domingo, 4 de agosto de 2019

Lecciones de historia: El viaje a la luna, misión Apollo XI

Pues cumplimos 50 años de haber ido a la luna y ruego a cualesquier creyente de lo contrario que se abstenga, por pudor, de leer esta historia, ya que no pongo en duda tal hecho y solamente voy a plantear en este breve aporte las dificultades de la ciencia en cuanto al viaje en sí. La carrera espacial fue un tema de mucho empuje desde mediados del siglo XX y para eso primero teníamos que creer en las discusiones cosmológicas de tipos como Galileo, Copérnico, Bruno, Kepler, Newton, Brahe, Einstein, Hubble y un montón de locos ateos que olvido. Antes debíamos dirimir un conflicto mundial en el que estábamos enfrascados y por eso hasta la década del 50 no empezó una competencia por probar si era verdad eso que decían los científicos y conquistar sin más el vasto espacio entre nosotros y "eso" de allá afuera. Los rusos pusieron su cuota al emplear naves y aprovecharse de los conocimientos adquiridos en la guerra ─Recuerden al experto alemán Werner Von Braun por el desarrollo del arma de represión V uno y V dos─ para mejorar la balística y poner una nave no tripulada en órbita y luego algunos animales. Llevando por primera vez a un hombre ─Yuri Gagarin, de donde creo salieron miles de Yuris mujeres en Colombia y latinoamérica─ y a una mujer ─Valentina Tereshkova─ en sus poderosos Vostoks a principio de los años 60's. El final de la guerra y la división del mundo en capitalismo y comunismo inicia una competencia por ver cual de las dos ideologías era capaz del siguiente salto y los amigos gringos empujados por su don de superación personal y su orgullo herido, permiten que el asesinado ─obvio que antes de ser asesinado─ JFK, pronuncie un discurso donde insta a los americanos a poner un pie sobre la luna antes del final de la década y aporta un presupuesto risorio pero válido. Era necesario pues, diseñar un plan y averiguar a punta de fórmulas y espionaje como escapar de la gravedad terrestre y dar un par de vueltas a la tierra para disparar dos o tres simios humanos a la luna, el agraciado y apabullante proyecto Apollo, que se encargaría de realizar las pruebas de orbitación, planos de la luna, sitios donde aterrizar, caminatas espaciales, entrenamiento de hombres aptos para tal viaje y en el que se gastaron y hasta fueron sin aterrizar en una ocasión la absurda cantidad de diez Apollos, sin contar las misiones Gemini previas. Algunos piensan que tres locos se montaron en un cohete y fueron a ver como se defendían para regresar. Era claro que se necesitaban experiencias y pruebas en los trajes y naves para soportar el calor y el frío extremo, la radiación y los micrometeoritos, muchísimo entrenamiento en tierra y simulacros de supervivencia y posibles emergencias y aún así, los tres héroes tenían claro que podría ser un viaje sólo de ida y, probablemente, no de llegada a la luna. Todo podía fallar en un trayecto de 384.000 kilómetros y a un lugar completamente inhóspito. Diez pruebas después, mucha investigación, montones de pruebas extenuantes luego y una nave de apenas 100 millones de dólares, el 16 de julio de 1969, Michael Collins, Alan Aldrin y Neil Armstrong viajaban en la misión Apollo XI. Los sacaría al espacio un cohete Saturno V con tres etapas de impulso para vencer la fuerza gravitacional  ─40.000 km por hora u 11 km por segundo─ y darían una vuelta y media a la tierra para verificar instrumentos y efectuar lo que se llamó la inyección translunar y la última etapa del cohete los aceleraría a unos 40.000 kilómetros por hora, pasando con éxito el campo de radiación de Van Allen y con el cálculo exacto para engancharse a una órbita lunar, harían una maniobra en el módulo de comando ─Columbia─ para acoplar el módulo lunar ─el Eagle─ que iba en la última etapa del Saturno V, a la nariz del módulo de comando ─si señor a esa velocidad y gracias a la relatividad─ y dejar inerte la última etapa del Saturno V. Tres días más tarde orbitarían la luna antes de desprender el módulo lunar y dejar a Collins en el de comando. La nave se posó en el "Mar de la tranquilidad" y esperaron 20 horas antes de descender y de que Armstrong pronunciara su famosa frase: "Un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad" Se encargarían de hacer lobby enviando una señal televisiva para estregarle a los rusos la campaña, dejaron una bandera americana y recogieron unos kilos de roca lunar que volvería a la tierra. Dos horas después encienden una etapa del Eagle, la de ascenso, para ascender a una órbita lunar donde volverían al módulo Columbia. Enganchados y luego de pasar su carga, se desprenden del módulo de ascenso y efectúan una última aceleración en la trayectoria de la tierra para ingresar, abandonando el módulo de servicio y, literalmente, convirtiéndose en una bola de fuego a 40.000 kilómetros por hora en el módulo de ingreso, abrir los paracaídas y caer al mar, ser recogidos como héroes y tratados como infectados por el miedo a que trajeran una enfermedad pandémica. Pasaron a la historia por la increíble odisea de haber regresado sanos y salvos a y desde la luna. Esto es un homenaje, no fue el único viaje a la luna, llegaron y descendieron otros viajes Apollo y no hemos vuelto porque ya no hay carrera, ni gracia, aunque este mismo año se realizó la primera misión civil con éxito en enviar una nave no tripulada y China aterrizó en el lado oculto de la luna ─realmente no hay ningún lado oscuro en la luna, a menos que no le dé el sol y se debe a que ella sólo nos presenta una cara a nosotros─ y hay muchos viajes previstos antes de tratar un viaje al planeta rojo. Si alguno duda de la visita o de las visitas y de los 25 viajes fallidos, puede aprovisionarse de paciencia y esperar en 2022 un turno en el ELT ─Extremely Large Telescope─ del ESO ─European South Observatory─ en el cerro Paranal o en el Armazones, que probablemente con su espejo compuesto de 36 metros de diámetro pueda ver los desastres y vehículos dejados en Selene y observar los restos de vehículos estrellados, pisadas y hasta una que otra bandera. Los expertos creen que para ver tales objetos ─yo creo que con él podrán verse los desastres más espectaculares o por lo menos tendremos una idea de ellos─ se requiere una lente 5 veces más grande y una resolución más fina, aunque yo no creo que por satisfacer el capricho de unos cuantos niños, se gasten el tiempo de enfocar la lente al satélite propio de un artilugio de 1200 millones de Euros. Dudo además que las fotos del LRO ─Lunar Reconnaissance Orbiter─ sean prueba para esos imberbes que no sólo niegan la ida a la luna sino toda la carrera espacial. Quien desee volverse un experto en la carrera espacial, deberá poner un poco de empeño, cómo dije, esto es sólo un homenaje, un reconocimiento y una lección de historia bastante simple.

PD: Puede decirse que a la luna fue Max Peck, el nombre código usado para reunir a los mejores pilotos de prueba para comenzar la odisea  a nuestro satélite natural.

PD 2: Eran las tres etapas del cohete Saturno V, Dos etapas en el modulo de comando Columbia y el módulo de servicio y dos etapas más en el módulo lunar Eagle, la de descenso y ascenso lunar. El módulo de comando abandona el módulo de servicio para transformarse en el vehículo de reentrada a la tierra. A todo se le llamó misión Apollo XI.

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