domingo, 17 de septiembre de 2017

La otra cara de la moneda

Hombre pues si. Algunas personas me han dicho que yo solamente veo lo malo y que más parezco un criticón que un crítico y sí. Esa es la penosa realidad y por eso vengo de nuevo al papel para poder disculparme con la hinchada. Ya había expresado lo ridículo que suena que soy "fan" de la lectura. Las letras no cumplen funciones de rebaño a excepción de los fanáticos que produce la biblia o biblias. Y, que pena, me pierdo en la disertación, ya he producido dos de estas atacando, o por lo menos difamando a don papa y ahora me pongo a la tarea de ver la otra cara de la moneda de esa visita: En lo primero se salvó la entrada de la constitución del país consagrado al corazón de Jesús. Me consta que ya no está en ella, pero eso no la libra de verles la baba a los prelados que consagraron al país a tal execración. La quitamos de la constitución, pero quedó en el imaginario popular que es tan impreciso y vago. Como segundo, es claro, la contentura que les dio a los 38 millones de católicos con que cuenta el país. Muchos hasta se "mojaron" de la alegría y felicidad que les causó el mono de blanco que levantaba bendiciones a diestra y siniestra y eso es la nada despreciable suma  de votantes, borregos, mulas, expendedores de vicios, fanáticos de fútbol, políticos, abogados, profesores, presentadores de televisión, hetairas... La lista es larga. El éxito tuvo un éxito con la venta de los "kits" porque se agotaron y se embolsilló una suma grandota (21.900 del costo por 473.000 unidades menos el 5% de donación al clero, haga cuentas y verá que la visita del papa fue muy buena y eso sin contar manillas y rosarios, estampitas y monedas) que al gerente de mercadeo hasta le aumentaron el sueldo, mentiras, lo despidieron por no prever que se le podía sacar más plata a los incautos, pero acá no es para hablar las cosas malas. La iglesia quedó de plácemes porque tuvieron al máximo jerarca, al patriarca líder y presidente de la unión Vaticana -los estados unidos del vaticano, será falso pero se oye bien y tienen más plata que todos los gringos juntos- y de paso afianzó las creencias y nos dimos cuenta que dios no nos ha abandonado, la prueba es que envió al perro cansino en su nombre y decretó para los fieles y de seguro conquistó algunas almas perdidas, mejor dicho, después de la llegada del papa los 38 millones de fieles se volvieron 42. Un gran avance en materia de religiosidad y moral. Ellos también se embolsillaron una platica, producto de ventas de "accesorios" marca "el papa" y las ventas de empanadas en cada iglesia fue ampliamente reforzada, hasta yo compré. La mercadotecnia estuvo al orden del día y las ciudades visitadas ampliaron su turismo, hasta conocí de algunos que vendieron "tour del papa" con seguimiento por todos lados y porra propia. La inventiva nacional creció en un 0.000007% varios cerebros se quemaron ideando formas de "vender" la visita del papa -aclaro que eso no es malo, por la ciencia unos cuantos cerebros son avance-. Las calles limpias y sin vehículos fue un éxito para los "selfieros" que pudieron poner otra vez "la tácita de plata" -esa tilde tampoco es error mío- en las redes sociales y mostrar que viven en una ciudad culta. Los escenarios y luces dejados por don papa los podrán usar artistillos de primera a cuarta categoría -Los de quinta seguiremos usando cajas de cerveza- que demuestren de antemano que son católicos para no profanar lo que ya un pie santo consagró. La experiencia adquirida por la PN en seguridad, seguirá impartiéndose en las aulas de la institución hasta que otro papa -dudo que este- se digne a volver al país del sagrado corazón y se renueven técnicas. Las casas donde venden cosas episcopales hicieron su "agosto" he de suponer que todos los curas estrenaron y llevaron medallitas para consagrar. Imagínense los montones de personas que dirán en unos años "yo vi al papa" y mostraran algún amuleto de los vendidos en tales ferias. Ya dije que las cadenas nacionales también se halaron una platica con la comercialización de los tiempos vendidos en la transmisión papal y muchos agentes del bien recibieron unas horas extras de las que donaron "voluntariamente" algunas para el santo padre. ¿Para qué?  cosas buenas si hubo -o hubieron, dizque ya se puede decir así, justamente después de la venida del papa- las calles quedaron barridas y las fachadas pintadas aunque ya estén sucias y deslucidas y un cierto impulso de adrenalina quedó en las mentes de los feligreses que hoy rezan con más fervor porque se les hizo el milagro: vino el papa. Ahí les dejo pues mis disculpas más sinceras y espero, mi apología más blanca. 

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