¿Por qué será que se me parece tanto el mundo y la gente niega a pie juntillas la igualdad basados en argumentos matemáticos de que si A no es igual a B, A es diferente de B? ¿Estamos atrapados en la teoría de la diferencia o es verdad que somos diferentes? ¿Cumplimos el principio de exclusión de Pauli humano? Es decir ¿Ningún ser humano tiene las mismas cualidades asignadas que otro ni aunque hallemos una docena de doppelgangers? Volveré sobre que los dientes, las huellas digitales, las líneas de la mano y otras muchas cualidades son inherentes al ser cuyo nombre es A y otras, diferentes, aunque no tanto, son inherentes al ser que llamamos B. Psicológicamente parece que somos muy diferentes pero hay reglas y normas que nos cobijan. Biológicamente somos organismos muy similares que cumplimos también una serie de normas reglas y pulsiones. Para su mamá usted es la última cocacola del desierto, para el resto de la humanidad usted es un humano más. Claro que nos vamos a encontrar con que no hay dos Pavarottis y pensando de ese modo no hubo dos Julio césar, ni dos Leonardos y la condición humana nos lleva a pensar que siendo humanos somos diferentes de cada uno de los otros 8 mi millones de humanos, pero que yo sienta la condición no propone realmente la diferencia. Yo supongo que hay padres descarnados pero todo padre dirá que su prole es especial y precisamente el nacer bajo ese signo no la hace especial. Me aclaro, La sensación de sentirse diferente, de verse diferente, de creerse diferente, no te hace diferente. En términos muy simples los humanos tenemos todos 206 huesos, cabeza, tronco y extremidades, caminamos erguidos, somos bípedos y omnívoros y nuestra reproducción es sexual. Alimentamos a nuestras crías con la secreción de una glándula y nos reproducimos desaforadamente. ¿Podríamos enviar en la nave Voyager una descripción diferente? La diferenciación de cada individuo toca dejársela a Biography Channel donde cada ser vivo es una historia diferente y en conjunto, no todo ser humano merece la biografía, en conjunto no somos más que una única especie, similar, casi sin yo, para no quitarlo del todo, pero un yo apegado a los demás yos porque nuestro aprendizaje es por repetición y ejemplo, en cuya causalidad somos copias de nuestros semejantes. El yo vive en la novia enamorada que asume que "como tú no hay dos" aunque debería decir "como tú no hay tres" para incluir el doppelganger y en una cierta ilusión, aparte de aquellos caracteres biológicos que he mencionado. Se dice que las rayas de las cebras son distintivas, es decir, que no existen dos cebras con las rayas iguales, es decir, que cada cebra es diferente de la otra y aún así si fueras a cazar una o a conocer una, ese detalle no te haría ir a conocer cada cebra por separado, no importa si son diferentes porque son iguales. Lo mismo puedo decir de la melena de los gñues, un tratamiento estadístico me indica que no hay dos melenas iguales entre los gñues africanos y eso no los hace diferentes al ir a cazar uno o a buscarlo o a conocerlo. Lo que se sigue es que somos diferentes para unas visiones e iguales para otras pero ¿cuál es la realidad? Parece no haberla, es simplemente cuestión subjetiva y al parecer requerimos sentirnos diferentes para no explotar, pero al explotar toda mujer dice que los hombres son todos iguales y los hombres hacen lo mismo. ¿Es A igual a B? Baste saber en qué rama y cuales son sus argumentos. Desde el punto de vista biológico, paleontológico, antropológico, dactilológico, dental, capilar y otros que se me escapan existen diferencias que nos hacen diferentes. Desde el punto de vista social, humano, psicológico y psiquiátrico también somos diferentes. Desde el punto de vista humano todos juran ser diferentes y sólo por eso yo me niego a creerlo y dictamino una especie cortada con la misma tijera evolutiva: el engreimiento.
viernes, 17 de mayo de 2024
sábado, 11 de mayo de 2024
Dios o el Diablo
Se me atraganta la pena de lo que habré de contaros, pero me ponen a decidir, en caso tal de que fuese posible y yo creyera en tales cuentos para mentes imberbes y personal de cerebro ausente, entre la secta de los seguidores de dios y su contraparte mala. Se dice que al enemigo malo lo expulsaron del cielo por creerse más bello que su creador, rebelarse contra él, querer quitarle el trono celestial, por ello es arrojado del cielo y lo ponen a regir las huestes del infierno. Satanás no deja de ser otro dios en el ya largo panteón cristiano con miles de santos, papas, padre, hijo, espíritu santo y once mil vírgenes. Yo los pongo a los dos a que traten de comprarme el alma ─que tampoco tengo─ y sí, unos le venden su alma al diablo y otros se la venden a dios para que, supuestamente los lleve a convivir eternamente en el cielo o en el infierno. Estoy en subasta y dios dice: "Quédese conmigo para que vaya a disfrutar de las mieles de mi gracia eterna". Diablo dice exactamente lo mismo porque no creo que me venga con el cuento de que si lo sigo a él me va a echar candela por el resto de la eternidad. Así no conseguiría nada. Ambos prometen eternidad y nada de castigos y espero que ambos cumplan los tratos. Dios ofrece castigos si me retiro de su secta y Diablo hace exactamente lo mismo porque sin castigo no puedo ver el premio. El cielo tiene arcángeles, querubines, ángeles de la guarda, serafines, potestades, santos, vírgenes y almas simples. El infierno ofrece demonios, potestades infernales, diablos mayores, generalísimos, íncubos, súcubos, brujas, fantasmas, árbitros de fútbol, políticos, almas simples y cabrones. En serio, ninguno llama mi atención, pero para saber por qué deben buscar "El periplo de Palomino" que anda por ahí en la red. Igual, lo que me proponen es escoger un bando así no quiera. Dios dice que no puedo mentir, Diablo que diga todas las que quiera. Dios me concede una mujer, Diablo las que quiera. Dios me pone normas del Icontec ─léase mandamientos─ Diablo me da la larga. Dios me pide alabanzas, Diablo también. Dios me dice que no puedo descasarme, Diablo no lo prohíbe ni lo exige. Dios dice que sólo vino de consagrar, Diablo ofrece vodka, alhelí, absenta y de ahí para arriba. Dios ofrece vírgenes, Diablo súcubos. Dios habla de moral, Diablo de diabluras, Dios está en contra de cualesquier vicio, Diablo lo incentiva. Dios nos pide poner la otra mejilla al bofetón, Diablo nos dice que devolvamos el golpe multiplicado por mil. Dios pide que contratemos un electricista y un plomero, Diablo nos alienta al do it yourself, Dios nos quiere calmos y sumisos, Diablo nos alienta a rebelarnos, a no seguir a nadie, a no pagar impuestos a contestar cada insulto. Dios nos pide sufrir en la tierra a cambio de un paraíso, Diablo nos pide disfrutar en la tierra a cambio de la condenación eterna que, se supone, son hornos y pailas mochas. Yo tomo la decisión y me voy por Luci. Que tal que sea verdad eso de la salvación eterna, qué pereza el mundo romántico de levantarse a alabar a dios por el resto de la eternidad, prefiero que me cocinen hasta que me dejen chamuscado. Me queda claro como Vargas Vila que es mejor corromper un alma que crearla y me queda aún más claro que Dios no tiene como ganarle al Demonio en esa apuesta de almas. ¿Para que les sirven las almas? Es claro que solamente es una competencia por acapararlas y para ver quien es más poderoso. Nos meten en ese cuento de dos poderosos dioses que se están disputando el honor, la gallardía y el buen gusto de poseer almas a granel. Gana Sata o Gana Chucho. Hay tanto turiferario, vendido y lambiscón en este mundo que ya sabemos quien gana. Pero yo, como Don Ramón, le voy al Necaxa.
PS: ¿Si un ángel no se hubiese rebelado no habría infierno o lo habría pero sin rectores?
PS 2: Dicen las malas lenguas que dios fue quien dotó de alma al sapiens, que creo que los otros homo no tenían y que por eso el alma es de dios. Razón por la que no puede ofertarse al ponente uno. Pues que la cuide dios.
PS 3: Se me hace que el lenguaje de dios es intraducible y que mi alma babélica no puede entender Arameo, toca pues que el dios cristiano y el diablo ateo sean políglotas consumados o tengan servicio de traducción de google.
domingo, 5 de mayo de 2024
La vitamina está en la cáscara
Obvio que todos nos hemos encontrado con gente que piensa de esta manera: Comase la cáscara que ahí están las vitaminas. Es lo que dicen todos. ¿Qué tiene de cierto esa pendejada? Pues casi nada porque no vemos gente comiéndose la cáscara del coco o del banano, del melón, patilla o papaya. Puede haber algo de cierto en que la cáscara contenga algo más de fibra e incluso algunos nutrientes o vitaminas, pero mi mente se niega a pensar que al pesar la cáscara y enfrentarla a la parte verdaderamente comestible, sea la cáscara quien se lleve el premio de ser más saludable. Yo creo firmemente en propagar la verdad, la ciencia tras este insermo parece no acordar conmigo, según muchos artículos consultados los nutrientes y vitaminas descienden en valor desde la cáscara hasta el centro del alimento. Me queda muy difícil creer que la cáscara del mango tenga más fibra que el mango y más vitaminas que la pulpa y pueden cambiar estas palabras en la papaya, en la piña y en el melón. Esperen, mientras la piel sea fácil de digerir me parece raro ver a alguien pelando una manzana o una pera, pero si la cáscara del mango no es dulce, simple, lo pelamos y nos saltamos el mal sabor. Más raro que alguien muerda una mandarina, un limón o una naranja sin pelarlos. No es el punto. Si saben bien no importa, se comen con cáscara para aprovechar la fibra, pero si saben mal no es posible que te abatan con el comentario del principio. Dudo in extremis que la cáscara de la papa sea más nutritiva que la papa, aunque la papa por sí misma es almidón, puros carbohidratos, muy necesarios en las dietas balanceadas pero peligrosos en exceso como todo. La yuca, el coco, el plátano, la sandía, el melón... pueden tener todas las virtudes del mundo pero se las dejamos a los chamanes para que extraigan en productos naturales los secretos que definitivamente no quiero comerme. Las uvas, fresas, mangos de piel dulce, zanahorias, arracachas, betabeles y demás, yo les hago el favor, bien lavados por supuesto. Las demás cosas que quieran decirme sobre la piel del tomate o del pimentón, guárdenselas que no me interesan viniendo de parte tan aseada como ustedes. Venga, que me falta un ítem. ¿Sabían ustedes que muchos de los esfuerzos que hacemos para ablandar los comestibles degradan los nutrientes? Fíjate, fíjate, fíjate. Aunque dicen las mismas páginas: "Cualquier método en el que no se sumerja el alimento en agua tendrá menos pérdidas de nutrientes y agrega: los procesos mecánicos como cortar y pelar pueden influir en el aporte de fibra, pero estas técnicas también pueden aumentar su biodisponibilidad, por lo que la pérdida de nutrientes se vuelve una cuestión sin importancia comparada con el beneficio que aportan dichas técnicas. Dicho esto repito mi retahíla: si les gusta mucho la cáscara cómansela y dejen de repetir como loros lo que la abuela nos enseñó, que es de donde saco mi versión para no creer en ella y aunque la ciencia afile sus colmillos y me maldiga por ello, por despreciar la piel y la cáscara de muchos alimentos que tienen cáscara amarga y dura, me quedo con la idea básica. Si es dulce me la como si no, la pelo y se las empaco en bolsas para que la aprovechen ustedes tan de buena familia.
miércoles, 1 de mayo de 2024
¿Se puede adivinar el día de la muerte?
Mis queridos lectores se quejan a veces porque mi estilo personal, que es impersonal, les trata como a niños de parvularios, pero muchos se lo tienen bien merecido que hacen apuntes de parvulario. Dos veces ayer me encontré con personas que en su conversación interpolaron aquello de que fulanita o fulanito había predicho su muerte por que antes de estirar los guayos, las chanclas o los alpargates ─seguramente las ojotas─ juró que era el último diciembre que pasaba o que era la última sopita que les servía o que, de esta semana no pasaba y que "preciso" a los días murió. Yo si los miré de reojo y hasta un poquito: "no me crea tan pendejo" y seguramente también dije: "nadie puede predecir su deceso" pero ellos no se dan por aludidos nunca, son bebés regando tonteras a diestra y siniestra y, es cliché, pero no sé qué ganan con ello. ¿Puede usted creer en que las personas comunes y mortales pueden adivinar o estar enterados del día de su muerte? Seguramente en los comentarios me van a dejar chorrocientos mil ejemplos documentados de personas que fueron capaces de predecir su muerte con una certeza de más o menos dos días a tres meses. Volvamos al tema para que no se quede esta situación incómoda de decir cosas sin sustento aparente. Pongamos por caso racional que la tía Martha dijo que se iba a morir y se murió. Usemos la definición de probabilidad de Laplace: lo dijo una vez y se murió una vez lo que implica 1/1 lo que da 1. ¿Algo no va bien cierto? ¿Cuántas veces dijo la tía Martha que se iba a morir y con que antelación? Hasta el final del mundo ha sido planeado más veces, en 1999, en 2000, en 2001, en 2012 y supongo, sin muchos datos ni buscar historias, que en el año 1000, eso ya da 0/5 que da 0. ¿Se va a acabar el mundo? Obvio sí, pero el año que se acabe no se puede adivinar con precisión aunque a la velocidad que lo estamos acabando ha de ser muy pronto. He de suponer que de los biógrafos aceptados de la tía Martha alguno tiene la relación completa de sus ataques de hipocondriasis y por eso le podemos creer a pies juntillos que tuvo un acierto con precisión y los demás no fueron tan acertados o que es verdad que le pegó al gordo de la lotería en su primer intento. Hay que ser ingenuo y desconocer la humanidad tan fetichista y tan rezandera y tan creyente para creerse tamañas burradas. No se puede predecir el día de la muerte, lo que vemos es una intensificación de un recuerdo causado por un trauma y el dichoso reseteo de la memoria para no recordar que la tía Martha se moría 4 veces al año, con lo que la probabilidad anual de la muerte de la tía Martha apenas llegaba a 0 y se volvió una certeza el año de su muerte que es el que recordamos con dolor por las sopitas y los regalos navideños de la tía Martha. Así no funciona la ley probabilística, toca sumar las veces que dijo morirse durante toda su vida y luego aceptar que el numerador, por más que se quiera sólo puede ser uno, que nadie, en casos naturales se muere más de una vez. El dividendo aumenta por un orden lineal, lo que lleva a la fracción probabilística a ser cercana a cero. Digamos que apenas lo dijo unas diez veces. P sería igual a 0,1. Bajo para estar diciendo que la tía Martha tenía poderes sobrenaturales o visiones pitonísticas más allá de las que han sido comprobadas en el ser humano de a pie ─que si me perdonan los guiones es cero─. ¿Lo dijo 10 veces? Créanme que no, muchísimas más. Falta que recurran a decir que también deshizo sus pasos y llamó por teléfono después de muerta.
PS: Ocúrrese el caso de que Juan Andrés dijo que se iba a morir y dejó de tomarse la droga que le mantenía con vida. Ese caso sui generis no cuenta, ni cualquiera que se le parezca o que aparezca en el Manual del suicida.