Nada de malo hay en querer que la gente viva mejor y con mejores condiciones y de que unos respeten a otros o de que las fuerzas policiales sean los mediadores de la tal conducta. Bello propósito, digno y sin apelación se han abrogado los cuerpos policiales. Yo estoy plenamente de acuerdo con tales reglas de conducta y como adulto casi anarquista, creo en el respeto del otro y en que mi libertad termina donde empieza la de los demás. El código de policía establece normas de conducta con el medio ambiente y con la institución, con las obras públicas, con los vecinos, con las ventas callejeras y con una que otra situación "peligrosa". Ahora, después de decir esto, miremos al código en lo que ha puesto más énfasis en lo que va corrido del año en materia de mis conocimientos de red: usar como mingitorio algún lugar del paisaje que no fue diseñado para tal y consumir, no importa sino es hasta la beodez, algún tipo de licor o aguamanil con contenido alcohólico -pueden sumarle el hecho de llamar ruido a cualesquier manifestación cultural musical e incluso manejan un inciso de apareamiento-. Los dichosos artículos son los siguientes -aunque me harta citar tal espantajo- en el artículo 31 sobre el derecho a la tranquilidad y a las relaciones respetuosas cita en el parágrafo 1, inciso a, hace la anotación sobre ruido y escándalo y en el parágrafo 2 inciso b, advierte de "actos sexuales que generen molestia a la comunidad" y, por fin, en el parágrafo 2, inciso c, habla del alcohol y sustancias prohibidas. Tranquilos, aún no pasa nada hasta que los amigos de lo ajeno se apoderan del código y se dedican a impartir sonrisas representadas en billetes de banco que no son cobrables por el ciudadano de a pie, los dichosos y mal llamados "comparendos" que son multas y malos tratos de parte de los cacos mayores del pueblo. A los dueños de locales les extorsionan con un importe por hacerse los de la vista gorda con el tema del alcohol, al organizador de eventos le cobran por dejarlo en paz, al vendedor ambulante por no llevársele el producto de su sudor, al ciudadano de a pie lo acosan por que orina en la calle y le chantan una multa de mas 700 de mil, pero por la misma razón que saben que están llenando sus bolsillos y a las horas de aplicación de tales "normas" y en estado de embriaguez, cualquiera calcula las diferencias y va entregando el sueldito de la semana para que le borren la multa. Mejor dicho, les dieron a los ya cleptómanos, un arma para timar a los dipsómanos y a los que padecen de urgencia urinaria, pues son las cosas más comunes en mi contexto y por las que veo mayor impacto del tal citado código. Pero, asústese, antes de la aplicación de la multa, el "punisher" puede aplicar varias líneas como la amonestación, la disolución o la incautación, pero la soldadesca llega a actuar donde le conviene: la multa pecuniaria que le permitirá, por debajo, captar sus honorarios o recibir palmaditas del jefe. A eso súmele la cantidad de normas que adicionan a las aglomeraciones de público complejas -el libre derecho de reunión vulnerado- y no complejas, que quedan al albedrio del "guashiman" que apenas aprendió a leer para entrar en la institución. ¿De dónde viene mi dolor? De que mientras los seguidores de Amenpanefer dedican su tiempo a castigar el riego inesperado de un muro o la sutil complacencia de la sed, a escasos metros se cometen atroces delitos: venta de drogas, violaciones, asaltos, "feminicidios" que les pasan inalterados mientras lleven sus billeteras llenas. ¿Quién no prefiere echarse un duro al bolsillo de forma fácil que enfrentarse a varios tipos por el pundonor de una dama? Ahora, si le están haciendo una "guachafita" en su barrio, el tipo costeño que no deja dormir, llame para que vea lo que le contestan: "ya enviamos a alguien" si se apaga la música, san se acabó, si no se apaga, entiendan que el solidario infractor apertrechó unos cuantos bolsillos o pagó el silencio con billetes. Al ciudadano común, a usted y a mí, nos clavaron para siempre y nos obligaron a llevar vaselina para que la cuadrupedia no nos sea muy dolorosa porque las multas van de 2 a 32 salarios mínimos legales vigentes y es acumulativa y no prescribe, porque nuestros mandatarios son expertos en domeñar al pueblo y aunque sé que no leen, deducen muy bien las reglas del vigilar y del castigar: "el castigo ha de ser ejemplar para que el otro vea la dificultad y prefiera el sometimiento". El gran dolor de un anarquista es que nos consideren niños sin carácter y nos coloquen niñeras con una regla en la mano dispuestas a golpearnos a la menor infracción de "la norma" esto viola todo derecho, el derecho a ser yo, el derecho de asociación, el derecho de matarme, si es lo que me apetece. Si sus bebidas no pueden ser consumidas, prohíbanlas totalmente y desde las fabricas mismas de licores. Si sus casas árboles no pueden soportar una dosis de hidratación, prohiban al hombre que es un máquina de aguas. Si sus castos oídos se hieren con la palabra, cierren los conservatorios y el ágora para siempre... Ahí quedó un ladrón con todo el derecho a pisotear al pueblo, lo sea o no.
Lo que queda de bien es lo siguiente, en el artículo 21 se considera de carácter público la actividad policial, así que se condena a quien no deje grabar. No lo olvide y grabe todo y graben todos y expongan todos y denuncien todos. Algún día al martillo habrá de tocarle de yunque y ese día le damos duro
PD: Hay un artículo 35 sobre las actividades que afectan las relaciones publicopoliciales donde irrespetar a un policía es la primera y se les olvidó agregar que tales relaciones se ven afectadas por la actitud misma de los renacuajos paseadores.
PD 2: Encontré una manera sencilla de escapar a toda ignominia y a todo control posible y ya alguien lo había propuesto en una canción: Mátate mi amigo, mátate!!!
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