No quiero arrancar esta diatriba sin observar que nadie es imprescindible o sea, todos somos desechables desde el punto de vista natural. La naturaleza no reserva miedos ni añoranzas y no espera piedad ni perdón. Ella no ofrece "vistas espectaculares" ni "bellezas insondables", no quisiera decir que es lo mismo que pasa con los animales porque no es completamente cierto, los animales responden a su instinto y la naturaleza no tiene instinto. La naturaleza es un fluir eterno sin complicaciones. Me apena decirles a todos que la naturaleza no depende de los designios divinos, ni puede ser controlada por reyes o príncipes. En principio me sumo a pensar que la naturaleza se somete a la física clásica newtoniana y no existe una erupción donde no haya un aumento de la presión, ni un huracán donde no existan las condiciones para tal ─incluida coriollis─ ni una tormenta donde no hubo evaporación, ni un terremoto donde las placas no hayan acumulado energía previamente. Dejando unas cuantas salvedades de lado, la actual pandemia nos ha demostrado una ingente cantidad de profesiones y profesionales inútiles o someros y observamos implacablemente que, a pesar de necesitar la investigación y la ciencia médica, la pandemia habría atacado con y sin ella y la vemos impotente en búsqueda de una solución que la naturaleza misma tiene en sus manos. La medicina y las drogas van contra natura, pero son pocos los que desprecian la posibilidad de aumentar su vida aún a costa de ese comportamiento antinatural. Los historiadores muestran su inutilidad, ya que nada pueden contar que no esté deformado por la cercanía del hecho y no sabrán lo importante hasta pasada la pandemia en años para terminar contando una versión oficial aceptada por la humanidad toda. Los profesores mostraron que no son necesarios más que como niñeras diurnas porque cada padre ha recibido una dosis de "familia" muy alta para no entender lo importante de que los jóvenes vayan a la escuela. ¿Aprender? se hace en cualquier parte y más calmadamente en la práctica. Los psicólogos y psiquiatras trabajan desde casa pero vemos lo vano de esas consultas hoy que llevamos dos meses sin sus valiosos consejos. Escritores, filósofos y pensadores demuestran que no sirven para nada en una situación crítica exceptuando al filósofo de la inacción y a la diversión que resulta de leerlos tan profundos cuando se cree que la vida pende de un hilo. Hoy no importan Lacan ni Shopenhauer, si mucho Camus. No quiero concluir en certezas que los tres poderes de la democracia no han resultado más que inútiles, aunque la rama ejecutiva se ha mostrado y se ha hecho valer, pero el senado y la cámara de representantes, unida a la rama judicial, no han hecho un somormujo, con perdón del somormujo. La iglesia con todo su execrable poder ha demostrado que rezos, novenas y sacrificios no sirven más que de consuelo o paliativo y sólo para aquellos que continúan en la terquedad de pensar que un dios planea los desastres naturales. Los mediadores de conflictos, anfitriones turísticos, constructores de paz, defensores de derechos humanos, gestores de desarrollo y mercadotecnistas demostraron su banalidad y el estéril terreno de las modistas, diseñadores, barberos y estilistas quedó demostrado que no le sirve sino al ego propio de verse bien. Nos dimos cuenta que no necesitamos ropas nuevas ni saciar el apetito de consumo, que para subsistir basta con que no paren de producir los campesinos y la gran industria pecuaria y de producción de alimentos y, obvio, quienes llevan esas comidas procesadas a nuestro hogar, contando con los grandes suministradores de servicios públicos: agua, electricidad, gas. Ya descubriremos que se puede vivir sin internet, redes sociales y teléfonos inteligentes. La gran pregunta es ¿con qué les vamos a pagar a esos imprescindibles si no van al psicólogo o prescinden de las necesidades secundarias como ropa de moda, zapatos de diseñador y vehículos deportivos, si no asisten al colegio ni a universidades, si no requieren de contadores ni de gestores de paz o secretarias, si no necesitan más que la tierra y el agua? Albañiles, carpinteros, mecánicos, soldadores y demás profesiones prácticas quedaron cesantes por unas semanas, se necesitan para dar mantenimiento y realizar construcciones, pero nos dimos cuenta que in extremis, son prescindibles y cada uno resuelve a su antojo. Sociólogos, trabajadores sociales, abogados, matemáticos, analistas, ingenieros entrenados únicamente para mandar, catequistas, testigos de Jeohvá, guardianes del espacio público, agentes de tránsito, vendedores de incienso, letrados de la mandala, exégetas del nuevo mundo, ídolos del hermetismo, apóstoles del conformismo y toda una sarta de nuevas profesiones quedaron demostradas como inútiles y faltas de propósito para la vida y se convirtieron en relleno vacío de una sociedad que, habiendo abandonado la recolección y la siembra, disfruta de tiempo libre para dedicar al ocio.
PS: Hace unos años y en revistas de ciencia ficción, se escuchó de un rayo que controlaba el clima, producía terremotos, tormentas o provocaba la erupción de un volcán o dirigía una tormenta. Teorías de conspiración por el momento porque siguen existiendo esos desastres naturales y no son tan selectivos como debieran serlo si la tal máquina existiera.
PS 2: Una de las grandes preocupaciones en este impase fue la de conseguir conexión y minutos, como dotar de celulares y red a quienes no tenían aún.
PS 3: Bueno sería aclarar que la prescindibilidad es total: natural, jurídica, económica, laboral, espacial, universal... Nadie es necesario, nada es necesario.
PS: Hace unos años y en revistas de ciencia ficción, se escuchó de un rayo que controlaba el clima, producía terremotos, tormentas o provocaba la erupción de un volcán o dirigía una tormenta. Teorías de conspiración por el momento porque siguen existiendo esos desastres naturales y no son tan selectivos como debieran serlo si la tal máquina existiera.
PS 2: Una de las grandes preocupaciones en este impase fue la de conseguir conexión y minutos, como dotar de celulares y red a quienes no tenían aún.
PS 3: Bueno sería aclarar que la prescindibilidad es total: natural, jurídica, económica, laboral, espacial, universal... Nadie es necesario, nada es necesario.