Digamos que es una herramienta, aunque si se busca en la red dice que es el mismísimo bullying o matoneo y eso hay que ampliarlo a muchos campos antes de descartarlo. La intimidación psicológica es muy importante en la naturaleza para evitar enfrentamientos inútiles: el rugido del león o los golpes del gorila sobre su pecho, incluso los colores emulados de algunos animales para parecerse a alguno más peligroso. Qué decir de la regla de la L que usa tanto pillo frente a sus posibles oponentes. ¿Qué son sino, los imponentes desfiles militares de algunos países donde muestran la manera despiadada como acabaran con cualquiera que ose enfrentarse a ellos y donde muestran su arsenal nuevo y eficaz contra unos y otros y hasta el pueril ordenamiento de sus tropas y lo bello que saben marchar? Nada nuevo, pero ¿Para donde voy con esta intimidación psicológica premeditada? Hombre, sencillo, todos hacemos uso de ella, en mayor o menor medida. Para hablar somos unos genios que nos situamos en lo más alto de la escala evolutiva, de precios, de ganancias y de suerte y si queda duda revisen el cuento de los "diez dentados" donde cada uno se vanagloria de su falta de dientes o de su muequera total porque cada uno le vio las ventajas y quienes no lo hacen cambian el tema por algo en lo que se sienten mejor abastecidos. En insultar cada uno lo hace a su manera y descarga ese hijueputazo y gonorreazo con una sorna y una explosión de violencia que le dan la fuerza para preparar la adrenalina que pueda necesitar. ¿Han visto dos personas insultándose? Creo que me pueden entender lo de la intimidación psicológica. En cuanto a intimidación social estamos a la vanguardia, cada grupo que se forma aísla a los que se quedaron afuera y por eso no es raro el que algunos traten de pertenecer a donde no pertenecen y empiezo con 4000 millones de fans del fútbol y ¿Qué podría decir yo? ¿500 millones de equipos? Tal vez calculé por lo bajo. Tranquilos, es un ejemplo: piensen en los 7 mil millones de fanáticos musicales y las engorrosas mil millones de bandas comerciales o si quieren en los siete sabios de Grecia y sus acérrimos seguidores intelectuales. Cualquiera creará la diferencia para enterrar al prójimo en un agujero aislado. La intimidación sexual con base en el machismo latino está al orden del día, pero las chicas no se quedan atrás en su grupete que rebaja y pondera con el azar de la atracción. Como ahora todo se desliza a las redes, los insultos, las publicaciones de fotos íntimas, las amenazas y los desafíos tontos son el pan de cada día. En la red ponemos la foto retocada y los atrevimientos para que otros nos vean de forma diferente, de la misma manera que el orangután se golpea el pecho o la falsa coral se viste de coralillo. En el área de la violencia directa, del golpe y la patada, el sopapo y la despelucada, es un extremo al que se llega cuando la otra intimidación falla, pero todos, alguna vez hemos caído en ella, como víctimas o cómo victimizadores. Apelamos a la intimidación psicológica desde todo punto de vista y está avalada de alguna forma por la defensa personal y por la supervivencia. Pasemos al meollo actual ¿Es fácil intimidar hoy a un paisano? Claro que sí, a medida que la humanidad ha avanzado en la ciencia y en la técnica, sus prácticas se han desviado hacía modelos insignificantes de conducta. Ahora miras feo a un infante y ya lo estás intimidando y aunque ni lo mires feo, apenas con tu cara habitual enfundada en tu traje de etiqueta, le causará graves daños en su personalidad para el resto de sus días, pero ello se debe a que cada día la humanidad es más débil y dependiente de protección. Un padre que le levanta la voz al hijo puede ser demandado y ay si lo llega a tocar con una correa o le da una palmada para corregirle: abuso de autoridad. Existe pues la creencia mía en que la humanidad cada vez más débil, incapaz de defenderse por sí misma y habituada a los modelos proteccionistas, psicólogos, psiquiatras y tinterillos de cuarta es cada vez más mimada y menos capaz de sobrevivir en las junglas donde el león ruge y las bestias sólo buscan sobrevivir.
PS: Parece que llego a la conclusión precipitada que el Bullying es la misma intimidación psicológica y que ella es, más precipitadamente, la ley de la selva. Toca decidir donde se aplica la ley de la selva, si al salir de ellas dejamos de ser animales y si nuestras ciudades y centros educativos son apenas extensiones de aquellas selvas.
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