Reunidos en el Nimbus, mis tres compañeros aseguran un sarcasmo frente a la extinción y a la utilidad de los seres vivos. Si mal no recuerdo alguno dijo: "Y ese animal para qué sirve" y otro argumentó que: "de nada servía a la evolución", el tal mencionado animal. El otro comentó algo como "qué sé yo instrúyanme". Nos encontraremos entonces ante un insermo, porque me toca a mí. El arte de decir cosas sin sentido y afirmar tonterías es del ser humano y él es responsable de ellas aunque no se dé cuenta. Primero el caso tratado por ignorancia y falta de deseo de investigar, en el que se pueden acusar tranquilamente a los tres, exceptuando, sólo un poco, a aquel que, demostrando ganas, sólo espera la instrucción como llovida por ente divino: El desconocimiento del mecanismo natural y de las funciones o utilidades de un animal debidos al desconocimiento, no sólo son patéticos sino insulsos. Segundo, el caso tratado como un todo social: ¿Se necesita que un animal sea útil para que pueda estar en el ámbito natural? Entonces, al primero que hay que desechar es al hombre, completamente inútil por no decir que completamente invasivo, fatuo y destructivo. Y, no por ser el último es el más malo ni el mejor: el tercero. La naturaleza tiene una serie de normas que actúan a manera de leyes y que pueden describirse por procesos de observación y que pueden comprobarse por experimentación. La naturaleza no tiene un fin último. La naturaleza de un lugar como la tierra que alberga vida, no es muy distinta de la de un planeta que no la tiene, pero no deja de ser natural, apegados a este principio renegamos de la ontología que pretende poner al ser como fundamento y base de la cacareada necesidad de una meta para el hombre sobre la tierra. La misma norma traduce algo como "utilidad" en otros términos. Cada ser tiene unas características que lo pueden poner en un eslabón de la cadena trófica, la desaparición de un eslabón presupone la desaparición de los otros eslabones por sobre abundancia o por escasez. Por ejemplo, desaparecidas las plantas, los vegetarianos tendrían un serio problema de alimentación y así los carnívoros, que no los descomponedores o por lo menos no todos los descomponedores. Desaparecidos los vegetarianos, los carnívoros pueden alimentarse entre ellos, pero el desequilibrio tendería a un sobreaumento de la capa vegetal que se convertiría en una competición desmesurada. Desaparecidos los descomponedores estaríamos en grave peligro de desaparecer por completo la vida en la tierra... Ejemplos sencillos: La "utilidad" de una especie no puede ser resumida a si da leche, huevos o proporciona algún beneficio a la especie homo. Muchas especies de insectos son necesarios a la fecundación de plantas y su desaparición pone en peligro a la especie de que se trate, si aquella no evoluciona adaptándose y cambiando su especie polinizadora. Puede parecer insólito pero el animal más peligroso podría no ser el elefante o el hipopótamo y estar en el reino fungi o en el protoctista e incluso siendo animal podría tal vez ser algún insecto y aún así no podemos obviar la "utilidad" de estos en el mejoramiento de los sistemas de defensa del cuerpo a través de los eones. La rata acabó con un tercio de la población de Europa ─o fue la pulga─ y mucho creo que de alguna manera permitió que los seres que adquirieron inmunidad frente a la peste negra o por lo menos los más resistentes pasaran sus genes a la siguiente generación, una especie de eugenesia natural. La rata, la cucuaracha, los ácaros, los zancudos, han sobrevivido eones y alguna parte de alguna cadena forman, en algo se mimetizan en nuestros ambientes y en algo ayudan aunque sea no ayudando, que también es ayuda, porque cada pequeña especie, de cualquier reino sirve al inmenso engranaje de la naturaleza. En alguna parte propuse dirimir un escándalo que se refería a la necesidad intrínseca de ciertos polinizadores como las abejas, sin las cuales, pregonan algunos, desapareceran ciertas especies y, dije, si la especie polinizadora no encuentra como adaptarse a la desaparición de su polinizadora, es natural que desaparezca como especie, además si la especie que aprovecha la cosecha, no encuentra cómo proteger la mencionada cosecha o encontrar otro polinizador, merece desaparecer o adaptarse a otra cosecha. Aunque tampoco es función de la naturaleza aquello de "merecer" la ley natural es "adáptate o muere". Cambia o perece
PS: Hoy sabemos que fueron las ratas quienes llevaron la peste negra, pero quienes la transmitían eran las pulgas que aquellas llevaban y en concreto la bacteria Yersinia pestis de la que eran portadoras.
PS 2: La inutilidad del hombre discutida frente al aumento incesante de su población y el cambio, no beneficioso para su especie y las otras especies con las que comparte el planeta.
PS 3: ¿Viviríamos mejor sin monzones, tormentas, erupciones volcánicas, deriva continental o asteroides amenazantes? Seguro alguna cosa tienen que ver con la naturaleza del planeta.