Hablaba de familias funcionales y de seres humanos normales y de comportamientos "salidos de lo normal" y llegué a una conclusión apresurada: Nadie vive en familias funcionales, no hay seres humanos normales porque la normalidad químicamente pura es privativa de los imbéciles, dijo Salom Becerra y, los comportamientos "salidos de lo normal" están dictados por una sociedad determinada. No comer picante para un mexicano es como no consumir animales para un vegano o no utilizar el "che" para un argentino o el "ve" para un caleño. Paisa que no diga "Ehavemaría" no es paisa. Supongo yo que si en la Grecia antigua me presentara en el ágora con turbante y zapatos de punta parada, no faltaría el del uso y la razón, la tan amada opinión pública, que llamara mi atención por estar un poco deschavetado y salido de tono. La funcionalidad es una cosa tan movible que, un chico acostumbrado a que le griten, le hará falta ese grito para empezar la función. No sé si me expliqué bien, pero lo considerado normal por unos, es anormal para otros y viceversa. Cuando salta el detalle de la obsesión, hago una lista simple para ver si alguno ha caído en ellas: no pisar las rayas de las baldosas o las tarjaduras de la calle, dejar alineados los zapatos en algún lugar, quitar todas las arrugas a la sábana, dejar la ropa organizada un día antes de usarla, poner los huevos simétricos en los agujeros para ellos, dejar el volumen del aparato en un número par o en un número múltiplo de cinco, enderezar cuadros, poner las llaves o las tijeras siempre del mismo lado, levantarse a la misma hora sin necesidad, lavar toda la vajilla aunque se haya ensuciado solo un plato, barrer y trapear sin necesidad aparente, repasar varias veces la lista de lo que se hace, lavarse las manos constantemente, elaborar listas, doblar la ropa por colores, echar todas las monedas del día en un tarro, alinear los billetes por la misma cara, colocar tres puntos suspensivos ─nunca más ni menos─ apagar las luces constantemente al entrar o salir de los espacios que las tienen... a estas le sumo las mágicas: levantarse con el pie derecho, no pasar bajo una escalera, decir "si dios quiere" o "gracias a dios", persignarse al ver un accidente o al pasar un santo o una iglesia o iniciar una faena, arrojar sal sobre el hombro, no comer en plato ajeno, dar dinero al recibir un regalo filoso... E incluso aquellas consideradas de buena educación como saludar compulsivamente, estrechar las manos, invitar compulsivamente, hablar de sí mismo, no abrir las sombrillas dentro de la casa, poner matas o herraduras sobre las puertas, tocar madera, cruzar los dedos, temerle al número 13 o desidia los martes o viernes 13... Sí, todos caemos en la locura de creernos muy sanos, pero estos rasgos apenas si son unos pocos de los miles que hay en cada categoría y que confirma sin muchas vueltas que no existiendo seres humanos funcionales, las familias funcionales son inexistentes pues se componen de seres humanos disfuncionales y que la funcionalidad, entendida como normalidad no existe. Llega el caso en que algunos de estos "trastornos", estas insignificantes actitudes nos provocan desasosiego si no las realizamos correctamente, nos producen estrés y es allí cuando, para algunos, requieren de tratamiento.
domingo, 22 de octubre de 2023
lunes, 16 de octubre de 2023
Sueños
Casi entrando a clase me asalta un chico gruñón con una pregunta salida del agujero del conejo de Alicia: ¿Oiga profesor usted cuando pequeño tuvo sueños? ¿Y los cumplió todos o alguno se le quedó en sueños? Las dos preguntas se redondeaban y se entendían porque a esa edad y con la primera pregunta yo debí responder que todos soñamos, todos los humanos, aunque estudiosos revelen que algunos animales diferentes al hombre también lo hacen y que esos sueños no significan, más allá de la depuración obligatoria de la memoria, absolutamente nada. La segunda pregunta es la que vuelve todo más complejo. Sí. Yo no puedo hablar sino por mí, pero creo que todos los viejos tuvimos un sueño e incluso varios, en el pasado, sobre nuestro futuro, ese que se sueña con los ojos abiertos de qué se quisiera ser a futuro en el ya lejano pasado. La otra respuesta también es sí ¿Cuántos sueños se me quedaron en el pasado? Todos. Los malditos sueños son eso, sueños, ansías una vida llena de plenitudes y oportunidades y te encuentras con "la vida" llena de incertidumbres e improcedencias. Crees que serás bombero o policía porque te cansas de escuchar que esos son los buenos y apenas creces te decepcionas de ambos al palpar la realidad. Papá y mamá te alientan a estudiar porque creen que algún día podrán sacarte tajada y se caen de la cama cuando renuncias a todos tus estudios y montas una banda de garaje sin rendimiento económico. En la escuela sueñas con terminar tus estudios para poder empezar a devengar y al terminarlos caes en la cuenta que esos son apenas los pinitos y que faltan los que valen, porque un bachiller es un analfabeta en este país y gana el mínimo. La primera instancia es convertirte en un obrero calificado y asistes al SENA para que el estado tenga lo que se merece, carne de trabajo certificado, y ya te sientes con derecho al mundo cuando apenas te autenticaron en esclavitud. Sueñas con ser médico o abogado y nadie te cuenta que las universidades hacen preselección y muestreo y que algunas universidades ni vale la pena mencionarlas y que esas profesiones también son trabajos. Doctor de "El minuto de dios" o de "La Remington" no deben ser buenos y todos soñamos con ser buenos en lo que hacemos. Si, soñamos con ser buenos en lo que hacemos y somos la cosa más mediocre y burda. ¿Has visto alguien bueno en lo que hace? Eso sí, todos creemos hacerlo bien pero nada más alejado de la realidad. El que enseña es un pedante, el que trata de aprender un pésimo alumno, el que dirige un arbitrario, el que paga un tacaño, el que ama un mentiroso empedernido... Puedo asegurar que en nuestros sueños no esperábamos ser obreros, que eso somos, seguro soñábamos con ganarnos la lotería o encontrar un gran tesoro o hasta el anillo mágico de Odín o la lámpara de Aladino. Vivir sin trabajar, tener dinero sin ganarlo, saber todo sin estudiarlo, ser fuertes sin proponérnoslo y ser sabios sin experiencia. Seguro soñamos escribir la mejor novela, un best seller que nos sacara de apuros para siempre, ganarnos el Nobel aunque fuera el derrotado Nobel de la paz, escribir y cantar el éxito musical que rompiera récords de sintonía y recibir contratos para el mercadeo y comercialización de todo lo relacionado con él. Seguro vas a encontrar personas que se sienten orgullosos de su trabajo y juren que han cumplido sus sueños, pero nadie sueña con ser taxista en Medellín o voceador de almuerzos en la calle Carabobo, ni vendedor de confites en el transporte público o repartidor puerta a puerta de productos de Yambal y el que sueña con tener una profesión no está en nada, sueña con ser obrero y cumplir horarios, sueña con la realidad porque o naces en una familia pudiente o te buscas algo qué hacer y verás quien es feliz trabajando toda la semana y devengando un pinche sueldo que no alcanza para mucho con unas vacaciones en algún lugar paradisiaco por ocho días o un tour prepagado donde ya todo esta delimitado de antemano, almuerzos, desayunos, visitas, noche de copas... para poder contar a otros esclavos tus grandes logros de esclavo fijo. No, ese no puede ser el sueño de las masas, aunque la religión siempre ha sobre valorado esa resignación cristiana tan sumisa: al menos tengo trabajo, al menos tengo que comer, al menos tengo donde vivir y al menos estoy vivo. Esa hermana idiota de la esperanza también me desespera porque es igual de tonta ¿Se fue la pregunta? No, yo soñé todo eso como cualquiera ser humano y no lo cumplí porque la verdad, esos sueños me dieron un bofetón apenas entrada la adultez. Sueñe con lo que quiera pero adáptese a lo que hay. De niño soñé con ser piloto de aviones y resultó que era demasiado costoso para un individuo hijo de obrero, además resulté tener miedo a las alturas, aerofobia y acrofobia. Quédese en el suelo quien tenga miedo a volar y no sueñe con las alturas que le son peligrosas. Soñé inventar algo que fuese útil y toda la vida me la he pasado esperando el momento oportuno, soñé con dirigir una empresa y a duras penas me gradué para ser obrero del que espera cada mes su salario para repartirlo en obligaciones. Soñé con ser un experto en artes marciales y vencer a cualquiera y me aplastaron los sueños con un puntapié en las narices. Soñé con ser un gran científico y al crecer me di cuenta que en Colombia esa palabra es pecado; imaginé casarme y tener hijos y vivo solo y meditabundo y seguro estoy que al que ese sueño se le cumple, se jode la vida porque el sueño se le vuelve pesadilla. Deseé vivir en exclusiva para mí y al crecer le debía todo al estado y tengo el mismo problema que los demás, creo que vivo para mí pero vivo para las obligaciones del estado. Soñé con ser feliz y soy un cúmulo de odios y arrepentimientos; soñé aprender a tocar una guitarra como un mago y a duras penas aporreo las cuerdas; fantaseé con ser el mejor mago del mundo y todavía, y a penas, adivino cartas en un bolsillo... Soñar no cuesta nada dice el refrán y la frustración es apenas un impase menor. Cierro con esta frase de Golda Meier citada por Fallaci en "Entrevista con la historia" "Se pueden tener todos los sueños que se quiera, pero cuando se sueña no se está despierto."
PS: Draupnir se llamaba ese anillo mágico de Odín y en todas "Las mil y una noche" donde sólo hay un cuento de Aladino, la Princesa Scherezada no menciona nombre especial para la dichosa lámpara.
PS 2: ¿Quién no sueña con ser reconocido? ¿Con ser bueno en lo que hace? ¿Con tener la última palabra? ¿Con vencer a todos, incluso a la muerte?
PS 3: Si encuentra a alguien que ha estado feliz con su vida, que cree haber cumplido todos sus sueños, alguien que a los 30 cree que ya lo vivió todo. No lo dude. Usted está frente a un fanático o a un verdadero idiota.
domingo, 15 de octubre de 2023
La ciencia de la reversibilidad
Nunca se piensa tanto como cuando realmente estás en el proceso de responderte a ti mismo una pregunta y careces de fuentes confiables y críticas. Alguien me comentó que se habían dañado 150 bultos de cemento por enfriamiento o endurecimiento, demasiado tiempo en el frío sin ser usados. Yo no me pregunté si era verdad o si era mentira sino que pensé en posibles soluciones y una de ellas fue preguntarme de qué estaba hecho el cemento y cuál era su proceso. Luego argüí que su composición era Piedra caliza y que se calentaba para extraer el agua de composición, es decir se calcinaba para mejorar su adherencia y supuse que esos bultos podían reingresarse en el proceso de manufactura, desmenuzarlo y volverlo a ingresar a los hornos. Las personas a quienes pregunté no sabían o no estaban de acuerdo. Google no hizo su aparición hasta la semana siguiente cuando mi proceso de pensamiento me había arrojado una certeza sobre que todo puede volver a sus componentes por procesos de separación mecánicos o químicos y volver al proceso de producción. Afirmé categóricamente que mi pensamiento me arrojaba a un resultado: Todo puede volver al proceso de producción mientras no haya una transformación química no reversible en el proceso. El papel puede recuperarse, el vidrio roto se recoge para volver a la fundición, el plástico puede reprocesarse, la madera puede tener un nuevo comienzo en aglutinados y contrachapados. Químicamente no se ha transformado y por tanto puede ser reutilizable el cemento. Averigüé de que se componía el cemento. Principalmente calcita, arcilla y hierro calcinados o si quieren óxido de calcio, óxido de silicio y óxido de aluminio en proporciones 60, 20 y 5 aproximadamente. No dice nada de poder reprocesar el cemento endurecido pero puedo asegurar que si el concreto puede volver a entrar en la línea de recuperación, el cemento endurecido puede hacerlo con mayor razón. Abandonemos la idea porque no sea fácil llevarlo a destino o valga más su reprocesamiento que su desperdicio. En cuestiones económicas siempre es así. Vale más reprocesar el papel que hacer nuevo y lo mismo para el plástico. La riqueza de la naturaleza es tal que aún no la hemos agotado y por ello calculamos ganancias antes de iniciar un reproceso más costoso en recuperación. ¿La afirmación del principio es válida? ¿Se puede reprocesar todo material sintético? Seguramente obtendré respuestas ambiguas y dudosas respuestas, yo creo que todo puede recuperarse pero a veces no vale la pena el proceso o es insignificante. Esperemos noticias de otros procesos porque al momento sólo pude pensar en unos pocos. No era de eso de lo que quería hablar porque otra pregunta vino a mí en la semana ¿es verdad que compartimos células al dar un beso y que pueden durar hasta seis meses en nosotros esas células ajenas? Luego de pensarlo supuse que era una amenaza pueril para espantar jóvenes besuqueadores pero un pensamiento juicioso observará que no sólo compartimos la flora bucal representada en 100 millones de bacterias con 600 especies de ellas por cada mililitro de saliva. ¿Se irán todas al tragar o al efectuar el proceso de digestión? Definitivamente nuestra boca no es un redil y algunas se multiplicarán allí mismo con lo que conservaremos del otro una colonia completa de su flora por el resto de nuestras vidas. Las células de nuestro cuerpo se desprenden por millones a cada paso, células de piel, cabellos, saliva al hablar, sudor, lágrimas y en cada de uno de nosotros ha de habitar algunas células de las personas con las que nos solemos rodear, no ya átomos de personalidad, no ya poses y ademanes, sino costumbres e idiosincrasia. ¿Cuántas células de piel tragamos al besar? No importa, pero células a fin de cuentas pueden permanecer en algún micro orificio de la piel, en las vías digestivas o respiratorias por años. Tal situación no afecta nuestro desarrollo ni nuestro sistema inmune pues aquellas, básicamente, son inocuas. Aún así no es de extrañar cuando se dice que tenemos átomos de dinosaurios y gorgonópsidos pues en la tierra no se producen átomos de carbón ni de ningún otro. Lo que somos fue hace millones de años parte de otros seres basados en carbón, en nitrógeno, en oxígeno y en hidrógeno para no alargarme. En cada uno de nosotros hay restos de estrellas de la primera camada del universo temprano, restos de super novas, restos de meteoritos, restos de lo más recóndito del universo, pero seguramente de los 30 millones de millones de células del Fhürer o de Einstein, de sus 7000 cuatrillones de átomos nos haya tocado un tanto en suerte cuando aquellos fueron reprocesados por la naturaleza, reutilizados, reciclados. Por fin llegué al empate de las dos preguntas, pero les queda de tarea preguntarse que tan cierto es mi argumento y pensar alrededor de ello.
PS: Perdemos unas 40.000 células de piel por minuto. Una gota de saliva humana supera en células a la población humana... no daré datos del sudor o las lágrimas porque pueden desprenderse de aquí. Nuestro cuerpo tiene 30'.000.000.000.000 de células y 7.000.000.000.000.000.000.000.000.000 de átomos.
jueves, 12 de octubre de 2023
Señales de vejez
Hace un rato de tiempo me dije que no podía morirme sin ver morir a Celia Cruz, a Fidel Castro y al papa Wojtila. Cuando ellos murieron me puse otras metas Bush padre e hijo, Ratzinger y Roberto Carlos... Alguna vez también dije que el hombre se sentaba en un corredor a recordar aquellos viejos tiempos cuando dejaba de vivirlos. Oficialmente se está viejo si se acepta que se está viejo y si la edad lo amerita. Oficialmente ya no espero la muerte de nadie aunque aún me gustaría oír que Don Francisco el locutor mamón aquel y Francisco el papa caen antes que yo. Justamente ahora que hacíamos el homenaje a La Polla en esa canción de "Cara al culo" que dice Reagan muérete, Nancy muérete, Obama muérete... en fin, pensábamos sacar un papel doblado del bolsillo, de esos que desenrollan, luego de unas disculpas por no decir todos los que eran... Broma, pero al final que se enteren que esperamos que hayan muchos muertos y que la mayoría son buenos y merecidos muertos... Apenas ayer me senté a conversar con Camilo R. y salió a la palestra el viaje ¿Me gustaría visitar algo en este planeta? No. La madre Teresa no nos interesa, ni las pirámides de Giza, ni las ruinas de Teotihuacan, ni la ciudad sagrada de Petra. No existe una maravilla arquitectónica sobre el planeta que desee ver o retratarme con ella, el London Eye o el puente de Londres sobre el Támesis me tienen sin cuidado, Abu Simbel y la Gran muralla no me inquietan. La cuna de la humanidad con sus millones de antropoides no me interesa. Conocer la estatua de la libertad o la torre Eiffel no me carcome el corazón, visitar el mar muerto o las aguas multicolores de caño Cristales no me apetece ni me intriga. ¿Y el mar? ¿Conocer el emplazamiento de las ruinas del Titanic? No, ni el Titanic, ni el Britanic, ni el Olimpic, ni el Costa Concordia, ni el San José, el Perla Negra o el Queen Anne revenge. Las mil maravillas submarinas, el negro mar y las islas paradisiacas no me interesan. Quédense con ellas y si pueden cómanselas, yo no tengo interés alguno en soberanas pendejadas y debo reproducir a Pessoa: "Cualquier ocaso es el ocaso, no es necesario ir a verlo a Constantinopla" y eso es válido para todo lo demás. Cualquier vista es la vista y cualquier mañana es la misma mañana, no necesito ir a verla a Boca Grande. Quisiera que el espacio me atrajera con todas sus maravillas pero Proxima Centauri no está a mi alcance y visitar esa colonia de engreídos en la estación espacial me causaría náuseas. Ni siquiera me atrae el pagarle a sir Richard Branson o a al desquiciado de Musk para que me lleven a verificar la curvatura terráquea en la estratósfera, ni tengo con que pagarles. Por lo mismo el Everest que yo llamo Sagarmata no me atrae, ni ninguno de los catorce 8000. Una subidita allá no baja de los 150.000 dólares y tener que ir a lidiar con un viaje de imbéciles prepotentes, permisos, papeleos, tiempo, me aburre más que ir a mercar. Aquí viene la pregunta de si no quiero o no puedo y las dos son positivas, no quiero físicamente y no puedo económicamente y si quieren adicionen que tampoco puedo físicamente, mis rodillas, mis pulmones, mi capacidad de dolor, mi concentración, mis arterias... todo ha fracasado. El interés lo he perdido, no quiero saber quienes se mueren, ya no quiero hacer nada fuera de mi fortaleza de la soledad, me aburre reunirme con gente, ir al bar de la esquina y hasta encerrarme a tomar yo solo, lo peor es que cuando lo hago me quedo dormido y soy mal tercio hasta en una relación de dos... Ahora me siento frente a una máquina de escribir y escribo mis recuerdos que son tan verdaderos como lo permite mi memoria, es decir, son falsos... Ahora estoy en el corredor contando hazañas que no pasaron y cuentos que he recopilado toda la vida para aplicarles moralejas (todas crueles, misóginas y antiimperialistas y ateas porque yo solamente enseño a odiar como a mí me enseñaron) tristes... sí señores, oficialmente estoy viejo.
domingo, 8 de octubre de 2023
Depresiones y neurosis
El mal del siglo es dizque el sida o el alzheimer, qué sé yo. Faltan 80 años para que se acabe este y seguramente les deparará sorpresas variadas, pero el mal del siglo pasado fue la depresión, que vaya usted a saber lo que es realmente porque está diagnosticado por una ciencia que no lo es y de seguro si la definimos desde el conocimiento mismo nos quedamos cortos y patizambos. La depresión es un estado mental en el cual asumimos nuestra realidad. Es real que no servimos para nada, que nuestros actos no cambiarán mundos, que somos poco importantes para los demás, que la vida misma no tiene sentido y que el actor de la Inglaterra con sufrimiento de tedio y spleen, apenas es un asomo al concepto de "depresión". Cuando se nos olvida el estado de drogadicción en el que nos hallamos siempre y nos damos cuenta de esta realidad ineludible, caemos en depresión. Según el DMS 5 se puede diagnosticar si se pasan dos semanas mínimo con melancolía, pérdida de interés por casi todas las actividades, disminución del apetito, insomnio o hipersomnia, agitación o retraso psicomotor, fatiga o pérdida de energía y hasta disminución de la capacidad de pensar... Si los síntomas no pueden ser atribuibles a una droga o a otros episodios psicóticos, usted está deprimido. Hecho, yo me siento así cada un dos por tres y una cosa es sentirse así, asumir la realidad de que en este mundo no existe absolutamente nada que sea divertido, que dormir es entrar al infierno y que levantarse cuesta un montón, que cada abismo te atrae y cada viga te parece una salvación, que las noticias te enferman y tus propios familiares te suenan molestos y chillones y cada síntoma relativizado del 1 al 10 como 15, es deber asistir a terapias con un psiquiatra o psicólogo. ¿Dudo pues que exista la enfermedad? No. No lo dudo, creo que los seres humanos exageramos los síntomas y ahora todo constructo social tiene su "psicólogo" de planta que hace lo mismo que el sacerdote, la deidad o el amigo. Te escucha, con la diferencia que el sacerdote te perdona de tus pecados, el psicólogo trata de ir más y más en el subconsciente que no está claro siquiera que exista porque es muy difícil pensar que detrás de mí o debajo de mí hay otro yo que no soy yo aunque esté dentro de mí. Suena a patrañas. El dios interno o el dios de cada uno actuará como el cada uno se lo permita y el amigo, siendo amigo, tratará de mejorar al enfermo con palabras de aliento. El aumento de casos parece hipocondría y la solución no está en las manos del otro sino en las de uno mismo. Cuando uno no está en condiciones de repararse a sí mismo, se está en serios problemas y deploro terriblemente el tener que hacerlo, contarle mis problemas a un otro. Tú necesitas un psicólogo y yo simplemente un aliado comercial. Tus males curan con emplastos, acupuntura y un diván, los míos no tienen remedio. Romper, gritar y no callar ayuda un poco con los síntomas y hasta descansa el animal, se ganan muchos enemigos pero se alivia el malestar. La ciencia aplica que los niveles de serotonina bajos pueden curarse con pastas, pero en seres equilibrados toda ayuda médica es un desacierto desde mi punto de vista, lo que no somos capaces de afrontar por nosotros nos hace débiles. ¿Qué tengo yo que decirle a mi amigo? Nada. No existen razones para vivir, somos seres humanos igualitos aunque parezcamos o nos creamos distintos y precisamente cuando nos damos cuenta de lo poco que valemos, caemos en esos estados depresivos, nos damos cuenta de que la realidad en la que vivimos de seres únicos es una fantasía. No hay de que preocuparse, cuando pasa la tormenta volvemos a engañarnos con que vale la pena vivir, estudiar y amar. ¿Sabes cual de las dos es engaño? Lo mismo pienso yo.
PD: Si existen estados enfermizos donde la mente actúa sobre el cuerpo les llamamos psicosomáticos. Si existe una correlación mente cuerpo y para más inri están los efectos placebo y nocebo. ¿Puede tú actitud arruinarte el día? Triste pero cierto. Ahí es donde los gurús tienen asentado su mundo de palabrería insana de autosuperación y donde muchos débiles mentales siguen sus recetas.
PD 2: ¿Existe esa depresión en el animal? No tenemos mucha evidencia ¿se estresan la vaca y el cerdo por ser explotados o la gallina porque nos comemos sus óvulos? es una incógnita que aún no desciframos, deberemos observar si existen tales indicadores químicos que nos señalen estrés y falta de cosas como la serotonina o que sé yo. Nunca la evolución premió al homínido que se fue a dar golpes de pecho porque falló en la caza, cosa que es la norma y no la excepción, o porque no pudo derrotar al macho alfa y aparearse. Los homínidos deprimidos tuvieron que ser los que devoró la selva. ¿Por qué hoy hay tantos idiotas con síntomas? No veo muchos leones en estas latitudes.