Pues que no sea que tengo la conciencia tranquila, porque aquel que tiene la conciencia tranquila es porque no tiene conciencia y aquel que dice que puede morir tranquilo porque ya está satisfecho con su vida es porque tiene más de cincuenta y las enfermedades lo agobian o porque es un soberano sopenco sin idea de lo que es la vida. Vivir la vida consiste en pasar por este mundo y no en experimentar ciertas cosas como te han hecho creer: Que el que no conoce Cancún es un pobre diablo, o que el que no haya subido o por lo menos intentado ─obvio que eso lo dicen quienes lo han intentado sin éxito─ subir al Sagarmata dizque es un falto de espíritu o que los duros de los catorce picos más altos o que recorrer el Amazonas, darle la vuelta al mundo, circunnavegar la tierra en barco, a pie, en globo, darse una vuelta por latino américa en moto, ir a Alemania a probar cervezas de verdad, conocer China con todas sus desventajas, ver los rituales en el Ganges, subir a la torre Eiffel... Donde siga en estas aquí me quedo, porque cada humanito pone su propio estándar y cada propaganda y destino turístico su comercial que, solapadamente, te garantiza que si no has visitado ciertos lugares, no has vivido y que el dinero no es problema porque la aerolínea de confianza y la sociedad mutual de tus amores te avalan un préstamo a 10 años y te cubren las desventuras. No falta el lector despiadado que hace una lista de los 100 libros que debes leerte antes de morir y de paso se incluya las mamoncísimas épicas griegas: La Iliada, La odisea, La Eneida y la Titanomaquia que son como pasajes de la biblia: "Moloch, tuvo a Sargón y a Baal y cada uno dio a luz a seis tristancitos, las cincuenta Molochiadas y las doce tribus Sargónicas junto con todos los descendientes de Baall y lo que duraron en esta tierra" Aaaaaaagh ─un grito primal─ ¡qué aburrido! De paso te incluye los dos volúmenes del mamotrético y desolador "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha" y la triple bestia de cuentos de "las mil noches y una noche" Y tampoco falta el cinéfilo que jura que hay cien películas que tienes que ver antes de morir y la crítica te recomienda cincuenta estrenos a la semana y Hollywood ─ahora caigo en cuenta que traduce bosque de acebos o santo bosque, si hay deformación─ te hace ojitos con los premios Oscar y Oscar jura que a él sólo le importa su tambor de hojalata. Espero no haberme perdido de mi objetivo principal, siempre hay uno aunque a veces no parezca, que se trataba justamente de la novedad. No existe tal novedad. ¿Saben cuantos han subido al Sagarmata y cuantos logran hacerlo cada año y lo adicionan en su hoja de vida? ¿cuantos han circunvalado el polo, recorrido el amazonas y viajado alrededor del mundo? ¿tienen estadísticas de cuanto imbécil visita las islas de San Andrés y Providencia, el mar de los siete colores y las murallas de Cartagena, Cancún y la Riviera Maya, las pirámides de Egipto o el Burj Khalifa? Hasta ir al espacio se ha vuelto algo común y lleno de intereses mundanos y suficiencias absurdas. Por allá en mi juventud alguien decía que había que "escribir un libro, sembrar un árbol y tener un hijo" para estar satisfecho en la vida. Pues valiente vida sin oficio, el que escribe un libro tala mil árboles como dijo Vítor Hugo "el que salva al lobo mata a las ovejas" y sembrar un árbol no tiene un valor, a veces ni sembrar el bosque entero y, tener un hijo, que vida tan sinsentido, con casi 8 mil millones de copias. El que dijo eso fue un imbécil que no sufría sinapsis. Ya me voy sin decir mucho, lo claro es que no hay cosas nuevas por hacer, ambientes por explorar o sacrificios por ofrecer y eso en cuanto a lo que podemos hacer los seres humanos normales: Veo un asiático que resuelve en menos de cinco minutos, tres cubos de Rubik mientras hace malabares con ellos y a mí me tomó cincuenta años aprender una solución y casi dos horas para aprenderla. Un aficionado hace un pocillo de madera tallada en tres días y a mí me da pereza ir a comprar media docena de vasos a una cuadra de mi casa. Un niño hace un pozo con madera y con las técnicas ancestrales, sin usar machete o cuchillo, a punta de piedra y esfuerzo. Supongo que tal trabajo es de un par de meses, yo deploro tener que levantarme a cerrar la llave porque se reventó un tubo o me quejo por que a mi baño no llega el agua con presión. Lo probable es que mi visión decepcionante no decepcione a nadie y mañana mismo salgan a paseo de olla y litro de ron, tal vez sólo esté dando explicaciones de mi solipsismo. Pero a mi modo de ver nada hay nuevo por hacer. Rico los que se embarquen en ir a Marte, pero que pereza tanto tiempo encerrado comiendo liofilizados y aguantándose a otras dos o tres personas viviendo en el mismo módulo.
PS: No falta quien me llame sacrílego por atacar al Quijote. Para la época debió ser una proeza escribirlo, aunque no tanto en la prisión donde hay tiempo por matar, pero un poco más por lo manco. Quien haya leído al Quijote y no a su resumen para colegiales, deberá entender que esas doce historias de amor que en él subyacen, son truco del autor por alargar una historia que no necesitaba. Yo reconozco que me enseña bastante de los adagios de la época en boca de Sancho y las locuras del Ingenioso Hidalgo me son gratas locuras de idealista: La ínsula de Barataria, Caraculiambro de Malindrania, el yelmo de oro de Mambrino, el bálsamo de Fierabrás, el enderezar entuertos y desfacer agravios. Incluso acepto que es una obra de estudio del lenguaje, de la sintáxis y de la época y que su narrativa es amena. Pero para que otro te imponga la lectura por ser una "obra maestra de todos los tiempos". Con esos cuentos a los literatos embalsamados de biblioteca y a los eruditos descarnados que escriben e imponen desde sus solios.
PS 2: Debo reconocer que muchas de esas cosas suenan emocionantes y peligrosas, pero para nada son nuevas ni atractivas con tanta estúpida gente.
PS 2: Debo reconocer que muchas de esas cosas suenan emocionantes y peligrosas, pero para nada son nuevas ni atractivas con tanta estúpida gente.
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