Ya puse mi nota didáctica con aquello de que hacer la cornumuestra y el corte de mangas es de bobitos queriendo parecer rudos o abrogándose un puesto donde no pertenecen, un caso típico en el rock pero no ausente de otras tribus urbanas. Seamos sinceros en aquello, pertenecer a una tribu urbana no te inhabilita de pertenecer a otra y para gustos hay colores y venden caramelos. La tribu a la que se pertenezca, automáticamente no te alinea el pensamiento, aunque esa postura la hemos visto por décadas en la sociedad de consumo. Nada raro es en la hembras de la especie el tener un ropero amplio con el que lucir cada día distinta: un conjunto elegante, un conjunto de ropa sobria, un conjunto de ropa casual, un conjunto deportivo, un conjunto clásico... en fin. entre ellos incluye algo para la temporada de calor y para la temporada de frío. El rock no es una filosofía y si lo fuera parece que tiene muchas variantes desde la del amor y paz hasta la violenta realidad del sexo y violencia o la de ser malos porque sí o porque no. Dentro de todas esas variantes tenemos que llegar a un género musical surgido de la decepción y el antivirtuosismo que demostró la innecesariedad de aquel para contar sus síntomas. Si alguien quiere interponer la nueva trova o los estribillos de las protestas, sea. Estos grupos se identificaron con una vestimenta X, que les representaba: ropa de obrero rasgada y con manchas, ganchos, cadenas, pelos parados ─me acordé de esta canción: pelo parado parches de cuero, tenis bien desgastados─ cómo otras subculturas se han identificado con el cabello largo, o la ropa súper ancha o el culto de las perforaciones... Nada de eso era el tema, pero de alguna manera tenía que introducir este "hazlo tú mismo" que fue la bandera del rock. Tantas veces he repetido que una a no te hace anarquista ni una camiseta con el nombre de un grupo, fanático de tal grupo, es más, he dicho que la música se lleva en las venas y que la apariencia nada tiene que ver, con sorna, porque el rockero se nota en quien lo es. Dejemos esos trapitos por allá secándose que lo que viene es, de puro complejo, duro. Yo acepto todo eso. Póngase la camisa que quiera y el color que quiera, al igual que los pantalones o las gorras. La parte que no me explico dentro de este género de rock que hoy tiene millones de representantes, abandonaron el hacer sus propias cosas, pintar nombres de grupos en las camisas con pintela o las frases más agresivas en parches de espalda completa, incluso, aunque algunos rompían su propia ropa y la teñían con cloro, otros permitían que aquellas heridas en la ropa fueran naturales, verdaderas cicatrices de parches y parches. Hoy se acabó el do it yourself y las camisetas se compran con el logo de la banda preferida y le compramos a la banda misma o se la mandamos pintar o imprimir al explotador de turno. Vienen en todos colores y en todos sabores: el parche bordado y pegado a máquina, el logo de la banda para pegar con plancha, la impresión en serigrafía, la chaqueta, el buzo, el pantalón pre rasgado y pre desteñido, las botas con la platina expuesta y brillada, las marcas de rockeros que si ayer fueron botas de trabajo Grulla hoy son Dr Martens, Brahma; lo que ayer fueron pantalones de trabajo hoy se llaman Lee o RDJ´s o Levis; lo que ayer era culto a la música ─que por mí es una maravilla que evita fanatismos─ hoy es un mp3 o el reproductor de Spotify; ayer creábamos nuestras insignias hoy son botones y parches bordados... El rock abandonó lo poco que hacía por sí mismo y de lo que criticaba. Como dije, no es camisa de fuerza el quererse vestir de una manera u otra pero el ambiente al que nos arroja rechaza toda lógica: ¿Cómo abrazas una música anticapitalista para vivir del capital que ella produce? ¿Cómo te aferras a la marca y al qué dirán de una música que se hace con poco esfuerzo y producción y que te grita que no te dejes uniformar? Incluso la marquilla menos visible debe ser eliminada para no portar publicidad gratis. Hay quien contesta que sólo le gusta la música y que lo demás no tiene sentido y es avasalladoramente cierto. Se puede tener una mentalidad de metalero y asistir a bailes de regueton los fines de semana, portar la camiseta de la banda más rebelde y dar unos paseos por el bar de tango y la taberna de música de los 60's o la tasca de salsa para bailar y conquistar furcias de buen gusto... Todo eso es válido y conozco bastantes así. Muchos hasta cercanos a mí. ¿Saben donde yo no comulgo? en que alguno quiera explicarme sus razones, yo tengo las mías y por eso soy como soy: radical, de un par de colores, de hacer lo mío y preferentemente no portar bandas, grupos, logos, o camisetas de otras bandas en mi ropero, ni las mías propias me gusta usarlas. ¿Marquillas? ¿Marcas? Nunca, hasta a las grulla y a los calzoncillos les quito las etiquetas. ¿Vas a juzgarme por ello? Sí. Se vuelve un TOC y es donde falla toda lógica, nos hacemos fanáticos de una postura que no cuadra con la libertad predicada y sí, cada que veo bobitos uniformados anunciando a tal o cual, me dan unas ganas de voltear la cara y seguir mi camino.
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