Yo sé que uno se pega de cualesquier tontería para escribir, pero ayer me dio tentación de risa escuchar esta frase, en tono afirmativo, entre un trío de creyentes. ¿por qué sé que eran creyentes? porque el comentario mínimo era "gloria a dios" y se invitaron a una tarde en casa de una de ellas a hacer un "rosario bien bonito" y hasta puede ser que sea que hablaban en clave para despistarme y lo que iban era a hacer una parranda con orgía incluida, aunque dudo del caso queda abierta esa propuesta. Yo quería bajarme, pero era el último bus del pueblo y caía una tormenta. Quise dormir, pero también me fue imposible conciliar el sueño. Lo que son "los designios del señor", tuve que oír esta frase y casi caerme de la silla de la simpleza que la esgrimía y como ven acá llegó a la palestra de los insermos y, aunque sé que una señora de esas jamás leerá mis líneas y nadie se atreverá a bajarlas del limbo creyentista y que los pocos que me entiendan la teoría no les va a importar -soy un sufí idealista que cree que a su alrededor sólo hay idiotas- ahí les va la disertación filosófica (también soy engreído). El universo ama la claridad y por eso creó a las estrellas y a la luna, creó a Edison que luchó contra la oscuridad en variadas formas y permitió que Prometeo se apoderara del fuego para darlo a los hombres, es obvio que el universo ama la claridad y por ello puso sobre la tierra hombres santos que condujeron a la humanidad siempre hacía la luz... Habráse visto, claro que el universo adora la claridad, por eso premia con supervivencia a la más oscura de las razas: la de los capitalistas; le ama tanto que el primer homínido debió ser negro, oscuro como los ojos de mi caballo y de él surgieron las razas puras que más tarde se jugaron el mundo e impusieron su supremacía. Si, el universo ama la claridad, pero dotó a esta tierra de un mar oscuro, negro y abismal que ostenta un 75% de su superficie y al cielo que plaga 12 horas de nuestro día le puso una luna que no brilla siempre y que nos sumerge en un mar de tinieblas que nos hacen retroceder automáticamente hacía la luz de la fogata o a las sombras del sueño, negras también. Adora la claridad a tan alto grado, que creó un grupo de santuarios hipermasivos que no permiten que de allí huya tal claridad y por ello son casi invisibles a nuestros ojos. Les llamamos agujeros negros, pero la probabilidad de que sean negros, no siendo vaga, aún no es decisiva, pero lo que si es cierto es que no son claros. Ama tanto el universo la claridad que al momento mismo de la creación inundó el espacio con una materia que sustenta el giro extremo de las galaxias y planetas y que es, 6 veces más masiva que la materia que reluce; ama tanto la claridad que para impulsar las galaxias en expansión infinita lejos de su centro, se permitió una entidad, que debemos llamar "oscura" porque no la vemos, pero que debe ser tan grande que acelera constantemente a las más lejanas y cercanas galaxias y cúmulos de ellas: la inmensa y mal llamada "energía oscura" el dulce 75% del universo. Si es definitivo, el universo ama la claridad y yo deberé repetir que prefiero quedarme en la oscuridad, porque los que dicen seguir la claridad, están deslumbrados y enceguecidos por la luz.
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