sábado, 24 de noviembre de 2018

La ciencia de hablar correctamente

Hablar ya es de por sí un arte espectacular. Nada más increíble que una persona le pueda comunicar a otra por medio de palabras lo que piensa, desea o sueña. Los oradores, vendedores, profesores, escritores, dependemos del poder de la palabra, ya escrita o hablada, para transmitir conocimientos o para expresar pareceres o incluso para alabar tal o cual producto, aunque no lo estemos vendiendo. La aparición de "las maneras correctas" sólo tienen que ver con un deseo humano de poner reglas a todo. Se nos pide que las enseñemos, pero desde acá impongo que las matemáticas tienen unas reglas y el lenguaje otras, si alguien quiere despreciarlas, puede mostrar un gran nivel de ignorancia o un enconado rebelamiento ante la norma. "Vea profesor para mí, tres más dos son siete y me cago en su matemática". Tal persona está en su derecho y si ponemos al dos, en el orden, detrás del cinco, tal vez dos más tres sean siete. Pero si irrespeto el orden matemático -establecido- terminaré no sabiendo como enfrentar un mundo hecho de números. Del uno sigue el dos según el orden, no puede ser que es la una y necesito estar a las dos en otro lugar y el reloj salte hasta las siete. Un universo matemático, como un modelo matemático, se han mostrado coherentes con las observaciones y por ello Galileo dijo que: "las matemáticas son el lenguaje de la naturaleza". Si conocemos uno interpretamos la otra. Tenemos pues, que da igual si su deseo es violentar la regla, con la matemática existe el problema de no poder interpretar o de interpretar erróneamente a la naturaleza. Con el lenguaje da lo mismo si digo huevo o uebo o güebo. Entre los componentes de una sociedad X todas las formas son válidas, aunque una real academia imponga vetos a unas palabras -que dice el vulgo- y acepte otras -que el vulgo pone en boga- por consenso o decisión de la junta de la letra M. Hablar es sencillo, si lo hacemos en el mismo idioma y hasta si lo hacemos usando un idioma no nativo: "Juiraro con peros" quien no entiende "cuidado con los perros" o al bebe: "papa tata, cumira" traduciendo: "hey viejos pilas que tengo hambre". Las normas del lenguaje son una pesadez, pero usted decide si aceptarlas o no. Lo que no creo es en no saberlas, porque la ignorancia es demasiado cómoda. Si las sabe y las desprecia, tenga usted todos mis respetos. Si no las sabe y las odia, me apenan sus limitaciones y por demás una regla es una regla y en otra parte o en otro idioma la misma regla dice cosas contrarias: Existe López y Lopes y hasta lopez y lopes y Lupescu y Lupus. La cuestión es pues, adaptación. Hágale caso a su instinto y no diatribe demasiado, que para pelear no se necesitan muchos conocimientos, pero los que padecen de idiocia se les ve por encima cuando corrigen la lengua. Ahora en términos coloquiales me van a regañar, pero un científico no puede hablar científicamente a condición de que sólo le entiendan los científicos. Imagínese por ejemplo que el calor y el fluido calórico son falsos, hay que decir: "la energía cinética promedio de mis moléculas es muy alta -calor- o muy baja -frío-. Incluso, no está haciendo calor, sino que "las partículas han acumulado mucha energía cinética promedio". Y en cuanto al sexo, ¿cuál amor? "hagamos un intercambio gamético para comprobar nuestra validez evolutiva" "juntémos el producto de nuestras gonadas" "Apareémonos." O solicitar un poco de algo: "regálame treinta y dos sesenta y cuatroavos de tu naranja." "Mi donador de esperma me ha cedido cero punto veinticinco de su hacienda". La matemática es estricta, así que debería ser ella quien impusiera la norma, pero en ese caso todos somos analfabetos y hablamos terriblemente mal. Sabemos que debemos corregir para mantener la norma, pero la norma no significa más que un consenso aceptado. Al final todos hablamos mal nuestro idioma y el de los demás, que no es excusa para no tratar de aprender el nuestro correctamente, ni razón para burlarnos de otro que a su manera se hace entender. Cuando digo que hablamos mal nuestro idioma, me refiero al de la naturaleza, que la matemática le aburre a todos y por antonomasia los chicos dicen "matecaspa" "matamaticas" y tratan de loco a todo aquel que les menciona números y eso nos puede dar una idea de lo analfabetas que somos y del futuro que nos espera sin intérpretes de la naturaleza.

PS: Por lo mismo parecieran errores: Hagamos hatajos, are lo que pude, ice lo que pueda, no tuve hijos tuve acerbos y la que más me fascina:  tiene diverticulitis.

PS 2: Yo sabía que debía explicar, las gonadas femeninas son los ovarios y sus productos son los óvulos, así que la frase está bien construida y su cometido claro.

PS 3: No se trata de darle un gran énfasis a la matemática, sólo el puesto que se merece y dejar de pensar como los abuelos que opinaban que la matemática era para "doptores". Y tampoco se trata de despreciar la lengua, se trata igual de darle el valor que se merece.

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