bien valdría la cuota, pero, debo repetir que el hospital es el infierno y no quiero de ninguna manera ir jamás a uno, ni a guisa de acompañante o vérdugo de algún conocido.

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