Quiere uno preguntar quien se inventó aquello del valle de lágrimas, que ya un autor apócrifo refirió que no había nada de agua salada en tal valle sino que era un valle de mierda y no queremos desmentir al mal hadado y tampoco poner una cuota en el aparador para tomar la decisión de si lo es o no lo es porque no se refiere la frase a un valle específico de una ciudad específica, ni a una frontera o zona segura, por el contrario parece referirse, como de soslayo, a la vida terrenal y ahí es donde un seguidor de la biblia puede sentirse un poco desplazado o por lo menos humillado en su amor propio y en su buena fe. Dando por sentadas las fechorías de la creación y todo ese capítulo de la biblia referente al génesis de cada animal, cosa, estado, partícula y fuerza, además de cada especie dual que al hombre hecho de barro, se le adjudicó otro hecho de costilla y del que ya dijo otro simpático escritor que no debió llamarse Eva sino Illa, que su proveniencia es de costilla y no de otra parte menos pronunciable en estos arcanos entretejidos que me han sido solicitados. Cómo se menciona arriba es deprimente que el lugar al que ese dios respetuoso y ducho y al que se le ha dado estatus imperativo, envíe a sus ovejas a un valle de lágrimas, es decir a un valle de sufrimiento, desvergüenza y pérdida. Dirán los hermeneutas que sabido es porque se perdió la estadía en el otro valle o en la otra sucursal, salve los antojos de una perla por el fruto de una penca, o manzano, o higuera... el caso que tratamos no se corresponde con las precisiones bíblicas. La expulsión del Edén no parece ser más que un caso de desalojo injustificado a los ojos de un gentleman de las leyes y tampoco es caso que deba ser tratado con extrema minuciosidad porque tampoco es el caso que nos compete en estas andurrias. ¿Es este el valle de lágrimas al que hemos sido condenados, desplazados por la violencia de el dios de Abraham o por la golosinería de una ninfa perturbada o acaso en estado de gravidez inconsciente? Definitivo que resulta ofensivo llamar a este Edén, Valle de Lágrimas y Edén. Pecando de suspicaces hemos de suponer con relativa calma que la adjetivación de unos y otros se conjuga con las experiencias de unos y otros y que son los cristianos seguidores del cristo o de la meseta de los creticiens los que, ayudados por experiencias oscuras y comparando ─aunque sólo sea por referencias─ con la sede divina donde no hay dolor, ni queja, traten de pordebajiar el mundo de lo real y viceversa o caso contrario, aquellos que disfrutan de ciertos privilegios ─sean ellos seguidores de Abraham o no─ no pueden menos que, disfrutando las prebendas, asegurar que es un valle de lágrimas al que hay que resignarse mientras se llega al valle del Edén que ha de ser de cantos y misas diarias y reuniones con ángeles y arcángeles, cargada de querubines y atención a los santos, para que ellos no sean mal vistos mientras se aprovechan de lo bueno del valle de lágrimas, que no es tal. Me acosan con la pregunta ¿Es este el valle de lágrimas? ¿Existe un valle que no sea de lágrimas? No parece haber una respuesta sencilla y me atrevo a decir que no hay respuesta porque no quiero decir como algún saltimbanqui de la programación neuronal que todo depende del cristal con que se mire. Si sufrimos harto y vemos el dolor en el mundo pues es de lágrimas y si pasamos rico y disfrutamos de la programación de los influencers pues, es el edén y no hay tal valle. Si todo lo vemos negro, hay valle. Si todos son seres humanos y amamos a nuestros semejantes no hay valle... No se puede negar que la connotación más importante es que en este lugar, la tierra, existe el sufrimiento y que soterradamente, bajo un infierno de condiciones, sacramentos, mandamientos, obras de misericordia y juicios de terceros se puede acceder a un sitio donde no existe el sufrimiento que es lo opuesto al valle de lágrimas. El análisis queda pues aquí y aunque parece sólo publicidad engañosa, no soy tal para que me crean cuando les digo que no hay tal valle de lágrimas o que únicamente existe para el resignado.
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