miércoles, 13 de mayo de 2020

Entrada número 4000

La de noticias que han pasado por acá en estos años, la de improperios, ataques, diatribas, venganzas, incomodidades y desavenencias, el comentario sarcástico sobre cual o tal tema, el parecer frenocómico e incluso el grito de disconformidad. Convertí estas páginas en mi diario personal, en mi revista, en mi columna de opinión y les puse nombre a cada una para no perder el hilo en este vasto laberinto, no hubo Ariadna y no la pedí. De seguro revisar de nuevo cada artículo pueda ser un dolor de cabeza y hasta se encuentren errores simples y errores garrafales que no soy infalible como alguno piensa de sí mismo y de seguro también pueda colegirse un pensamiento y hasta unos trastornos obsesivos... No hay remedio, yo las puse allí para todos y siempre soñé con escribir y lo hago desde muy joven, pero, como muchos saben mi capacidad de venta es terrible, nadie puede negarme el título de escritor, lo hago con pasión y por pasión y tengo todos mis libros al orden del día y al igual que con la música no quise esperar que un editor pirata viniera a descubrirme o a dejar que una editorial me robara los créditos o me dijera que no tenía nada que ofrecer ¿les suena familiar? es lo que dijera narcosis en su "maqueta" para la música que produjeron ellos mismos y la prueba de que funciona es que usted me está leyendo. No vine a recapitular o a dolerme en soledad por que mis textos no son de conocimiento general ni los piden en una librería o no tienen código de barras ISBN o nunca se han ganado un premio que la condición esencial para ganarse un concurso es participar en él. No. Vine a recordar otras cosas, las cosas de la inteligencia, las cosas del conocer a otro y reconocer en él a un alguien ¿Quién soy yo para dar esa palabra de orden? nadie, ese reconocimiento, ese ver en el otro es completamente personal y sin tapujos. Yo veo a un personaje o le oigo hablar e inmediatamente detecto ciertas cosas o me molestan ciertos ademanes o calculo por sus gestos que clase de ser humano es, de nuevo, no es infalible y no estoy viciado por el concepto general, por ejemplo, yo escucho muy poco a los políticos colombianos pero cada que oigo a alguno no oigo sino sandeces, excusas, desviaciones y mentiras como el presidente. No lo soporto, si dice dos cosas coherentes, tapa muchas y se vanagloria de sus hechos, que no han sido muy inteligentes como ese infantil de mandar a la ministra del interior a decir que el que mandaba era él y era él, el único que podía decretar aislamientos y toques de queda. Por ahí salió un ministro, el de defensa tal vez, con una defensa por el herbicida glifosato que parece salida de un cuento de Perrault, a más que los científicos le estaban mostrando peces afectados, cultivos diferentes a la droga y territorios y familias en riesgo y dijo "no, ni riesgos de parar. Ahora es que hay que fumigar con glifosato". Terquedad he visto bastante. Dieron una plata para préstamos a los empresarios en este trance económico y claro, la cifra era inmensa para los grandes empresarios y disminuía un resto para los pequeños empresarios tanto así como 48 mil millones, 250 billones y otro jurgo de plata. El tipo que los concesionaba responde unas burradas de partitura cuando le preguntan por qué está repartido así y sin gaguear disuelve la pregunta en un largo monólogo sin patas ni cabeza y que no responde a ninguna pregunta. El periodista hace la siguiente pregunta y deja así. Otro AIS que se investigará cuando los responsables puedan lavarse las manos. Veo a Nicolás y ese es un mago para el diálogo, a mí se me hace que no terminó la primaria y si lo hizo fue con trampa ¿cómo pueden tener en el poder a un energúmeno de esa calaña? por ahí dicen que sí un pueblo es débil desaparece o tendrá el tirano que se merece. En fin, las palabras, las reacciones, tanto de él como de su lugarteniente que no le hace honor a su apellido, aunque ese segundo me parece más taimado, mejor preparado para el engaño pero igual de bárbaro, es probable que si se haya graduado pero nunca vio ética y moralidad. Hasta a Uribe lo he defendido con su inglés apaisado y sus respuestas bien pensadas en algunas ocasiones, pero esta semana viendo al gobernante del país más poderoso del mundo, no pude dejar de sentir a un imbécil, uno no puede decir que lo sea porque es dueño de un imperio, aunque sabemos que es herencia y que tanto él como Bush junior, con todo su dinero y mercachiflería, no son más que dos hijos de papi y mami que decidieron, sin más, un título que estaba a su alcance por el billete y la jerarquía de sus familias y no porque tuvieran gran conocimiento en política o  administración. Yo creo que se puede hacer una enciclopedia con las burradas de cada uno, pero fue al verlo tras las últimas apariciones que se presentó ante mí como un niño que no sabe que hacer o qué decir y que no encuentra como mirar de frente a su pueblo, que aspira librarse de esa presidencia y que, en serio, está asustado y frágil frente a lo que debe resolver, pero no lo sabe, es algo que está dentro de él y cree que con pataletas e injundias puede resolver sus problemas. No me gusta mucho alargar estos insermos, así que voy dejando por acá, no sin concluir que, quienes, por casualidad, se acercan a mí y se dejan agarrar los gestos y las intenciones, no pasan la prueba de confiabilidad, ni siquiera en uno de cada 100.

PS: Ah, claro, la frase es muy famosa pero la escuché de Manuel López, de su trabajo musical.

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