domingo, 23 de abril de 2023

El secreto de la Coca-cola

 Hay muchas páginas de la red que hablan del tan preciado secreto de la Coca-Cola. Se dice que la fórmula sólo la conocen unos pocos y que nunca ha sido replicada más que por los privilegiados a los que la marca les ha permitido echarle un vistazo. La empresa se vanagloria de su fórmula y del secretismo que la ha rodeado para hacer un producto que se convirtió en rey de las bebidas carbonatadas. ¿En serio alguien se traga esa patraña de una fórmula que no ha podido descubrir el brillante ser humano? ¿Podemos saber de que está compuesta la atmósfera de un planeta y hasta sus proporciones por medio de la espectrometría y se nos escapan "las aguas negras del imperio yanqui"? ¿Un cromatógrafo puede encontrar composiciones químicas del orden de las moléculas y átomos y la Coca-Cola escapa a nuestros estudios? ¿La química analítica es capaz de encontrar las proporciones relativas de los componentes de una muestra, pero la Coca-Cola la crearon dioses que evitan con chamanerías que uno de esos químicos desentrañe una composición bien simple? Simple, la famosa receta de la famosa bebida no es ningún secreto más que para los ridículos que repiten lo celosamente guardada que se encuentra en alguna bóveda. Seguramente es un ardid publicitario que te hace amar lo buena que es, con sabor único y con calidad inigualable, es decir, que ninguna otra compañía puede replicar su sabor. Falso de todas las malditas falsedades. Por lo menos a mi análisis es una mentira. La fórmula la creó un farmaceuta de apellido Pemberton como una medicina y en sus inicios contenía unos miligramos de extracto de hoja de coca y nuez de cola, además de jarabe de azúcar. Al ser declarada la cocaína adictiva su contenido se reemplazó por cafeína, no su nombre y tal vez, las leyendas sobre su secretismo en la fórmula real se remontan a los años 60 del siglo XX. Cada rato se reúnen expertos a probar si una determinada fórmula es la adecuada y la empresa niega que sea esa creando más misterio al entorno. Déjense de pendejadas, que la ciencia de hoy está muy lejos de los secretismos y ufólogos que se refieren a un material como "de composición desconocida y no encontrable en la tierra". Cítenme una sola publicación seria que afirme tales payasadas y aún así, no me trago que una fórmula, un pedazo de material o un compuesto, no pueda ser descifrado con las técnicas modernas de investigación e ingeniería inversa. Ya pasó el tiempo de la chamanería, pero no ha pasado el tiempo de la ignorancia y la repetición como sinónimos de verdad. La fórmula de la Coca-Cola puede ser un secreto para muchos, tal cual lo fueron los rayos y la electricidad hace algún tiempo, incluso la escritura y el movimiento de los astros en los cielos. Hoy es pura farsa instaurada en cerebros pequeños que creen todavía en fantasmas y en energías misteriosas y se persignan frente a los fuegos fatuos y los cementerios abandonados.

sábado, 22 de abril de 2023

A las cosas por su nombre

 Feliz rotación terráquea, adicioneme cuatro Pouteria sapota y 454 gramos de Solanum tuberosum; 6 Malus domestica, una Ananas comosus y un par de Pyrus communis. La carne que sean 2 kilogramos repartidos entre Boss taurus y Sus scrofa domesticus. Es de verdad que no me está gustando eso de tener que llamar a las cosas por su nombre donde el fríjol es Phaseolus vulgaris y la mandarina Citrus reticulata; toca pedir ensalada de Brassica oleracea y de Daucus carota y para decirle burro a un estudiante, toca determinarlo como Equus asinus y Equus hemionus. Nuestro perro es un Canis lupus familiaris y nuestro gato es Felis catus. No es muy claro llamarle a las cosas por su nombre porque los nombres de las cosas cambian de una región a otra y sólo la ciencia de Carlitos logró llamar a las cosas por su verdadero nombre: el científico. Se me pasa en la línea donde en el entierro de un metalero no se dicen las cosas por su nombre si no que se le adiciona QEPD o RIP que en latin o en español traduce "que en paz descanse". ¿Qué va a descansar ese pobre hombre ateo? y menos si le colocamos "nos vemos en el infierno" que también es una despedida cristiana porque son ellos quienes creen en demonio satancito, aunque no niego que es más acorde con esa pinta de metalero que se entierra hoy en un cementerio lleno de cruces. La despedida debería ser "Hasta nunca" pero "Hasta siempre" y "Hasta nunca" son despedidas que implican que le quedó un algo etéreo que sigue por aquí presente y que podrá encontrarse con nosotros en un tiempo no determinado. Solución, para llamar a las cosas por su nombre no entierre ateos, ni les pague funeraria, ni los lleve al entierro en ataudes, ni les escriba frases estúpidas de gente estúpida. Queme los restos y bótelos por ahí a la basura o riéguelos a ver si por lo menos sirven de abono. En mi tumba EANEOU. Exoriari aliquis nostris ex ossibus ultor. Nazca un día un vengador de mis cenizas o mejor nada. Cualquier cosa que en ella se ponga será darle importancia a lo que no lo tiene y si me hacen tumba también serían muy pendejos. Para llamar a las cosas por su nombre habría que evitar a toda costa que un cuerpo sea maltratado con lo que despreció en vida, pero no se puede negar a su familia el darle "cristiana sepultura". ¿Qué hacer ante tamaño dilema? Dos cosas: que el finado antes de finado deje expresa claridad sobre sus desechos, cosa obvia si no quiere ser tratado como un cristiano más o permitir a los familiares que le injurien en la tumba porque los no creyentes estamos convencidos que el cuerpo es un trozo de carne que nada siente luego de ser cesado o de cesar de manera natural por lo que no hay ofensa sin agraviado presente. La otra es que amenace con volver de la tumba si lo entierran en suelo sagrado bajo una cruz. Más que suficiente para amedrentar cerebros religiosos. Total no ha habido dilema y quienes se preocupan por esas nimiedades siempre somos los que quedamos en pie. Recomiendo pues a tales bipedestres que cuando les corresponda den a cada cual lo suyo y se abstengan de opinar en donde nadie los llamó.

PS: Que tal pedir tajadas de Musa paradisiaca y una picada de Mangifera indica con una gotas de Citrus limon y una pizca de monocloruro sódico. Me vende  un kilo de 2, 3, 4, 5, 6 pentahidroxihexanal o más simple, un poco de jugo de Saccharum officinarum liofilizado. Una ensalada sin Allium capa por favor, ni Beta vulgaris. Sólo Licoperia esculentum y Ananas sativus con una Octalurus catus a la que se le haya extraído el di hidrógeno de oxígeno en triacilglicerol. Si, ya me pasé.

PS 2: Mis oferentes reservaron una tumba para mí en el cementerio de Circasia, el cementerio "Libre". cementerio para ateos, suicidas y librepensadores. Me desapunto de las tres, que ateo no soy, lo he expresado un mil veces. Los que hacen esa separación son los creyentes; suicida espero no serlo porque no soy tan valiente y librepensador menos porque como dijo Camilo R. la única libertad que tengo es la de cambiar de canal, la de elegir mandatario y la de comer lo que me ofrecen los supermercados... una soberana mentira esa de librepensador. A mí ya me tienen planillado en la elección del bobo, una chamuscadita y que mis cenizas no las guarden. Echen eso a la basura que ni de abono he de servir.

PS 3: No quise decir que no soy puta ni homosexual, ni masón, que en ese cementerio también se entierran de esas calañas, pero valiente es el que por diferente quiere que le asignen una plaza en un lugar tan cachasudo. Ni vivos ni muertos valemos la gran cosa y el cementerio libre es la otra patraña para disfrazar la vida que se acabó. Ni monumentos, ni estatuas, ni rezos, ni homilias.

domingo, 16 de abril de 2023

Puntos y regletas

 No se hace un pan sin romper huevos y no puede iniciarse una conversación sin tener algo que decir, aunque los seres humanos son sociales por naturaleza y arrancan con "¿qui'hubo pues?" "¿Qué se cuenta?" Me pregunto que es lo importante pero no me lo explico. Esta semana dije que un caldo era de gallina y un interesado en la puntualidad anotó las diferencias entre el caldo de pollo y el de gallina. En algún momento dije expulsión de alguien y me aclararon que suspensión y expulsión son dos cosas diferentes. Un experto en dibujo sabe que regla y escuadra no son lo mismo y la estudiosa de cultura japonesa distingue tres tipos diferentes de cortarse la barriga: sepukku, jibakku y el tradicional hara kiri. Me atrevo a decir que conozco a alguien y me saltan dos hijos de la ausencia de regla: "Conoce no, distingue". Pero eso sí, tuvieron que oírme hasta el final porque ya que me dijeron la diferencia encontré que no conocía a nadie sólo los distinguía. Distingo el metro de Medellín, no lo conozco, distingo el pueblo de Caracolí, no lo conozco. Distingo mi casa, no la conozco y así hasta el final, pues me dijeron que nunca se termina de conocer a nadie y por tanto o sobra la palabra conocer o sobra la definición y conocer es el maldito problema. ¿Qué conocemos realmente? Nada, ¿Qué vemos realmente? Nada y ¿Qué oímos verdaderamente? Nada. ¿Tenemos que quitar de una vez y para siempre esa palabreja del diccionario o sólo es alarde de seres desconfiados y repetidores de fórmulas estúpidas? Un espejo es un maldito espejo y las mil formas y concavidades con alcances y precisiones no le sirve sino al experto. Un PC es un PC y las mil versiones de software y RAM son útiles sólo al conocedor de las mismas. Un dispositivo móvil es un dispositivo móvil y que pueda verse en 64.000 colores o tomar fotos de 50 megapíxeles no le sirve sino al que entiende tales parámetros. ¿Puede el inexperto aprovecharse de la cámara de 100 megapíxeles aunque no entienda el "Picture Element"? sí. ¿Puede quien no conoce los parámetros RAM, ROM, Velocidad, SSD, HDD, Núcleos... aprovechar los programas y ejecutar el software? Si. Acá no se trata de desconocimiento sino de puntualidades que son para expertos. Una maravilla sería que todos habláramos el mismo lenguaje, que todos entendiéramos lo mismo con las mismas palabras, pero es imposible. Una silla es una definición compleja y silla es silla pero hay butacos, poltronas, sofás, taburetes, bancos, mecedoras, sillas de ruedas, asientos... El verbo para sentarse es único, a menos que quiera refinarse y decir "ubíquese en posición sedente" y lo que use de silla no es problema para la mayoría, pero al puntualista de flexómetro en mano le arde el pico para corregir al que monta una silla de vaquero que se sienta y monta y que yo no puedo "montarme" en la silla del escritorio o sentarme en el borde de la cama. Cierro ya recordando algo que me dijeron hace tiempo. Un hombre muy culto dictaba una conferencia y al referirse a William Shakespeare no dijo "Chekspir" sino "Chaquespeare" un bato de la concurrencia le corrigió "Chékspir" y el veterano conferencista dijo: perdón, no sabía que hablaban inglés y terminó la conferencia en dicho idioma. Corríjanme todo lo que quieran, pero antes de decir tamañas burradas usen el cerebro o no lo usen, pero si me van a corregir estuata que no me digan que se dice menumento y que se volteen a ver las colas que tienen de repetidores infrasanos de fórmulas caseras estúpidas y sin razón.

viernes, 14 de abril de 2023

Vivir es una mentira

 Existe nuestra vida tal como la biología la plantea: Nacemos, crecemos, nos reproducimos si somos arriesgados o si tenemos la oportunidad y morimos. Esa forma clásica de vida no la podemos poner en duda. La vemos pulular a nuestro alrededor y poblar el mundo. La enseñanza del cristo "Creced y multiplicaos" parece cierta, pero es un imperativo biológico extrapolado por la religión para hacer creer que ese dios judío manejaba la naturaleza y sus órdenes. Existe una manera de ver la vida desde la verdad o la mentira de la misma y es esa la que debo poner en la tela del juicio de hoy. ¿Es nuestra vida verdad? tocaría definir la verdad y al definirla inmediatamente caemos en cuenta que nuestra verdad es mentira porque la verdad es apenas un asomo de la realidad que se ajusta a nuestros sentidos y a un consenso. "La bandera de Colombia tiene tres franjas una roja, una azul y una amarilla" es una verdad inapelable a nuestros sentidos y a lo que hemos acordado que son tales colores. "El papa Ratzinger es un nazi de mierda" es una verdad más difícil de tragar para los cristianos creyentes y es verdad ineludible en un análisis estricto fuera de sus lides, aunque alguno jure que ya no es papa y por eso es verdad a medias. Lo que llaman verdades subjetivas son las que están sujetas al ente que las expresa, las opiniones y los deseos son de esa calaña y las verdades objetivas son aquellas que comparte un gran grupo, llamémosle  a ese grupo, unificado. "El fútbol es el mejor espectáculo del mundo" cumple ambas propiedades; es una verdad subjetiva porque es opinión y es objetiva porque hay innúmeros imbéciles patrocinándolo, transmitiéndolo y viéndolo, no digamos que jugándolo, en Colombia hay una cancha de fútbol por cada 100 habitantes. No puedo retroceder a lo objetivo porque realmente no hay conocimiento objetivo más que el de la ciencia y se basa en comprobaciones y experimentaciones que no podemos darnos el lujo de comprobar más que en teoría y la mayoría somos terriblemente malos en teoría, ambas alusiones. Aceptamos que el sol fusiona hidrógeno a causa de la gravedad que comprime los átomos y que tal fusión crea una presión opuesta que mantiene al sol como una central termonuclear. Se supone que es una verdad objetiva que no es aceptada por los seguidores de Amaterasu, Inti, Amón, Xué, Shamash y Huitzilopochtli y menos de los cristianos acérrimos creedores de que el sol es una luminaria que puso allí su divino salvador. Alejémonos de esas verdades. ¿Quién decide las verdades de nuestras vidas? ¿Nosotros? Si me preguntan a mí soy un exitoso hombre de arte, mi producción musical e intelectual tiene proporciones amplias. He escrito muchos libros, he publicado cientos de canciones, he dado cientos de conciertos. Me muevo en los círculos del arte con desparpajo. Le preguntamos a un otro en la esquina y no sabe quien soy, nunca me ha leído y jamás me ha escuchado. Hablamos con uno de esos críticos del rock y lo que piensan es que además de banda mala, soy artista de un sólo ritmo y tanto mis letras como mi música son basura que no ha llegado a ninguna parte. Ponemos a un personaje a escuchar por primera vez lo que he hecho o a leer mis libros y no tendrá más que decir, si la hipocresía general no le hace alabarme  sin reparo, que no tengo talento para cantar ni para escribir y que mi vida completa es un fracaso. No sé realmente tocar guitarra ni ningún instrumento pero me engaño creyéndolo así, mintiéndome para no arrojarme por el balcón de un décimo piso o dejar mis despojos al final de un dogal de verdugo. No tengo imaginación para escribir poesía e inventarme una novela mejor que la peor que haya leído. Mis logros es que tengo un trabajo como profesor ─valiente gracia─ una propiedad en el campo donde apenas cabe mi casa y que pasaré 15 años cancelándosela a un banco, tengo un vehículo de dos ruedas que jamás he manejado un auto ─pobre inútil imbécil─ y estoy lejos de los diez lustros del tío Alberto. ¿Qué más ha sido mi vida? Cuando Camilo me pregunta que si somos una buena banda siempre le digo que nosotros lo somos y que pocos pueden darse el lujo de composiciones tan extremadamente poéticas y dicientes. Mentira flagrante en la que creo, pero que se me hace inevitable contar. Teníamos un programa al que acudían 27 personas y llegamos a tener 300 televidentes. Apenas para subirnos el ego que esa cifra no es más que la verdad de la mierda que hablamos ¿Quién más que dos o tres corridos de la teja nos quieren oír maldecir y cantar lo mismo cada ocho días? Razón tuvo Camilo para terminar las transmisiones. Algunos me llaman "maestro" y hasta se toman fotos conmigo y me piden autógrafos como si fuera la gran cosa ─tanto yo como algún recuerdo mío─ y no falta quién, en un afán de comparecer ante el salón del juicio, nos llaman "Grandes", "únicos" cuando esta sociedad está plagada de mil millones de bandas que apestan a fama y logros racionales, que llenan salones de conciertos y estadios, que cobran conscientemente su parte de atraer gente y que se vanaglorian de haber tocado con las bandas más importantes de tal o cual género y hasta de haber invitado ─Featuring, ft─ a un "grande" de alguna otra banda a hacer aparición con ellos. Puedo enumerar más desastres en mi vida pero esa no es la intención, de develarme ante ustedes. Errores y fracasos son el pan de cada día de todos, pero nos mentimos para podernos levantar todos los días y para poder dirigirle la palabra a otros como si de un alguien se tratara. La cruel verdad es que nuestra vida, la de cada uno, la del que se siente feliz de ser un reciclador, la del creyente, la del conductor de taxi, la del voceador que te vende jeans en el pasaje Carabobo o almuerzos, la del obrero asalariado y hasta la del empresario de arepas y empanadas y el que tiene un bar en la esquina o un restaurante, es un fracaso rotundo y completo, aunque ellos se vanaglorien de lo felices que son en sus puestos de mentira. ¿A quién le expresamos entonces estos argumentos de verdad y mentira? Sí. Nos mentimos a nosotros mismos y lo peor, nos creemos y le enviamos ese mensaje a nuestros amigos y conocidos. ¿Todos somos mitómanos? Sí, escapamos así del dolor de aceptar que en la colonia de hormigas somos obreras, que en la manada de ñues no aportamos sino un ápice de estiércol y que en suma la humanidad entera es apenas una colmena con dos o tres reinas que lo poseen todo y que la casi absoluta mayoría no es más que carne de cañón cumpliendo un objetivo en la vida, hacer parte del engranaje. ¿Qué decir engranaje? nuestra maldita vida no vale nada porque en las escuelas se enseña a seguir el camino de reemplazo para que nadie sea tan necesario y tan útil que no pueda ser reemplazado. Da lo mismo quién cante hoy o si se acaba la banda mañana. Da lo mismo que pueda pensar en más líneas que los demás porque las personas a las que eso les importa son poco importantes para engañarnos sobre nuestro estado y nuestro destino. Al inferior se le ordena y al superior se le obedece, sólo se le explica al igual. No tengo la memoria para recordar a quién parafraseo, pero ¿Has medido esas cantidades en tu vida? ¿A quién mandas y a quién obedeces? Yo, irracionalmente no le explico a nadie mis acciones, soy tan engreído que creo no tener iguales. Otra mentira. Nuestra pobre consigna consiste en, básicamente, obedecer, aunque nos lavemos el cerebro pensando en lo necesario y útil de nuestro paso por esta vida, en el propósito por el cual estamos aquí y en lo importantes que somos para dar alguna palabra de orden sobre lo bueno o malo, sobre las bandas que son mejores que otras, sobre gustos y dentelladas que no son más que aquellas que nos tocaron en suerte cuando estábamos quemando el disco duro. Sí. Afirmación. Sí. Nos engañamos siempre y esta verdad no es translúcida porque es otra mentira del que se autoproclama "Rey de la creación" para no tener que entender que es el "bufón de la creación".

lunes, 3 de abril de 2023

Medellín en cien palabras

 ¿Saben qué? ahorita salí al centro de Medellín y me acordé de haber leído esa compilación publicitaria dirigida a escritores sin oficio que llaman Medellín en cien palabras. ¿Es imposible sentarse a describir en cien palabras cualquier lugar del mundo? Obvio no, aunque supongo que ahora con lo de la aldea global todos los lugares se parecen más que ayer y basta con emplear una o varias palabras de grueso calibre para renombrar la madre patria que nos vio crecer, el terruño donde se deshicieron todos nuestros sueños y donde habremos de morir indefectiblemente por firme ley de la parca como diría mi amigo Escorcia Gravini. De todas maneras no sé si sea Medellín, me imagino en Mumbay o en Sri Lanka, en Bangladesh o en Nueva Delhi... Apenas cruzo la primera calle me encuentro con varias docenas de prostitutas que ofrecen los mil placeres y los "cuatro servicios" y algunas de ellas, son ellos. Sensuales y directos que te mandan la mano sobre el pantalón para provocar la erección que les garantice el desayuno o el bareto. Desde la calle 58 hasta un par de cuadras antes del parque de Berrío, se ubican los quincalleros a los que les arrebataron ese elefante podrido que fue el bazar de los puentes y que habían convertido en olla de vicio y sede de atracadores y mafiosos. La delincuencia organizada cobró allí nuevo sentido. En la quincalla hay lo que todos saben, basura de uno que se vuelve basura de otro y las cosas más inverosímiles, muchas de ellas, fruto de la última noche de trabajo de algunos. Al lado izquierdo hay siempre cuatro o cinco chazas en cajas o ya mejor instaladas donde se venden todo tipo de celulares reseteados pero sin cargador y en perfecto funcionamiento, también fruto de la última semana de trabajo de los socios en comandita del local. Siendo un sábado en la mañana ya hay borrachines en los bares de Juanambú y chicas que les ayudan a beber y que cobran por trago de agua. En la calle regados sobre el paseo peatonal, los verduleros te ofrecen el producto nacional, pero no vaya a llegar a la casa porque de los cuatro aguacates aprovecha uno que no está podrido o negro por dentro y de la yuca "tan buena" que le vendieron no consigue sino palo y sabor a vidrio. La sagrada Policía nacional ha separado cuatro calles del centro de la ciudad para evitar la delincuencia común y proteger las gordas de un artista famosísimo que ya no vive en el país o que a la mejor ya murió pero del que no me interesa saber nada. El centro turístico donde traen a los bobitos del primer mundo y a los listillos del tercero para hablarles en un inglés paisa mientras ellos, vestidos de turistas, se toman fotos y miran con curiosidad la fauna que no es de gordas de bronce, por que la prostitución en Medellín es desde Bello hasta La Estrella. Algunas niñas que no superan en la escala Tanner el dos o el tres, ofrecen las mismas delicias para infractores de la moral, nacionales o no. A la vuelta, dentro del cercado están los artistas callejeros, acreedores del Óscar, que juegan al trile mientras engañan bobitos que le apuestan a la bolita, pero que están prestos a escapar si aparece la "tomba" y mientras tanto en el tumulto van viendo quién saca dinero y de dónde, para extraerle los billetes con sigilo al menor descuido o mientras atisba donde deja el mago la bolita. Al lado hay un indio con penacho que dice doce verdades sobre el tomar agua y sus beneficios, pero que le da vueltas y vueltas a la cuestión mientras se forma un grupo de ingenuos a los que va interrogando de a uno "¿Toma usted agua señor?" Al cabo de los miles cuenta un secreto que nadie conoce pero que él va a revelar por nada y enseña la poderosa loción que lleva para que los hombres recuperen su virilidad. En el otro un señor de etiqueta y ataviado con micrófono y amplificador de diadema, demuestra como la televisión puede mejorar y ser captada sin pagarle a nadie, con una minúscula antena que apenas vale unos pocos miles del devaluado peso nacional. Como por encanto se te para un hombre con un cartel al frente y te sigue varios metros mientras te ofrece almuerzos que en el dibujo se ven hasta aceptables, insiste e insiste hasta que lo miras feo y te detienes encarándolo. Ahí es donde vemos la amabilidad paisa. Igual va a pasar por las siguientes 10 calles donde te asaltan de cada restaurante, tienda, mall, retacería, bar o juguería los voceadores de turno: ¿Qué desea señor? ¿Qué talla de ropa busca? ¿Cómo la busca? sólo les falta arrastrarte hasta el local, sentarte y obligarte a comprar y a pagar. Más adelante y durante todo el trayecto que resguarda la policía con tanto celo están los otros que vocean: ruedas, blones, bareta, rocas... Dentro del cerco, en cada almacén se oye la misma charla: "eso le queda muy bonito, son los únicos que me quedan, aproveche, para usted le doy precio especial, ¿finos? claro es lo mejorcito que se puede conseguir." En el piso encuentras mercancías regadas que parecen de verdad, relojes, secadores, cámaras, teléfonos celulares, patinetes eléctricos. Los vendedores se acercan y te ofrecen precios de ayer y dicen que es importada pero que esta mercancía no paga impuestos, que aproveche, que se agotan, que es la misma del Sanándresito. En la misma dirección, una cuadra más abajo hay vendedores de golosinas que te ofrecen chuzos "de cerdo" por cuotas módicas con "jugo" de lo que quiera y se me olvidaba que junto al hotel más cachazudo del centro, al pie mismo del Nutibara, pasan unos carritos de supermercado, ataviados con unas señoras gordas, repletos de comida que te venden 100 de frijol, 100 de arroz, 200 de jugo, 500 de chicharrón, 200 de sopa...  Bajo el metro hay cambalaches y ventas mil dirigidas por señores de la tercera edad que te muestran un reloj, un anillo, una escarapela, un saco o un par de zapatos y hasta uno solo. No dejo de pensar que de allí llevaba mi padre algunos de sus regalos para alguno de sus seis hijos o para su esposa porque mi madre siempre se quejaba "Eso de segunda" a lo que mi padre respondía estrellando el producto contra el suelo. Desde el centro mismo de Medellín, La 50 con 50, te puedes encaramar a la estación del Metro y ver desde allí los sobadores, los cosquilleros, los simuladores que son expertos que te pegan un empujón y te dejan sin billetera o sin teléfono celular. Puedes ver los gavilleros que se acercan en grupo a un ciudadano y lo controlan mientras otros le revisan y saquean los bolsillos. El de la carreta del borojó y el chontaduro al lado de la tienda de ostras que prometen un rejuvenecimiento de las partes nobles con la señora o con la amante "el tumbacatres" gritan "Entran uno y salen dos" lema del pueblo paisa que sigue a pie juntillos la ley del señor "creced y multiplicaos". Díganme lo que quieran, pero esta ciudad si se puede recrear en cien palabras aunque no diga nada de ella. Medellín es la ciudad de las mentiras, la ciudad del engaño, donde a cada paso te quieren asaltar en tu buena fe, donde todos te halagan mientras te clavan un puñal por la espalda o se apropian de tus pertenencias, la viveza paisa consiste en el robo de sus mismos conciudadanos y la de todos los demás, donde te cobran un impuesto extra de seguridad para protegerte de la policía y de los mismos que cobran la seguridad, ¡ay Medellín! el único que quería estar a solas contigo se fue hace 10 lustros. Ahí tienen sus cien palabras.